Gwen Fairfax era un metro ochenta de piel bronceada y ropa de diseñador. Era esbelta y tenía un aire elegante que Lauren odio de inmediato. Mientras Gwen llevaba un abrigo de Carolina Herrera, Lauren tenía una pijama vieja, el cabello de Gwen estaba alborotado a propósito mientras Lauren lo llevaba en un moño en lo alto de la cabeza. Gwen era perfecta y se notaba a simple vista. No le hacía falta verla con menos ropa para darse cuenta de que su cuerpo estaba tonificado gracias al lacrosse.
—Vive al lado —respondió después de un largo minuto de silencio.
—Gracias, ¿cómo te llamas? —preguntó, todavía con su sonrisa estúpida en la cara.
—Ally —mintió.
—Gracias, Ally —repitió, ¿qué demonios intentaba? Lauren conocía esos trucos, preguntarle el nombre a la otra persona al agradecerle para hacerla sentir importante. Ella también había ido al St. John, ella también tenía dinero, quizás no era la reina de la perfección, pero sabía una cosa o dos. Gwen dio un paso hacia la izquierda donde se encontraba el apartamento de Camila y Lauren cerró la puerta de golpe. Dando largas zancadas fue hacia su habitación donde se cambió de ropa y veinte minutos después, estaba saliendo de la residencia con rumbo desconocido.
Caminó, caminó y caminó. Se encontró con el mismo saxofonista que tocaba las piezas de jazz más tristes y parecía estar siempre al borde del llanto. Pasó por las pequeñas tiendas, las librerías ocultas, los restaurantes donde la gente se reunía para almorzar, los cafés, los bares donde los empleados limpiaban preparándose para los visitantes de esa noche. Caminó hasta ver el mar y en una esquina donde nadie la molestaría, se sentó a ver las débiles olas que chocaban contra la costa.
En ese momento deseó tener algo que la ayudara a apagar su cerebro, pero por más que lo intentara, su deseo no se volvía realidad. Seguía recordando en Gwen y su evidente belleza, Lauren no era nada comparada con ella. Donde Lauren era un trozo de mar inexplorado, Gwen era un puerto seguro. Gwen era una certeza y Lauren una pregunta que quizás nunca sería respondida. No quería pensar en Camila encontrándose con su ex novia porque de inmediato su mente quería respuesta, no, no era sólo su mente, su alma también las querías. ¿Cuál sería el recibimiento de Camila? Y más importante, ¿qué quería Gwen?
La memoria del mejor fin de semana de su vida se borraba a medida que las preocupaciones y la rabia tomaban lo mejor de ella. Su incapacidad para mantenerse estable hacía que se odiara a sí misma y entonces comenzó a odiarse más de lo que odiaba la idea de Gwen Fairfax. Necesitaba caminar un par de cuadras más y entonces se calmaría, tres más y volvería a sentirse bien, pero las bajas temperaturas en la ciudad no colaboraban con su misión. Regresó a la residencia en un taxi, cuando se bajó, vio cómo Gwen se subía a un auto, un chofer le sostenía la puerta.
Subió las escaleras hasta el tercer piso de dos en dos y cuando llegó a su planta se encontró con Camila que sacaba la basura.
— ¡Hola! —la saludó con entusiasmo después de dejar las bolsas en el cuarto de la basura.
—Alguien vino a buscarte hoy —dijo, sin poder resistirse.
—Ah, sí. Gwen, fuimos al St. John juntas —explicó. Lauren respiró profundo, no podía decirle a Camila que sabía quién era Gwen y toda la historia detrás.
— ¿Irás a Miami por acción de gracias? —preguntó para cambiar el tema, quería olvidar la visita de Gwen así como quería olvidar su pasado con Camila.
ESTÁS LEYENDO
Don't save me (Camren Fic)
FanficLauren Jauregui es una estudiante de segundo año de NYU, a pesar de tener una vida perfecta, buenas notas y grandes amigos, Lauren siente que algo anda mal con ella. Su cabeza le juega malas pasadas y siente cómo poco a poco va perdiendo la cordura...