A las 9:13 de la mañana su avión tocó el suelo de Miami, después de tres horas en el aire, la sensación de los labios de Camila contra los suyos seguía presente. Era surreal, como si hubiera ocurrido en otra vida, pero apenas habían transcurrido siete horas, ¿cómo podía pasar tanto en tan poco tiempo?
Después de salir de la fiesta se convirtió en un autómata, hizo lo que debía, cargó su maleta, cruzó los puestos de control y una vez en el avión pudo volver a pensar en la terraza y el beso. Camila lo había sugerido y Lauren había aceptado, pero por qué era la pregunta. Nunca había pensado en Camila de esa manera, era su vecina con la que compartía una clase. ¿Lauren era algo más a los ojos de Camila? Era imposible. Se encontró intentando recordar el mínimo detalle de cada una de sus interacciones, buscaba un posible indicio de las intenciones de Camila y algún evento que hubiera hecho parecer que Lauren la alentaba. Nada acudía a su mente y la verdad ni siquiera tenía claras las intenciones de Camila. Un beso era un beso, no tenía por qué ser nada más.
Lo peor era, quizás, que mientras estuviera en Miami no tendría manera de comunicarse con ella. No tenía su número telefónico, no la tenía en ninguna de sus redes sociales, sólo tenía su correo y no estaba segura de que lo revisara con frecuencia. Y aunque pudiera llamarla, ¿qué le diría? “Hola, ¿por qué nos besamos?”. Tendría que pasar las siguientes 36 horas esperando y dando vueltas en el mismo callejón del laberinto.
A las afueras del aeropuerto la esperaba Taylor, Lauren olvidaba que su hermana menor ya podía manejar. Se abrazaron y Lauren pudo respirar con calma de nuevo, estaba necesitando eso, se aferró a su hermana un segundo más y finalmente se separaron.
—Te ves horrible —le dijo Taylor, era evidente en su cara que se estaba burlando de ella.
—Gracias —respondió Lauren. No había dormido nada en el avión, se había aferrado a La Campana, como hacía siempre que algo salía mal, había encontrado un fragmento apropiado.
“—No veo lo que las mujeres ven en otras mujeres —le había dicho a la doctora Nolan en mi entrevista de ese mediodía— ¿Qué ve una mujer en otra mujer que no puede ver en un hombre? La doctora Nolan hizo una pausa. Después dijo: —La ternura. Eso me hizo callar.”
— ¿Qué tienes puesto? —preguntó Taylor reparando en la vestimenta de Lauren. No se había quitado el vestido, se había puesto una sudadera gris con las letras NYU en púrpura y cambió los zapatos de tacón algo por un par de converse, su apariencia era tan incoherente como su hilo de pensamientos.
—Estaba en una fiesta, no tuve tiempo de cambiarme —mintió. Una vez en el auto, Taylor las guio hacia la autopista con seguridad, su hermana estaba creciendo y muy rápido, se lo estaba perdiendo, el laberinto hacía que se lo perdiera—. Conocí a una chica que fue a St. John, es mi vecina. Se llama Camila Cabello.
— ¿Camila Cabello? ¿En serio? —Taylor parecía sorprendida.
— ¿Sabes algo sobre ella? —quizás no era la mejor manera de obtener información, pero prefería cualquier cosa que Taylor pudiera darle al silencio.
—No sólo yo lo sé, lo sabe todo el colegio. Camila Cabello es un problema ambulante, Lolo.
Esas eran las últimas palabras que habría esperado escuchar. ¿Un problema ambulante? Esa no era la impresión que causaba cuando la conocías y sin embargo, debía recordarse que en ese momento estaba en medio de una crisis por su culpa. La etiqueta de problema le quedaba bien.
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Don't save me (Camren Fic)
FanficLauren Jauregui es una estudiante de segundo año de NYU, a pesar de tener una vida perfecta, buenas notas y grandes amigos, Lauren siente que algo anda mal con ella. Su cabeza le juega malas pasadas y siente cómo poco a poco va perdiendo la cordura...