♡Deja vu♡

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Flash back

    —¿Escuchas? ¡Ese es mi móvil!

   Andrés me mira y riéndose me dice:

   —Isabella estás muy contentilla, ¿no crees?

   Muero a carcajadas y tomo el móvil.

   —¡Hola! ¡Habla Isabella Rodríguez! ¿Quién me habla? —Contesto entre risas, al otro lado se quedan en silencio y eso comienza a parecerme raro—. ¡Oiga, no tengo toda la jodida noche! ¿Quién rayos es?

   —Señorita Rodríguez, la llamo para saber dónde ha dejado los estados de los inversionistas.

«Me rio a carcajadas grandes, ¿Por qué me llama? Él podría hacer que alguien busque esos documentos, este idiota trama algo ¡lo sé!»

   —¡Señor Hoffman, le digo un secretito. No lo sé. Busquelos.

   —¿Está bien señorita? ¿Está borracha?

   —Yo..., no lo sé. Tengo sueño, hablemos después.

   Respondo feliz y triste. El alcohol no es para mí.

   —Adiós, hablamos mañana.

   —¿Donde está ahora mismo? No cuelgue.

   Miro a mí alrededor.

   —Estoy en un taburete con un trago en mis manos en algún bar de esta estúpida ciudad.

   —Dígame exactamente ¿Dónde está?

   —¡Joder, que no sé! Váyase al infierno y déjeme en paz.

   Cuelgo el teléfono.

   Salgo del bar y está lloviendo. Me dirijo hacia el aparcamiento al mismo tiempo tambaleándome en los tacones, debo dar vergüenza de ver y eso se me hace gracioso y comienzo a reírme. Me divierte que llueva y que mi vida sea una total mierda. Entre risas me voy caminando sin saber a dónde rayos ir. Me caigo en la calle, raspándome las rodillas y los codos. Andrés sale del bar y al verme corre hacia mí.

   —Isa, ¿estás bien?

   —¡Me he pelado las rodillas! ¿Me curas? Ay, tengo ganas de ir al bañooo.

   Sin querer giro mi rostro hacia la calle y veo el mismo Lamborghini azul oscuro que maneja Axel. Dejo mirar el auto y me concentro en Andrés, pero este se queda embobado mirando tras de mi.

«Estoy alucinando, no de verdad creo que ya comencé a alucinar. Hoffman, está aquí por mi».

   Comienzo a llorar y a reír al mismo tiempo con una botella en la mano a medias. A medida que avanza, más miedo tengo. Que atractivo es por Dios.

   —Lárguese por donde ha venido, nadie lo llamó. Anda, ya lárguese. Es más, coja la botella. Se la regalo —Me descojono sola. Mi pecho sube y baja por la ira que siento dentro.

   Andrés se acerca a Hoffman y avergonzado le dice:

   —La llevaré a su casa, señor. No se preocupe.

   —No, olvídalo. Lo haré yo. Alguien debe de esperarte y no tengo nada más que hacer. —lo taladra con la mirada—. Buenas noches.

   Andrés asiente con la cabeza.

   Escapandome de Axel, me meto nuevamente al bar y me pierdo entre la gente. Me pongo a bailar agarrando otra botella y el alemán como le voy a decir al estirado de Hoffman, me agarra y me saca afuera del bar cargándome como un saco de patatas.

   En cuanto llegamos afuera, me baja de su hombro y me mira con indigno y serio, comenta:

   —En estos instantes me he dado cuenta de que no piensa sus acciones. Ha puesto su vida en peligro solo por estar bebiendo. Algún hombre pudo haberte visto en ese estado y hacerte daño. No me lo quiero imaginar porque mato a cualquiera que se atreva a tocarte.

    Sonriéndome lo cojo de la nuca y tiro de ella guiandolo a mis labios. Tirando de su corbata rozo mis labios sobre los suyos mientras nos mojamos por la lluvia. Abraza mi cintura correspondiendo mi beso con salvajismo. Muerde mi labio inferior y mi lengua se encuentra con la suya con suavidad. Enredo mis dedos en su cabello humedecido y solo ruego que este beso no termine nunca, pero se despega de mí y con frialdad me coge de la mano para guiarme a su coche, un Lamborghini de infarto, es muy cómodo.

   Al subirme al auto me mantengo en silencio solo por varios minutos.

   Se sube a su asiento y se mantiene en silencio, solamente conduce. Vuelvo a reírme. No sé por qué me rio, pero lo sigo haciendo.

   —¿A dónde me lleva?

   —A su casa. Solo duerma por favor. Se sentirá mejor si hace lo que le digo. —acaricia mi mejilla mientras saca de su bolsillo su teléfono.

   Comienza a hablar por llamada y no sé quién es, no reconozco la voz, pero es una mujer. Es animal o que, estoy aquí y él está hablando con una mujer, es que no tiene respeto.

   Intento dormirme para que el mareo que se está alojando en mi, desaparezca.

   Llegamos a mi casa y sale mi madre a recibirme.

   —¡Hola, mamá!

   Mi madre me mira con cara de pena y responde:

   —Hola hija, déjamela a mí, yo la subo —y hace que el Alemán me suelte para comenzar a caminar, pero de pronto ella se para y me giro.

   Veo que el alemán está agarrando a mi madre por el brazo y le dice—: Déjeme hacerlo señora, usted es ya mayor, sin ofender y podría causarse una lesión por subirla, la subo y me voy de inmediato, no se preocupe.

   —Bien, camina.

   Empiezo a caminar de nuevo y esta vez es por ayuda del alemán. Subo los escalones despacio hasta llegar a mi habitación. Al entrar me lleva hasta mi cama, me quita los tacones y me arropa con una colcha y antes de irse me da un beso en la frente para luego irse. No me dice ni adiós o recupérate, no, solo se va.


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Spring Love© (Completa Y Reformulado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora