Amandote (SasuSaku)

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Una mañana más como las de tantas que había y él seguía encerrado en esa habitación sin posibilidad de escapar, sin poder salir y respirar el aire puro del exterior.

Las ventanas tenían barrotes de acero, la puerta con cerrojo y candado de lado de afuera, solo podía contemplar el mundo exterior a través de su ventana. Lo había intentado todo pero nada funcionó, nada de nada.

Por eso hacía ya varios años que se rindió. Permanecer encerrado hasta el día de su muerte o hasta que sus secuestradores consigan un buen comprador para venderlo como esclavo.

Si bien en esa habitación tenía todo lo que el dinero podía comprar, la mejor ropa del momento, de las marcas más costosas, los mejores zapatos, la tecnología de última generación, los manjares más exquisitos, carecía de lo único que en verdad anhelaba tener. Libertad.

Nueva identidad, nuevos documentos desde que lo alejaron de su familia y sus seres queridos. Era vigilado todo el tiempo, muy escasas veces le permitían salir de esa habitación donde debía pasar la mayor parte del tiempo, y era para tomar clases con sus tutores, los mejores tutores que el dinero podía comprar.

Boruto Uzumaki debía ser llamado ahora, y aceptar que tenía un hermano mayor cuando él creció siendo hijo único en el clan Uzumaki, pero bajo otro nombre que lo eliminaron al completo.

Le costó adaptarse a esa nueva identidad, pero al cabo de tantos castigos ya le resultaba familiar. Sabía que algo le hicieron, ya que había olvidado su verdadero nombre y los rostros de sus verdaderos padres, sin embargo era consciente de que ellos estaban muertos.

Y sus asesinos eran quienes ahora se hacían llamar padres. Se preguntaba si Kawaki era en verdad el hijo de ellos o si también era un prisionero como él.

Tenía siete años cuando fue secuestrado, ahora tenía dieciocho años. Habían pasado todos esos años. Cuando acabó el secundario en casa con sus tutores, quienes se creían sus padres le eligieron la carrera que debía seguir.

Abogacía. Su supuesto hermano mayor estudiaba medicina. Con él había desarrollado un gran lazo, a ninguno de los dos les importaban los lazos de sangre, ellos ya eran hermanos.

Kawaki fue siempre el único de esa mansión que le mostró amor, comprensión y sinceridad. Kawaki tenía veintidós años de edad.

Cuando empezó a ir a la universidad, sus falsos padres lo vigilaban continuamente con un guardia durante los tres primeros meses.

Luego empezaron a permitirle ir solo, sin custodios. De todas maneras Boruto estaba aislado de todos y de todo, carecía de amigos y de confianza en sí mismo como para intentar hacer algo y sienta que podría salir victorioso.

No recordaba los nombres de sus verdaderos padres ni el suyo propio. Solo recordaba verlos muertos, cubiertos con sus propias sangres en el living de su casa. Y ser llevado al auto para ser conducido frente a quienes ahora decían ser padres suyos.

¿Qué podría él hacer al respecto? Después de once años todo estaba dicho y él era tan solo un simple y débil adolescente contra los poderosos líderes del clan Uzumaki.

Por eso cuando le permitieron salir y andar libremente por la ciudad, se habían cerciorado de haber desintegrado sus defensas e intentos de escapar. Lo incomodaban las chicas y sus extrañas formas de demostrarle interés, ya que él no estaba acostumbrado a ese tipo de relación ni de reacciones de los demás.

Su hermano Kawaki le dio unos consejos bastante útiles al respecto, que les sirvieron para adaptarse al mundo exterior. Aún le parecía extraño también poder entrar y salir de una habitación por voluntad propia cuantas veces así lo desease él comprobando que la puerta seguía abierta.

Amores Toxicos ~Naruto y Boruto ~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora