Será un momento

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Esa noche, Eloise entró a su habitación sin llamar a la puerta, las sirvientas terminaban de ayudar a Phillip con la ducha necesaria.

Y miró su cuerpo desnudo.

Inevitablemente, Eloise se sonrojó. No podía salir corriendo, no después de que llevaban semanas durmiendo en la misma habitación y de que todos en esa casa se habían olvidado del Bridgerton para llamarla Crane, señora o de cualquier otro modo que la relacionaba directamente a Phillip.

Se quedó de pie, sin poder evitar admirar su físico. Phillip lo notó y sus mejillas comenzaron a colorarse. Y las risitas de las sirvientas no les ayudaron para nada a esos dos.

—Yo terminaré —avisó Eloise—. Pueden irse.

Porque no soportaba lo incómodo del momento y porque no quería que nadie más observara el cuerpo de Phillip.

Las mujeres salieron, susurrándose cosas al oído y cerrando la puerta. Eloise corrió con una toalla y cubrió a Phillip, que había comenzado a temblar.

—Hace frío —dijo él, cuando sintió los dedos de Eloise rozar su cintura.

—Está lloviendo —respondió ella.

—¿Está lloviendo? —preguntó él.

—Así es —respondió dulcemente.

Él miraba como ella terminaba de colocar la toalla alrededor de su cintura, le temblaban los dedos.

—¿Está bien?

—Sí. No se caerá —respondió ella, refiriéndose a la toalla.

—No, usted —dijo, con curiosidad— ¿Usted está bien?

Eloise terminó su trabajo y lo miró a los ojos:

—Estoy bien —y sonrió—. ¿Tú estás bien?

Phillip le mostró una sonrisa a Eloise.

—Sí.

Y después de mucho tiempo, ella se atrevió a preguntar:

—¿Sabes quién soy yo?

Phillip no respondió. Decidió caminar hasta la cama y sentarse en el borde, tratando de colocarse la camisa él solo. Eloise se acercó para ayudar; primero la cabeza y después cada uno de sus brazos. Peinó su cabello con los dedos mientras él no dejaba de mirarla.

—Tengo que ponerme pantalones —dijo.

—¿Quieres que cierre los ojos?

—No —respondió Phillip—. Ya me has visto.

—No debí...

—Tú duermes allá —intervino, señalando la cama a unos metros— ¿Cierto?

—Sí.

—Entiendo —respondió.

Eloise se mordía el labio inferior, como siempre lo hacía cuando tenía algo que decir:

—¿Necesitas algo más antes de dormir? —le preguntó a él.

Phillip alzó la vista y la miró, cómo un niño necesitado de cariño.

—Quédate —le pidió.

Un nudo comenzó a formarse en la garganta de Eloise.

—Quédate —repitió él.

—Tengo que hacer algunas cosas, Phillip.

En realidad no tenía nada qué hacer más que esperar a que él se quedará dormido para que ella pudiera dormir en su cama, al otro lado de la habitación.

(RDT) BRIDGERTON || ELOISE & PHILLIP || PHILOISE || CARTASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora