Heridas

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Advertencia, recomendación para publico +16











Doflamingo lo veía a la distancia.

Rosinante había llegado hace poco con pasos tambaleantes pero que aún se sostenían. Tenía el brazo sobre el abdomen y una ligera mueca adolorida cuando tomo asiento en la cama.
Extendió su brazo para buscar a tientas dentro del cajón un par de vendas y gasas. Tenía suerte de que hace poco había reabastecido sus suministros. Con el mayor cuidado posible retiro su camisa. Su brazo izquierdo resintió el movimiento y retuvo en su boca la queja al dolor.

Cuando al fin pudo quitársela la dejo en la cama, pero está sin cuidado alguno resbaló hacia el suelo.

Ante la mirada de Doflamingo queda la piel amoratada y herida de su hermano. Aguanta las ganas de correr hacia él y tantear bajo sus dedos cada una de ellas para luego ir en busca de los culpables y provocarles el doble de dolor. Un leve quejido ahogado lo hace salir de sus pensamientos.

Rosinante tiene en manos un paño con el cual limpia una herida sangrante en su abdomen.

¿Te ayudo? — pregunta. No puede mantenerse sin hacer nada por más tiempo.

Los movimientos sobre la herida se detienen. El menor busca algo en su bolsillo y lo extiende hacia el contrario una vez lo encuentra.

"No" dice el escrito en la hoja.

Doflamingo aprieta los labios en molestia.

El rollo de vendas es desatado y está se desparrama sin cuidado. Movimientos torpes intentan volver a juntarla, pero resulta en una tarea por demás complicada; así que opta por centrarse en cubrir la herida. Coloca la gasa limpia sobre el corte en su abdomen y luego toma ese punto como el inicio para poner la venda. Intenta rodear su torso, pero el dolor punzante lo hace imposible. Siente una mirada insistente sobre él, pero no se rinde. Vuelve a intentarlo un par de veces sin logro alguno.

"Ayuda"

Termina por levantar el pedazo de papel con vergüenza.

Una risa burlona le hace imposible levantar la mirada.

El mayor se acerca para retirar las vendas de las manos contrarias — Levanta los brazos — pide.

Con movimientos lentos y cuidadosos revisa que la gasa este bien puesta, pero como si su inconsciente quisiera molestar recuerda la negativa de hace minutos hacia su ayuda. Aprieta sobre la redecilla blanca escuchando de inmediato una queja. Una mano se coloca sobre la suya como pidiendo que se detenga.

— ¿Te encargaste de ellos? — pregunta de repente.

Ambos pares de ojos se encuentran.

Rosinante asiente en una respuesta silenciosa. Le muestra otra hoja con la que le confirma su respuesta.

Se mantienen en silencio por varios minutos. Rosinante se deja hacer por las manos de Doflamingo. Las vendas sobre el colchón disminuyen mientras que las que cubren las heridas aumentan. Los paños con sangre son tirados al suelo y cada tanto se escuchan quejidos.

La próxima vez iré contigo — Ha terminado de envolver el torso y parte del brazo herido — Y no acepto ninguna negativa — se apresura a decir cuando ve las intenciones de respuesta — Por lo menos hasta que estas heridas sanen — pasa sus dedos por la espalda contraria ocasionando que esta se arquee en una respuesta al tacto.

No hay nadie en casa y eso lo saben ambos.

La piel bajo su mano desprende cierto calor corporal que lo tienta ha seguir allí. Podría adivinar sin necesidad de ver qué Rosinante está sonrojado.
Sube más su mano pasando por detrás del cuello y dando la mitad de una vuelta hasta llegar por debajo de la mandíbula, que es por donde le sostiene. Le hace levantar la cara para poder tener toda su atención.

Para Doflamingo no había persona más importante que Rosinante. Todo su amor estaba destinado exclusivamente hacia él.

Al instante que sus ojos se encuentran acorta la distancia atrapando los labios rojizos. Lo besa ansioso. No queriendo dejar ningún mínimo espacio entre ambos.

Ven aquí — palmea sus piernas tan pronto se sienta sobre la cama.

Rosinante no está muy seguro de continuar. No sabe que hora es, pero no duda que pronto llegarán los demás.

Sabes que no me gusta que ignoren mis órdenes

Es atraído sin delicadeza alguna sobre el regazo contrario. Una mano se coloca en su cintura, demasiado cerca de una de sus heridas, quizás hasta encima de ella.

Evitemos que estás vuelvan a sangrar — dice con ironía cuando aprieta su dedo sobre ella.

La queja sale al instante y es atrapada de inmediato en un beso. Aprovechando que su boca está abierta introduce su lengua buscando la contraria. Es un contacto torpe y tímido, esto último por parte del menor.

Sabe que las quejas son por el dolor que siente, pero también sabe que todo eso no logra esconder el oscuro disfrute en todo ello.

Así era la mayoría de veces. Doflamingo tenia una tendencia a mostrarse superior y rudo cuando tenían esta clase de contacto; pero eso los complementaba. Uno siendo un sádico y el otro disfrutando de esos actos.

Rosinante busca apoyo sobre los hombros contrarios. Ha movido de manera instintiva el cuerpo buscando mas contacto. Rozando pervertidamente su entrepierna con la de Doflamingo. El contacto se extiende y ahora siente la humedad sobre la piel de su cuello. Con sus dedos aprieta el cuerpo bajo suyo al sentir una mordida.

Afloja mi corbata — se escucha la orden a su oído.

Agarra la tela con manos temblorosas buscando deslizarla, pero se detiene al sentir su entrepierna ser liberada.

No te detengas —

Asiente y vuelve a su tarea de soltar la corbata. Su miembro es acariciado con los dedos desde la base hasta la punta, apretando esta ultima. Cuando logra quitar la corbata y botarla por ahí, su mano es guiada abajo sintiendo otro pedazo de carne tibio tocarle. Sabe lo que debe hacer así que lo empieza a masturbar lento para luego subir la velocidad como lo hacen con el suyo.

Ambos terminan uno seguido del otro cuando logran el clímax.

Durante la perdida de sus sentidos que estaban excitados una mano busca colarse por detrás. Rosinante hunde su cara en el cuello del mayor, pero no llega a sentir nada mas allá de la tela cuando alcanzan a escuchar voces fuera de la habitación. Reacciona de inmediato dispuesto a alejarlo antes de que alguien quiera entrar, pero su intento se vuelve nulo cuando un par de dedos acarician su entrada.

Se que sabrás contener tu voz —

Euforia  (Donquixote)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora