XVIII - PULL ME DOWN

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El resto del viaje fue lo más parecido a una tortura que Lauren había experimentado en su vida. Camila le preguntaba constantemente si se sentía bien y se mostraba más atenta y cariñosa de lo normal. A veces le daba un apretón en el hombro o en el brazo y Lauren sentía por horas el roce de Camila como si de una quemadura se tratara. Lo peor era cuando estaba junto a ella, pero se apartaba para que Keana pudiera hablarle en privado, en esos momentos quería aferrarse a Camila y suplicarle que no la dejara sola, pero entonces Keana la llenaba de una extraña seguridad que la hacía olvidarse de Camila por un rato.

            En el autobús de regreso se repitieron las mismas escenas, con la excepción de que en aquella ocasión, Camila y Keana se sentaron juntas. Parloteaban alegremente en voz baja, lo bastante baja como para que Lauren no pudiera entender de lo que hablaban. Para evitarse las molestias y preocupaciones, se colocó audífonos con música a todo volumen y fingió dormir, quizás se quedó dormida un par de minutos en todo el trayecto, pero la imagen de las otras dos conversando la despertaba de inmediato.

            Pudo respirar tranquila cuando estuvo entre las cuatro paredes de su habitación, le quedaba una semana de paz, viajaría a Miami, esa visita podía ir muy bien o muy mal. Primero tendría que enfrentar a su madre que por ese tiempo comenzaba a sospechar que algo pasaba con Lauren, Clara era de la creencia que si algo parecía demasiado bueno para ser verdad, seguramente no lo era. El buen estado de ánimo de su hija le extrañaba y le preocupaba a la vez, esos cambios de humor solían estar relacionados con drogas y no quería creer que su Lauren se había convertido en una cocainómana o algo peor. La segunda preocupación de Lauren era la tentación que significaba estar en la misma ciudad que Camila, antes Miami le parecía infinita, pero con Camila a minutos de distancia, se volvía más pequeña que su habitación.

            Durante una semana decidió ignorar el break de primavera, cuando sus amigos hacían planes frente a ella, se desconectaba por completo, no quería pensar en los suyos. Se enfocó más de lo necesario en sus clases y tutorías, nadó más horas consecutivas y evitó a toda costa encontrarse con Camila a solas. El fin de semana llegó y no pudo seguir evitando lo inminente, para empeorar su situación, Brad se ofreció a llevarlas en su avión y luego pasar por ellas, gesto que todas aceptaron de buena gana, excepto Lauren. Tres horas en el aire habrían sido una oportunidad perfecta para abrazar a Camila y hablar sobre temas irrelevantes, pero ese ya no era su lugar.

            Y como no podía correr, se escondió tras un libro, en el hospital descubrió por primera vez a Jane Austen y desde entonces no había sido capaz de soltar sus novelas. El único problema era que las novelas de Austen eran historias de amor donde la heroína luchaba hasta encontrar el amor verdadero. Desde el comienzo de 'Persuasión' sintió empatía por el héroe, un hombre que fue rechazado por la mujer de su vida debido a su estatus y la intervención de terceros, como el capitán Wentworth, Lauren vivía callando su amor. Hacia el final del libro, se convenció de que no podían tener menos en común, él se quedaba con la chica, demostraba su valía y juntos tenían un final feliz. Cerró el libro de golpe y lo guardó en su mochila, de brazos cruzados miró hacia la ventana. Las blancas nubes los rodeaban, aunque de vez en cuando podía ver trozos de tierra.

            — ¿Qué pasó? ¿No tuvieron un final feliz? —preguntó Camila que se sentaba del otro lado del pasillo. Dinah y Brad jugaban a Batalla Naval tras ellas.

            —Sí lo tuvieron, una decepción —respondió Lauren sin atreverse a mirar a Camila, no le hacía falta para sentir la sonrisa que tenía en su rostro.

            — ¿Cuál es el problema de los finales felices?

            —Que no sé si creo en ellos.

Don't save me (Camren Fic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora