Don't save me (Camren Fic)

IX - ROLLERCOASTER

Lauren respiró profundo, sus pulmones se llenaron con el aire puro de la sala de espera del hospital. No le había dicho a Ally a dónde iría, le parecía innecesario preocupar a su compañera de apartamento todavía más. Estaba allí para un examen que no tenía nada de especial, las resonancias magnéticas eran completamente normales, se dijo sin creérselo un poco. La noche anterior había investigado los posibles usos de ese examen en el diagnóstico de enfermedades mentales, pero no pudo llegar a ninguna respuesta satisfactoria. Lo que fuera que Sunny Fields estaba buscando dentro de su cabeza, sólo lo sabía ella. Se removió en el asiento nerviosa, no le gustaban los hospitales, la ponían nerviosa e inevitablemente terminaba recordando las últimas semanas de vida de su abuela.

Su abuela era la única persona que la había entendido, tenía las respuestas a todas sus preguntas y la hacía sentir amada. La pérdida de su abuela la golpeó con fuerza, esto coincidió con sus últimas semanas de colegio, donde reconocía que todo había comenzado a salir mal. Hasta el momento, ese hecho no había salido a relucir en la terapia, quizás ese era el origen de sus problemas.

Una enfermera la llamó y le indicó que la siguiera, Lauren se desnudó en la habitación contigua a la sala donde le realizarían la resonancia. Dejó su ropa perfectamente doblada sobre la silla. No podía negar que estaba nerviosa, además de asustada. ¿Y si encontraban algo grave en su cabeza? Entonces tendría la respuesta a sus preguntas, pero siempre cabía la posibilidad de que esa respuesta no le gustara. Dos horas después iba de camino hacia la universidad todavía nerviosa, los resultados llegarían directamente a la oficina de Sunny Fields.

—Has cambiado —dijo Normani frunciendo el ceño, Lauren miró la pantalla confundida.

— ¿Cómo he cambiado? —preguntó Lauren.

—Te ves... viva —fue la respuesta de su amiga. Hablaban gracias a Skype, Normani seguía en la otra costa del país ensayando, pronto comenzaría la gira y estaría en la carretera constantemente.

— ¿Qué te ha dicho Ally?

—Lo suficiente —Lauren resopló.

—Lo que sea que te dijo, es mentira —le aseguró.

—Me dijo que has estado de mejor humor y que estás haciendo amigos nuevos.

—Eso sí es verdad.

—Además puede que haya o no haya mencionado a cierta vecina y ciertos gestos cariñosos de tu parte —ahí estaba.

—Camila y yo somos amigas —se defendió de inmediato.

—Nadie ha dicho lo contrario, Lolo —dijo Normani disimulando muy mal las ganas de reírse.

—Voy a colgar en este momento —la amenazó Lauren.

—No, no, espera. ¿Quieres hablar al respecto? Si no, prometo que me callaré.

—No hay nada de lo que hablar —dijo Lauren rodando los ojos.

—Hay mucho de lo que hablar —comenzó Mani—. Puede que te conozca desde hace poco, pero sé algo y es que a ti no te gusta la gente. No importa en qué tamaños y colores vengan, no te agradan. Tú eres feliz viviendo en el mundo de Lauren, no lo tomes a mal, Ally y yo te amamos por dejarnos entrar. Camila es una chica dulce y todo lo que quieras, pero algo tiene que haber en ella para que te desagrade menos que el resto de la humanidad. Si yo te abrazara mientras vemos una película, es probable que me saques del sofá a patadas.

No quería admitir que Normani tenía razón, pero no tenía otra opción.

—Me calma —admitió finalmente—. No sé cómo ni por qué, pero lo hace.