Amores Toxicos ~Naruto y Boruto ~

Atado A Tí II (Boruto)

Continuación De La Historia De MomoBoru

La habitación era herméticamente cerrada, las paredes, el techo y el suelo eran blancos. Una cama de una plaza ubicada en el centro del lugar cuyas sábanas y cubrecamas blancas, dos puertas, una situada a la derecha y la otra a la izquierda. Una llevaba al baño y la otra fuera de la habitación. Esta última permanecía cerrada con llave.

Como el lugar carecía de ventanas había una rendija en el techo por donde entraba el aire. Boruto permanecía sentado sobre la cama con la mirada perdida mientras lloraba y murmuraba continuamente.

Papá ayúdame por favor, no soporto más.

Vestía un pantalón blanco y una remera blanca, con medias blancas también. No soportaba ser tocado por nadie, había aparecido en medio de la aldea balbuceando lo mismo mientras caminaba sin rumbo alguno, no reconocía a nadie y cada vez que intentaban tocarlo se desesperaba y atacaba con el poder del rayo.

Tuvieron que sedarlo para llevarlo al centro del laboratorio de Konoha donde ahora se encontraba. Ni siquiera reconoció a sus hermanos ni a su madre, menos a sus amigos.

Su padre como Hokage que era había ido a una reunión con el señor feudal, pero estaba al tanto de todo y se encontraba en camino. Sasuke no estaba en la aldea.

Así pudo ser llevado a ese sitio e higienizado, vestido y atendido. No tenía ninguna herida física, ningún hechizo ni nada.

Solo llevaba consigo un extraño cuchillo cubierto de sangre, pero al analizarlo supieron que era de los Ootsutsukis y esa sangre pertenecía a Momoshiki.

Cuando le hicieron un análisis más profundo aprovechando que estaba sedado descubrieron que había sido violado por Momoshiki.

Del otro lado podían verlo a través de un vidrio, él seguía sentado en la cama murmurando las mismas palabras.

Entraron su hermano mayor y su madre pero nada lograron, luego Mitsuki le llevó comida y al menos el peliceleste logró que el rubio coma algo. Mitsuki le hablaba con dulzura y Boruto le respondía sin mirarlo.

Esto les hacía saber a los demás que Boruto era perfectamente consciente de todo y que estaba sufriendo intensamente.

Cuando Mitsuki le acarició sus dorados cabellos, el rubio cerró los ojos y empezó a temblar, cerraba las manos en forma de puño con intensa fuerza mientras decía:

-Por dios Mitsuki....no....no me toques....no....no quiero hacerte daño...

El peliceleste retiró su mano sintiéndose inútil por no poder ayudar a quien tanto amaba. Se disculpó apesadumbrado.

-No te disculpes Mitsuki - decía llorando y por primera vez desde que llegó lo miró a los ojos - No eres tú sino yo, estoy sucio Mitsuki...muy sucio....

-No mi sol, no es así
-Mitsuki
-Estaré contigo siempre, pase lo pase mi sol

-Necesito a mi papá Mitsuki, necesito su ayuda
-Ya está en camino

Aquello fue toda una victoria para Boruto a ojos de los demás, empezaba a salir de su encierro interno para volver a relacionarse con los demás.

Boruto volvió a mirar el vacío, la nada, desviando la mirada hacia otro lado y a murmurar la misma frase una y otra vez mientras lloraba sin consuelo.

Nadie sabía qué pasó entre él y Momoshiki luego de que el Ootsutsuki haya aniquilado su voluntad y resistencia para aceptar irse con él a otra dimensión.

Nadie sabía de las horas de cosquillas a la que lo sometía el cruel peliblanco y del abuso, tanto físico como mental y emocional al que Boruto fue sometido. El rubio no podía escapar de esa prisión mental en la que lo había encerrado aquel cruel ser.

Desconocían del increíble poder de resistencia que el joven Uzumaki poseía para haber preservado la cordura y haber roto aquel control al que lo tenía sometido sin piedad alguna. Violarlo era poco en comparación con todo lo que le había hecho, por tal razón era lógica su actual actitud y reacción.

Había padecido tantas torturas en forma de cosquillas en cuerpo junto a la violación sexual que Boruto ya no soportaba el más leve roce de nadie, salvo de su papá. Naruto era el único que podía tocarlo sin problema y que Boruto mismo tocaba.

Cuando éste llegó Mitsuki se había ido. Naruto entró desesperadamente a la habitación y Boruto se abalanzó a sus bazos con desesperación:

-¡Papá! ¡Ayúdame por dios!
-Boruto
Ambos se abrazaron con intenso amor, el rubio menor lloró sin consuelo en los brazos protectores de su querido padre quien lo pegaba a su cuerpo y su corazón.

Cuando su hijo se calmó un poco, ambos se sentaron en la cama y Boruto le contó todo lo que padeció a manos de su secuestrador.

-Me tenía sometido a su voluntad papá, no podía escapar. No podía hacer otra cosa más que obedecerle en todo ciegamente. No soportaba más sus torturas.
-Hijo....

-Pero llegó un punto en que me sentí morir y el Jogan se activó. Fue gracias a su poder que pude romper el intenso control que Momoshiki ejercía sobre mí.

Le fue contando todo lo que aprendió sobre Momoshiki y sus habilidades más lo que pudo descubrir del clan Ootsutsuki. Le contó sobre ese cuchillo y su gran particularidad de matar a un miembro de ese clan sin el peligro de que coloque su Karma sobre cualquier cuerpo eliminándolo de éste mundo para siempre.

Cada miembro del clan tenía uno. El solo encontró el que pertenecía a Momoshiki y lo usó para atravesarle su corazón cuando éste dormía.

-Tenía que escapar papá, debía volver a ti. No vuelvas a abandonarme otra vez por favor te lo pido.
-Lo siento hijo, lamento haberte fallado.

Naruto pasó los días junto a Boruto allí asegurándose que iba recuperándose, cada tanto aceptaba la visita de Mitsuki pasando un hermoso momento los tres.

Las heridas mentales y emocionales de Boruto fueron cicatrizando gracias al intenso amor de ellos dos. Cuando estuvo listo recibió a sus hermanos y a su madre.

Transcurridos unos meses pudo salir de allí y retomar su vida desde donde había sido interrumpida. Pronto Boruto fue el mismo de antes brillando como el intenso sol que era.

Pero los mejores momentos para Boruto eran los que vivían junto a su padre solos los dos compartiendo sus cosas como cuando él era un niño. Luego de un tiempo dejó de depender tanto de su papá emocionalmente hablando.

Pero el lazo que entre ellos dos se generó fue en verdad indestructible.

FIN