That's the terror of knowing what this world is about
Watchin' some good friends screamin', "Let me out"
Pray tomorrow gets me higher
Pressure on people, people on streetsQueen-David Bowie
- Esa tarjeta abre las puertas, pero el ruso que la tiene también lleva encima un arma gigante. Definitivamente no quieren que se encuentre lo que hay en esas cajas- Dustin se veía más concentrado que cuando jugaba D&D.- Bueno... siempre está la posibilidad de que yo pueda sacarlo- Steve tenía las manos en su cintura, él hablaba muy en serio.
- ¿A quién? ¿Al guardia?- le pregunté riéndome.
- Lo sorprendo, lo dejo inconsciente y agarro la tarjeta, fácil- Robin y yo nos miramos entre nosotras, ¿en serio él estaba planeando esto?
- ¿No escuchaste? Arma gigante- recalcó Dustin.
- Sí, Dustin, te escuché por eso lo sorprendería. Es el factor sorpresa- Steve sonreía como su fuera un plan maestro.
- Y recuerdame, marinero ¿alguna vez has ganado una pelea?- pregunté con tono burlón.
Mientras nos sumergíamos en una discusión sobre las numerosas batallas perdidas de Steve, Robin salió corriendo y agarró parte del dinero de las propinas.
- ¿Qué haces?- le gritó Steve.
- Encuentro una manera segura de entrar. Mientras tanto sirve helados, pórtate bien y no te metas en ninguna pelea- Robin le guiñó el ojo a Steve y continuó su camino.
Últimamente ellos dos habían estado teniendo una relación bastante estrecha, y si bien sabia que era imposible que Robin quiera Steve más allá de una amistad, sentí una pequeña punzada en mi estómago. Al diablo, a Robin le gustan las chicas. ¿Y si ella es como yo y nunca me lo dijo? No, es imposible, ella me hubiera dicho.
Cuando Robs volvió con los planos, una loca idea pasó por la cabeza de Dustin y eso solo afirmó mi teoría: él y Steve comparten media neurona.
- Sí cabré, no tengo clavículas- nos aseguró
Robin me miró confundida y olo pude alzar los hombros- ¿A qué te refieres- era graciosa su reacción.
- Es que tiene una enfermedad...- iba a seguir hablando cuando vi que Steve realmente tenía la intención de meterlo en ese ducto.
- Dustin, no soy católica pero por amor de Dios ten cuidado- si se queda ahí atascado no sé qué haremos.
- Steve, empujame- y, por supuesto, él lo hizo- Robin me dio una mirada como diciendo "¿Por qué tenemos que ver esto?"
-No mis pies, tontos. Mi trasero- Steve paró y mostró una cara de confusión- ¡Tócame el trasero, no me importa!- cundo Dustin vio que ese comentario no había funcionado, le gritó a Steve- Empuja más fuerte.
Entrelacé mi brazo con el de Robin mientras intentábamos no reírnos a carcajadas.
- ¿Y qué crees que hago, Henderson?- esto era realmente divertido. ¿Quién diría que el Rey Harrington, por quien todas estaban locas, le estaría tocando el trasero a Dustin?
Mientras seguían forcejeando, la campanilla del frente sonó.
Erica Sinclair. Nuestra maldita salvación.
Cuando por fin pudimos convencer a la pequeña Sinclair, ya era un poco tarde pero no nos importó.
Erica ha se encontraba dentro del ducto.- Erica, ¿me recibes?- le preguntó Robin
- Te recibo. Los nerds están en posición o qué.
- En posición- Robs ya estaba harta de la actitud de la niña- puedes avanzar.
- Bien. Empieza la operación imprudencia de menores. Nos vemos del otro lado, nerds.
- ¿Creen que realmente lleguemos a algo con todo esto? Porque suena bastante loco o yo sola estoy pensando en agarrar las cosas e irme a casa- empecé a dar vueltas por el lugar en pánico hasta que Steve me sacó de mi balbuceo poniendo sus manos en mis hombros.
- Todo estará bien- yo asentí aunque no creí ninguna de esas palabras.
Cuando me alejé del agarre de Steve, sentí un pequeño toque en mi mano.
Robin estaba agarrándola, nuestros dedos no estaban entrelazados pero me dio un apretón para hacerme entender que todo realmente saldría bien.
Seguía sin creer nada de eso.- He llegado.
- ¿Qué hay?- pregunté, todavía no soltaba la mano de Robin.
- Solo las cajas con las que están obsesionados- se estaba burlando de nosotros.
Comenzamos a escuchar ruidos. Erica estaba entrando. De repente todo fue silencio. Sin embargo, la puerta se abrió al grito de la niña reclamando su helado gratis de por vida.
Los cuatro bajamos rápidamente y entramos a la habitación secreta. Estaba llena de las cajas que habíamos visto.
Steve sacó una navaja de su bolsillo y abrió una de ellas mirándonos. Lo más extraño fue que dentro de esa caja había otra que era de metal, algo así como un cofre.
Una vez que abrimos ese cofre, comenzó a salir un humo raro de lo que parecían ser cápsulas.- Esto no es comida china- murmuró Steve más para sí mismo que para nosotros. Estaba a punto de abrirlo cuando se detuvo- deberían alejarse un poco.
- ¿Y tú qué? ¿Mueres derretido por ácido?- le pregunté con los brazos cruzados. Ni siquiera tuve tiempo de quejarme más cuando sentí las manos de Robin sobre mí cintura. Odiaba que con solo un pequeño toque lograra que me distraiga de cualquier cosa.
Por su lado, Dustin también se quejaba.- Si tú mueres, yo muero- le aseguró a Steve mientras este solo lo miró con un mueca.
Solo pude mirarlos con ternura mientras sentí que las manos de Robin me soltaban.
Antes de que pudiera hacer algo más, la habitación se sacudió.- Solo tomemoslo y salgamos de aquí- pidió Robin.
- Aprieta el botón- le pedí a Dustin.
-¿Cuál?- mientras apretaba el botón para abrir la puerta. Esta no se abría, algo va mal.
- Solo presiona el maldito botón, nerd-
Todos comenzamos a entrar en pánico y a apretar todos los botones y el pánico solo aumentó cuando una persiana roja cubrió la puerta.
No es una habitación. Es un ascensor y baja demasiado rápido.
Los gritos de los cinco habían formado un coro.- Mierda.
Sentí mi corazón ir más rápido. El aire comenzaba a faltarme y tenía una punzada en mi cabeza. Puedo jurar que siento mi corazón latir. Estoy realmente asustada preguntándome qué mierda hago aquí.
Veo a mi lado y Robin esta en un estado similar al mío. Todos teníamos mucho miedo.Hasta que sentí un fuerte golpe en mi cabeza y, luego, todo se volvió negro.
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Amaris | ʀᴏʙɪɴ ʙᴜᴄᴋʟᴇʏ
Randomdonde todos dan sus vidas por volver a la normalidad o donde robin y amaris deciden que es momento de dejar el pasado atrás