Capitulo 20

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Pov: Arturo

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Pov: Arturo

Sabía que mi mejor amigo tenia una hija, aunque no esperaba que ella fuera el sol de mi vida. Me alegro de que todo en su parto allá salido muy bien. Quiero cuidarla, sobre todos. Caminaba hacia donde estaba Emanuel quien estaba sentado en uno de los asientos de espera.

—¿Sabes? Te ves como un idiota con desesperación.

Le digo mirándolo mientras veo como se levanta de ese asiento con rapidez para ponerse al frente de mi.

—Quiero que te alejes de Violeta. Me estas declarando una guerra Arturo.

—No me interesa, esa mujer que está ahí. Es mi compañera a quien hiciste sufrir pensando que era tu compañera de vida. Pero sabes más que nadie que solo es ilusión que no es algo real.

—¡Eso es mentira!

Dice mientras toma una de las sillas y hace que se golpee contra la pared. Veo como algunos humanos lo miraban con miedo. Yo solo estaba parado viéndolo con seriedad.

—Te lo repetiré una vez más. No te quiero haciéndole ningún daño a Violeta. Más de él que le hiciste. Le bajaste su autoestima y sobre todo. Le dañaste su vida. Yo quiero hacerla feliz sin hacerle daño así que te pido amablemente Emanuel que no hagas esto más difícil.

Veo como entraban los padres de Violeta y sonrío al ver a Rose. Quien ya era toda una mujer, me acuerdo cuando la vi de pequeña.

—Arturo, mi gran amigo.

Me abraza Grabiel y yo le devuelvo el abrazo amistosamente.

—Hola gran amigo mío.

Veo como Emanuel nos miraba seriamente y yo solo me mantenía firme mirándolo. No quiero dañarlo a él por que alguna vez fue un gran amigo. Pero sé que esta cayendo en la desesperación de no tener una compañera pero él toco a mi compañera y le hizo daño. No le pienso permitir que la toque de nuevo.

—Quiero que te vayas Emanuel.

—Mis hijos nacieron, tu eres el que deberías irte Arturo.

—Ya basta.

Escucho la voz de Rose quien cargaba a su hijo en brazos. Ya casi tenía un año, que rápido pasa el tiempo.

—Con todo respeto Emanuel, tu dañaste a mi hija. No te quiere ver y mucho menos que estés cerca de sus hijos. Así que vete y no molestes más a mi hija.

—Tú no debes decirme que hacer suegra.

Veo como Grabiel lo toma de el cuello y Emanuel no se quedo atrás. Le pego un puño a Grabiel para que lo soltara. Antes de que Emanuel le hiciera más daño a Grabiel. Yo lo tome de la camisa y lo golpeé. Sabia que era más fuerte ahora mismo que Grabiel. Cuando veo a donde cayó todo golpeado era en una ventana de vidrios. Camino hacía el mientras muchas personas pasaban al lado mío corriendo.

—Si quieres declararme la guerra hazlo. No me interesa pero ya basta de querer meterte en donde no te llaman.

De pronto siento una mano cálida aguantando la mia y volteo a ver. Era mi pequeña y hermosa mujer, Violeta miraba a Emanuel con algo de compasión. A pesar se todo ese daño que le hizo sentía compasión y preocupación por este hombre. La verdad es increíble.

—Pequeña, deja que yo me encargue.

—Déjame estar a tu lado, quiero ayudar...

Dice susurrando mientras suavemente hago que se acerque mas a mi y la agarro se la cintura. Baja su mirada y yo sonrió sintiéndome el hombre más dichoso.

Veo como Emanuel se levanta con furia y se acerca a nosotros. Veo como iba a golpearme pero Violeta se pone frente a mi.

—¡No!

Le dice mientras veo como detiene el golpe, Violeta lo miraba con determinación y seriedad.

—Yo no quiero hacerte daño Emanuel, pero tampoco quiero que me lo hagas a mi. Me violaste y aún así te quiero tratar con respeto. Me heriste y aún así quiero que podamos ser amigos. Yo no quiero lastimarte y aunque no me enamore de ti. Quiero que entiendas el por que no lo hice. Basta del sufrimiento ahora tengo dos hijos que cuidar. No me hagas más daño y no te lo hagas a ti mismo.

Veo como Emanuel le toma el brazo con fuerza y eso me enfurece pero al ver como Violeta me hace una señal de que no me meta, no lo hago.

—¡Tu eres mia Violeta! Te lo he dicho mil veces que no puedo vivir sin ti.

—Y yo te he dicho que no quiero estar contigo y que no soy tuya.

Veo como Violeta hace que le suelte la mano y se acerca a mi cuerpo. La miro amablemente mientras veo como ella me abraza, correspondo su abrazo con protección viendo como Emanuel nos mira con seriedad y desaparece.

—Preciosa, él no va a reaccionar.

—Lo sé pero no voy a permitir que te haga daño ni mucho menos a mis hijos.

Veo como ella empieza a caminar algo inclinada por el dolor así que la levanto en mis brazos viendo a Grabiel mirarme con una sonrisa.

—Esto no me lo esperaba.

Escucho decir, me rio de forma masculina y sexy sabiendo que mi hermosa mujer escuchaba.

—Esta mujer es la obsesión de dos hombres que la adoran.

—La diferencia es que tu la sabes tratar y aquel no...

Escucho decir a la madre de Violeta. Violeta se habia quedado dormida en mis brazos sabía que estaba muy cansada y más las únicas fuerza que tenia se las habían gastado en la discusión.

—Ve a su habitación y acuéstala.

Sin dudar más me desaparezco y aparezco en la habitación de ella del hospital. Veo su cama la cual estaba algo dura y eso no me gustaba. Pero aún así la acosté y antes de irme a comprarle algún juego de sabanas y unas cosas para que pase la noche cómoda. Me acerco a su rostro y suavemente le doy un beso en sus labios.

—Espérame hermosa.

Susurro a su oído mientras después me separo y camino hacia la puerta, no sin antes mirar hacia atrás para verla.

Eres mi obsesión preciosa.... Aunque no lo demuestre con actos fuertes y demandantes. Si que eres mi obsesión...

 Si que eres mi obsesión

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Autora:

¡Awwww! Quiero un arturo en mi vida ¿quién no? Por que en verdad son pocos los que entienden la vida de la mujer... y los sacrificios que hacen las madres.

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