Malas y buenas consecuencias

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Nunca habías recurrido a la violencia física ni tampoco a la violencia verbal... Bueno quizás una o dos veces en la escuela, a decir verdad, ¡pero fue en defensa propia! Al menos... ¡No lo habías hecho en el puesto de trabajo!... Vale, tal vez una vez llamaste imbécil a alguien en el acuario (se lo merecía), pero, SIN LUGAR A DUDAS, ¡nunca se te habría ocurrido hacerlo en el SEGUNDO DÍA, siendo una RECIÉN contratada! Por eso, una vez la adrenalina cesó, desapareciendo de tu cuerpo lentamente con cada respiración, el dolor emocional y físico te golpeó con fuerza. Aquello provocó un mar de lágrimas que no fuiste capaz de detener, causado por el estrés acumulado durante todo el día, la desagradable sensación de la injusticia, y un poco por autocompasión. Te sentías increíblemente idiota. ¿Cómo no se te había ocurrido pensar que Sun y Moon estaban siendo tratados tan mal? Ahora no solo había sido culpa de la negligencia por parte de la institución que la salud de ambos hermanos hubiese decaído tanto, aparentemente, uno de los empleados los odiaba al tal punto que les había estado torturando por meses ¿Acaso otros lo sabían? ¿Siquiera les importaba?

¿También los odiaban tanto que preferían ignorar los maltratos...?

"Duele, ¿eh? Animal desgraciado, eso está bien, sufre, sufre, sufre lo que yo sufrí. ¡Jódete, maldita criatura del infierno!" Recordabas haber escuchado decir al guardia segundos antes de darle tu primer golpe.

Tú habias leído multiples veces los documentos de cada incidente donde un empleado había resultado herido de gravedad por los sirenos, pero aún así no habías querido creer lo peor, por la emoción de ser el novato en tu primer día. Un velo de maravilla e impresión había nublado tus sentidos, tu juicio; provocado también, no solo por la revelación de la existencia de esas criaturas magnificas, sino igualmente por tratarse de un trabajo el cual tu ídolo científico estaba en él...

Todo ahora tenía sentido, y habrías deseado con toda tu alma que no lo tuviese.

Sun y Moon podrían ser los primeros individuos de una especie nunca antes descubierta, pero eso no los había protegido del odio y los maltratos de los humanos rencorosos. Ni tú tampoco.

Aun con lágrimas y sollozos, decidiste que no era el momento de sumergirte aún más profundo en ese abismo de autocompasión y odio. Elaborando leves insultos, comprobaste los daños del puño que usaste para golpear al guardia nocturno, dos veces. Había sangre, rasguños, nada grave. Pero sin duda necesitaba ser desinfectado y vendado, permanecer con las vendas al menos unos días. Por ello, procediste a curar esa zona herida, aunque tu visión aún estuviese nublada. Ya había sido suficiente sufrimiento, tanto para ti como para ellos. Siseando, mientras aplicabas desinfectante para heridas en tu mano gracias al kit de primeros auxilios que había en esa estación de vigilancia, comprendiste al menos cuál era tu verdadero deber allí.

Proteger y cuidar a los sirenos.

Por supuesto, no debías olvidar tu objetivo de investigación. Pero no podías hacerlo en ese estado, tu ética no lo permitiría. Habías jurado a ti misma cuidar de las criaturas a tu cargo desde que eras joven, desde rescatando animales perdidos o abandonados de la calle para encontrarles un nuevo hogar, hasta a los animales éxoticos del acuario. Sun y Moon no iban a ser una excepción. Pero, claro, te asaltaba una duda importante respeto a estas criaturas acuáticas... Teniendo en consideración el maltrato sufrido anteriormente, ¿por qué Agnus te habían contratado si eras un activista reconocido? ¿Le había comentado a los jefes aquello? ¿Acaso él quería que cambiaras la forma de vida de ambos especimenes?

¿Por qué no lo había hecho él mismo a estas alturas?

Poco a poco, comenzaste a replantearte muchas cosas. Como el hecho de que ni siquiera te habían hecho una entrevista laboral... No conocías el departamento de Recursos Humanos...

The Sea Jesters Are Real Science! [SPANISH] [Sundrop x Lectora x Moondrop]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora