Capítulo 6: El pasado perdura

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Notas extraídas del diario del doctor Hieronymus Q. Wilson:

PSIQUIÁTRICO RUTLEDGE.

A pesar de su debilidad mental, Alice parecía encontrarse en buena forma física. El personal matuvo la esperanza (por no decir el optimismo) en la recuperación de su estabilidad.
Lógicamente, se atendían sus necesidades fisiológicas, pero lamentablemente había pocos indicios de recuperación.

Después, en el otoño de 1873, tras ocho años en un estado de somnolencia intermitente, la paciente "habló" por primera vez, por medio de unos dibujos. ¡Su primer dibujo fue un inquietante gato!
Pero a esta dudosa apertura comunicativa solo le siguieron ataques de cólera, gritos incomprensibles y sollozos histéricos.
Convulsionaba de forma intermitente y tuvo que ser sedada con frecuencia.
De vez en cuando, se le administraban a la fuerza varios preparados medicinales y químicos con escaso efecto, y las motivaciones verbales no bastaban para que se alimentara.

A finales de noviembre de aquel año, ocurrió algo parecido a un progreso. Aunque sus incongruentes murmullos y gritos continuaron, respondió sin embargo a su entorno, si no de manera apropiada, sí al menos de forma comprensible.
Cuando los camilleros (los estúpidos sobrinos del director) le faltaron al respeto insultándola, Alice sin previo aviso, cogió una cuchara como si fuera un cuchillo y, en un ataque de furia, le hizo una cicatriz a uno de los gemelos y dejó al otro sangrando en el suelo como un cerdo acorralado. Después, empleó la improvisada arma en sus propias muñecas.
Por suerte, el personal impidió que se causara un gran daño físico, pero volvió a su estado anterior: días en silencio, esbozos ocasionales de personajes y escenas fantásticas, recitales de poemas sin sentido, delirios incomprensibles, trances catatónicos y gritos y gemidos ininteligibles.

American McGee's AliceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora