18. Su mundo

172 19 0
                                    

La semana anterior terminé mis cartas para la universidad, a mi parecer quedaron buenas, Murcia me ayudó a corregirlas así que en ese sentido no debiese tener problemas, ahora lo importante es que me vea como alguien de interés para Oxford, académicamente estoy asegurada, pero como no soy una persona con muchos hobbies y un poco aburrida pues no se si me consideraría la mejor opción. Ayer envié las cartas, así que ahora solo me queda esperar.

Mis planes para hoy día no eran muchos, ya había sonado la campana que anunciaba que las clases del día habían acabado, así que era libre. Podía ir a la biblioteca a estudiar, pero la semana anterior, con Alek ya habíamos repasado todo lo necesario para esta semana, por lo que mi otra opción era ir a los jardines a leer.

Fui a mi habitación a cambiarme y busqué el libro que estaba leyendo actualmente, para luego irme a los jardines, en la habitación no me encontré con Kerani porque ella hoy día tenía una junta con el club de debate y Marina se había juntado con otros alumnos y algunos de los profesores que estaban organizando la graduación.

Estaba saliendo del edificio cuando vi que Beau estaba parado junto a la puerta mirándome con una sonrisa.

—Dorian, ¿Por qué has tardado tanto?

—No era consciente de que me estabas esperando —y tampoco estaba con ánimos de estar con él, así que lo dejé mientras apresuraba el paso.

—Sí sabes que es de mala educación dejar a alguien que te está hablando —supuse que estaba caminando detrás mío por lo cercana que se escuchaba su voz.

—¿Qué quieres Beau? —me paré en seco y me di vuelta para verlo.

—¿Por qué tan hostil, preciosa? —me sonrió y acercó una de sus manos a mi cara, pero di un paso atrás rápidamente.

Lo miré con cara de pocos amigos, no me hacía gracia que me llamara de esa forma, ya era más que suficiente con que cada miembro de La Realeza me llamara de forma distintas.

Mi enojo era hacia La Realeza, los cinco chicos que yo conocía como La Realeza, Beau, él era nuevo para mí, por lo tanto, no me había hecho nada, por lo tanto, no estaba enojada con él, pero había algo en su vibra, algo en él que no me gustaba y que no me hacía sentir cómoda.

—Muy bien, voy a ser directo. Hoy vienes conmigo.

Me agarró del codo y empezó a caminar forzándome a ir con él, traté de liberarme de su agarre, pero fue en vano, tenía demasiada fuerza, así que recurrí a mi otra opción, pedir que me soltara.

—Beau, voy a pedirte que me sueltes, no quiero ir contigo.

—Parece que no escuchaste muy bien, Dorian. Vienes conmigo, no te estoy preguntando, te estoy obligando.

¿Quién rayos se creía él para imponerme cosas?

—Y yo te digo que no quiero —hice un movimiento raro con mi cuerpo el cual me permitió soltarme de su agarre pero que cayera al suelo bruscamente.

Rápidamente me paré y puse una gran distancia entre Beau y yo, no iba a salir corriendo porque no tenía idea de lo que Beau era capaz, así que preferí minimizar los riesgos.

—Me dijeron que eras terca, ¿cómo es que Mattia te logra controlar?

¿¡DISCULPA!?

-—Supongo que es bueno en la cama, ese no es el punto —se dijo a sí mismo un poco más bajo.

Que se joda, nadie me controla, y no soy terca, lo que sí soy, es una mujer independiente que se rehusaba a ser tratada como muñeca de trapo y que me pasen a llevar.

Besos de una TraiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora