3. Vuelta a Ritmasen

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Llámenme morbosa, masoquista, tonta, todo lo que quieran, pero es algo que tarde o temprano tenía que hacer, y honestamente siento que ya lo había pospuesto lo suficiente.

Mañana viajaba de vuelta a Dinamarca para asistir a mi segundo y último semestre en Ritmasen, y cada hora que pasaba me sentía menos preparada para volver a ver a mis cinco pecados, porque sí, así les había apodado yo.

Pero antes de poder volver a Ritmasen, tenía que verlo. Tenía que saber a qué me enfrentaba, es por eso que había elegido este preciso momento para hacerlo, era temprano y mis tíos seguían durmiendo por lo cual no me iba a interrumpir, y yo estaba escondida en la comodidad de mi cama, bajo los cobertores, para extra-seguridad.

Desbloqueé mi celular y sin darle muchas vueltas abrí el mensaje que me había llegado el dichoso día, decía que lo había enviado un número desconocido, supongo que habían hackeado otro celular para enviarlo de ahí.

Me preparé mentalmente y apreté la pantalla para reproducir el video.

Mierda

Por lo visto mi mini preparación mental no fue suficiente. Nada en la vida te prepara para ver un sex tape tuyo, grabado sin tu consentimiento, y en donde follas con cuatro chicos distintos, porque algo de lo que me habían dicho era cierto, no estaba el video del que se había enamorado de mí, o al menos del que decía que se había enamorado de mí.

Por lo menos tuvieron la decencia de silenciar la parte en la que hablaba con Fede, mientras estaba con Nikolai, pero aun así, eso no cambiaba el daño que me habían causado.

Dos minutos, eso duraba el maldito video, dos minutos en los que no deje de llorar, dos minutos en donde follaba con cuatro chicos distintos. Primero con Alek en el puto baño, después con Philippe en el picnic, después con Nikolai en su habitación, y por último con Mattia en el bowlling abandonado.

Todos habían sido en lugares distintos, por no mencionar que después de cada uno Nikolai me había masturbado. Recuerdo que en un momento me pregunté si acaso él sabía, y por lo visto, así era. Ahora la pregunta que me surgía era ¿por qué lo había hecho? ¿Por diversión o venganza? O quizás simplemente porque era un imbécil.

Cuando el video terminó esperé unos segundos, me concentré en respirar, en tratar de dejar de llorar, pero no pude, esto era mucho para mí. Aun no me entraba en la cabeza que hubiesen sido capaces de hacer algo así, ¿no era más fácil jugar con mis sentimientos que con mi integridad?

Apreté nuevamente la pantalla para volver a reproducir el video, lo sé, masoquista, pero por algún motivo no pude ver el video. 

La pantalla se había puesto negra y aparecía un mensaje que decía que el video ya no estaba disponible. Salí de la aplicación, apagué mi celular, luego lo volví a encender y entré a la aplicación nuevamente, coloque play en el video y nuevamente me decía que ya no estaba disponible.

No entendía qué sucedía, si era mi celular el que no funcionaba o era el video, a lo mejor era una señal divina para que dejase de pensar en ello y en cambio que enfocara en seguir con mi vida.

Volví a intentar dos veces más a ver si se reproducía, pero nada, así que me di por rendida y decidí que ya era hora de levantarme y empezar a empacar para mi viaje.

Fui a la cocina para prepararme un café ya que no tenía mucha energía hoy día, al parecer el video ya me había drenado.

—Dorian, cariño, buenos días -me saludó mi tío apenas entré a la cocina, él ya estaba tomando su té matutino.

—Buenos días, tío —fui directo donde estaba el termo con agua caliente, evitando su mirada y me serví el agua en una taza para prepararme mi café.

Besos de una TraiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora