O aprendes a nadar o te ahogas

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Una vez más, el molesto, brillante e impecable techo blanco era lo que ocupaba por completo tu visión. De nuevo, estabas recostada en una cama de hospital de sabanas igual de blancas e impecables, igual que la última vez. La diferencia con aquella ocasión era, que esta vez no podías recordar cómo o porqué terminaste nuevamente en la enfermería de la institución. Aunque por simple lógica, no debería de ser por una buena razón.

Y eso te inquietaba.

"Otra vez aquí..." Gruñiste, soltando un bufido.

Había una ligera presión en la cabeza, el cual, con solo tocarlo, descubriste que era debido a un vendaje colocado. Sentías un ligero mareo en cada movimiento realizado, pero... En general, te sentías bien, exhausta pero bien. Y eso era molesto. Podrías estar haciendo otras cosas o en cualquier otro sitio en vez de permanecer tumbada en ese lugar que no te traía buenos recuerdos cuando

"Buenos días, Y/N." Saludó la voz tranquila de Frederick, apareciendo en tu campo de visión, ofreciendo una cálida sonrisa. "Veo que has despertado, así que voy a proceder con tu revisión. ¿Cómo te sientes?"

El hombre alzó una pequeña linterna, la cual utilizó para ver la reacción en tus pupilas. Procedió después a hacerte seguir con la mirada su dedo en varias direcciones. Tus acciones, aunque participativas, mostraban irritación.

"Tengo náuseas, me duele la cabeza y siento que me cayó encima una tonelada de pescado. Por lo demás estoy perfectamente. Pero basta de mí, ¿qué hay de ti? Te he extrañado." Frederick sonrió ante el tono irónico que habías utilizado.

"Si tanto me echabas de menos, puedes venir a visitarme, siempre estoy dispuesto a tomar un té de cinco minutos para descansar. No hace falta herirte de gravedad para ello." Suspiraste, recibiendo su aprobación una vez afirmó que todo estaba bien. "Solo has recibido un fuerte golpe en la cabeza, tres puntos, nada grave. Pero deberás descansar un poco más, ¿de acuerdo?"

"¿Acaso tengo opción?" La respuesta de Frederick fue una negativa sonriente. Acomodaste la cabeza en la almohada. "¿Al menos puedo saber qué sucedió?"

"Sí, claro." Comentó Frederick, mientras escribía en su portafolios. "De hecho, hay personas que están deseando hablar contigo de lo sucedido."

"Los jefes", pensaste al instante, sintiendo una opresión importante en la garganta. Por supuesto, ellos querrían saber qué ha sucedido. Pero no sabías si estabas preparada para hablar con ellos.

El doctor se encaminó a la puerta, donde nada más abrirla, y para tu absoluta sorpresa, el equipo entero entró. Vanessa, Jeremy y Fritz, los tres seguidos. Nada más verte, fueron directos hacia ti, rodeando la cama, donde Vanessa y Jeremy permanecían a ambos lados, y Fritz al final.

"Menos mal, estás bien." Dijo Jeremy, ofreciendo una leve sonrisa aliviada, soltando un suspiro.

"Nos has dado un gran susto, Doc." Comentó Vanessa, también aliviada.

"Sigues viva, y entera, eso está bien. Me alegro" Susurró Fritz, quien parecía bastante cohibido, mirando hacia un lado, manos escondidas tras su espalda.

Jeremy lo observó, emitiendo un gesto con la cabeza seguido, señalándote de esa forma.

"Vamos. Hazlo."

Fritz tardó unos segundos, pero acabó revelando sus manos escondidas, donde se encontraba una pequeña cesta llena de regalos. Un pequeño tiburón de peluche con un adorable vendaje en una aleta, algunos dulces, una tarjeta con un adorable 'mejórate' escrito, y una bonita vela aromática. Tal detalle te hizo parpadear, sin comprender.

The Sea Jesters Are Real Science! [SPANISH] [Sundrop x Lectora x Moondrop]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora