VI - HAUNTED

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Se removió a medida que despertaba y un cuerpo junto a ella hizo lo mismo. Cuando abrió los ojos, Brad se pasaba las manos por el rostro, era de día y ambos estaban en un sofá en el patio trasero de Tristan.

            —Mierda —masculló Brad y se restregó los ojos. Habían pasado la noche hablando, sobre libros y música, coincidieron en su gusto por Arctic Monkeys aunque no en cuál era el mejor disco de la banda. La fiesta estaba terminando cuando Brad le tendió su abrigo y se quedaron dormidos, nadie los había buscado—. ¿Estás bien? —le preguntó a lo que ella respondió con un asentimiento.

            Una vez de pie ingresaron a la casa que era un desastre monumental, dos mujeres y un hombre con bolsas en mano recogían la basura. Se sorprendieron al ver a dos invitados con la ropa de la noche anterior.

            — ¡Bradley! —exclamó una voz desde lo alto de las escaleras, Lauren reconoció a Tristan que estaba tan lleno de energía como la noche anterior, bañado y con ropa limpia, no parecía que hubiera festejado hasta el amanecer—. ¿Quieren desayunar conmigo?

            —Lo siento, Tristan. Debo escoltar a la señorita de vuelta a casa —respondió Brad.

            —Bien, bien. Haré que John los lleve —se perdió en dirección de la cocina y minutos después un automóvil los esperaba en la puerta de la casa. Era una mañana nublada, no parecía que el sol planeara hacer acto de presencia pronto, una dura mañana de otoño.

            — ¿Dónde te estás quedando? —preguntó Brad.

            —En casa de Spuck —respondió.

            — ¿Ese es su apellido?

            —Ese ni siquiera es su nombre.

            —No sabes dónde te quedas entonces —Brad sacó su teléfono, Lauren había dejado el suyo en su casa en Manhattan. Marcó un par de números y se puso el teléfono al oído—. Tris, sí, yo de nuevo. ¿Conoces a alguien a quien llamen Spuck? Eh... No, no sé su apellido. Columbia. Es del grupo de...

            —Troy Ogletree —le susurró Lauren.

            —Troy Ogletree —repitió Brad. Esperó en silencio durante unos segundos—. ¿Ese es su nombre? Con razón lo llaman Spuck. ¿Sabes dónde está su casa? Ajá, ajá. Gracias, Tristan —le dijo algo al chofer y se acomodó en el asiento—. Y sólo por esto, me debes un desayuno. Después de que nos cambiemos, claro.

            —Parece que mi deuda contigo va aumento, pero tú no tienes planes de pagarme el set de Legos que me debes —bromeó.

            —Tienes razón. De todas maneras pasaré por ti en una hora.

            Cuando llegó a la casa de Spuck, Ally la esperaba en la puerta.

            — ¿Dónde estabas, Lolo? —preguntó mientras la abrazaba.

            —Me quedé dormida en el jardín con Brad —respondió y entró a la casa. Desde el comedor llega el sonido de los cubiertos contra los platos y las risas estridentes del dueño de la casa.

            —Brad, ¿eh? —dijo con una sonrisa sugerente.

            —Lo que seas que te estás imaginando no es lo que pasó —se apresuró a aclarar—. Brad y yo somos amigos, es todo —Ally le dedicó otra mirada significativa y Lauren resopló, se fue directamente a su habitación donde escogió la ropa que se pondría y luego fue hacia el baño.

Don't save me (Camren Fic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora