2. Dos por una

364 29 2
                                    

—No, ni de coña.

—¡Por favor, Dorian! Deja de decir palabrotas cada cinco minutos, antes no eras así.

Miré a Isa con mala cara, entendía perfecto a qué se refería con su comentario, pero todavía era muy temprano para hablar de eso.

—Pues entonces no me hagas esas sugerencias —le respondí un tanto irritada.

Ya estábamos a 30 de diciembre, mañana era el último día del año y a Isa se le había metido en la cabeza la idea de que teníamos que hacer algo alocado para cerrar el año. Yo no quería hacer nada.

Después de varios días pensando sobre el dichoso video, decidí que no iba a permitir que este me derribara como lo estaba haciendo, y ahora ya había pasado de página, bueno, no completamente porque no era tan fácil como dejar de pensar en ello y ya, pero si estaba haciendo mi mayor esfuerzo.

Isa era la única que sabía lo que había sucedido, ella había insistido en que tenía que hablarlo con mis tíos y con la policía, denunciar a los chicos, pero yo me negué rotundamente, aún no estaba preparada para hablarlo con alguien más, ya era suficiente la vergüenza que sentía con solo saber que todo el puto internado me había visto... follando, por lo cual la obligué a que respetara mi decisión, ella no estaba de acuerdo y de hecho no nos hablamos por unos día, precisamente porque estábamos las dos enojadas, pero después entró en razón, de que es mi cuerpo, mi vida y mis problemas, así que yo veía que hacía con ello.

—Podrías por último, hacerte flequillo, así no solo inicias el año renovado, sino también vuelves como una nueva Dorian a Ritmasen y le muestras a esos gilipollas el partidazo que se perdieron.

Actualmente nos encontrábamos en su pieza, Isa, estaba tratando de convencerme de que cuando fuésemos a la peluquería en unos minutos yo también me hiciese algo, ella se iba a cortar el pelo y decolorárselo un poco, yo no me quería hacer nada.

—Precisamente por eso no me quiero hacer nada, para demostrarles que su puto video no me derribó como ellos pensaban que lo haría —me levanté de la cama donde estaba sentada y me puse a caminar por la habitación—. Si llego "renovada" como lo hacen en la mayoría de las películas, solo les voy a demostrar que su video me afectó tanto que no me sentía cómoda con mi propio cuerpo, que lograron molestarme tanto que sentía la necesidad de cambiar, y no voy a permitir eso— volví a sentarme en la cama—. Además de que me gusta como está mi pelo.
—Wow, ¿quién eres y qué has hecho con la Dorian que conocía? —Isa se lanzó a su cama y quedó junto a mí—. Me gusta que ahora estés más empoderada, solo espero que no se te pase cuando vuelvas a Ritmasen.

—Sí, bueno, es más fácil ser segura en uno mismo bajo la seguridad de una habitación conocida —señalé a la habitación de Isa en general—. Pero una muy distinta es cuando estoy en un país extranjero con gente desconocida.

—Ni se te ocurra esconderte en tu caparazón cuando vuelvas a Ritmasen —Isa se acostó sobre mí, aplastándome con todo su peso, que tampoco era tanto—. Te lo prohíbo.

—Pero qué pesada que eres —me moví para que se saliera de encima mío y por un mal cálculo, terminó cayéndose al suelo—. ¡Uy! Lo siento.

Me asomé con cuidado para ver donde Isa había caído para asegurarme que no le había pasado nada, y vi que se estaba empezando a reír. No pude evitarlo y me empecé a reír junto a ella.

***

Después de esperar como cinco horas a que terminaran el proceso de cortado y pintado de Isa, por fin nos pudimos ir, Isa volvió a su casa para enseñarle a su familia como le había quedado el pelo, y yo volví a mi casa, ya que necesitaba descansar, después de que la noche anterior la pasáramos viendo Gilmore Girls.

Besos de una TraiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora