7. El sexto miembro

353 25 3
                                    

Mierda.

Si quería terminar el último semestre digna, pues ya podía despedirme de esa idea.

¿Un sexto miembro de La Realeza? ¿Por qué nunca nadie lo mencionó antes? Otra mentira más que agregar a la lista.

Lo peor de la situación es que recién me venía a enterar de la existencia del sexto miembro, y nuevamente ya podía decir que me había besado con todos y cada uno de ellos.

¡Dios! ¡Pero que perra!

¿En qué momento me había vuelto una suelta y me besaba con gente a la que recién conocía? Era un poco más decente con los otros cinco miembros, con ellos al menos si me había dado el tiempo de conocernos, o al menos ellos a mí, ¿pero Beau? A él recién lo conocía, por no decir que ni siquiera me daba buena vibra.

Al menos ya sabía por qué era miembro de La Realeza.

Si antes había estado borracha, podía asegurar que ahora yo no lo estaba, con esta nueva revelación todo el alcohol había desaparecido de mi sangre.

—Me alegra estar de vuelta, aquí en Dinamarca, para poder disfrutar de mis últimos meses de colegio con ustedes —Beau se levantó de su trono y nos empezó a hablar—. Y espero que estén preparados para vivir un semestre inolvidable aquí en Ritmasen.

Dio por finalizado su discurso y algunos empezaron a aplaudir y a silbar, pero nada como había sido en el pasado con Mattia, o La Realeza en general. Casi parecía como que muchos de los alumnos no quisieran estar aquí. Incluso la misma La Realeza estaba seria y se veía algo incómoda.

—Ahora, quiero invitar al escenario a nuestra invitada de honor. Dorian.

Hijo de puta.

El imbécil si sabía quién era cuando nos chocamos en el pasillo el primer día, claro que sabía quién era, él era un miembro de La Realeza, tenía que conocerme por sus amigos.

—Dorian, por favor —tendió su mano al público, como para que fuera en busca de ella.

Miré al resto de los chicos, todos tenían su mirada fija en mí, todos menos Eros. Philippe me miraba neutral, no me decía nada con su mirada, lo mismo que Alek, por otro lado estaba Nikolai, él tenía un dejo de tristeza en ella, y por último estaba Mattia, que me miraba casi que suplicándome que fuera a donde ellos, pero al mismo tiempo que no lo hiciese.

Y Eros, lo busqué con la mirada, quería que me viera, quería saber qué quería él que yo hiciese, ¿quería que fuera y que me siguieran humillando? ¿O quería que me fuera de acá y conservara la poca dignidad que me quedaba?

Entonces me miró, una lágrima caía por su mejilla. ¿Quién lo entendía? Me hacía daño a mí y era él quien terminaba llorando.

—Dorian, no me hagas esperar —el tono de Beau ya no sonaba tan despreocupado, ahora sonaba un poco enojado.

¿Con que bajo temperamento?

—Beau —le grité de vuelta, todos los alumnos que estaban viendo hacia los tronos giraron su mirada a mí—. Rechazo cordialmente tu invitación —ya me podía ir, ya me sentía victoriosa, pero antes necesitaba decirlo—. Que les den a los seis.

Y me fui, seguida de Kerani, quien me tomó de la mano y me dio un pequeño apretón en señal de apoyo. Escuchaba que Beau me estaba gritando por detrás, pero decidí ignorarlo, no iba a permitir que un par de alumnos que se creían mejor que el resto me rebajaran frente a mis pares.

Caminamos todo el trayecto de vuelta a las residencias en silencio, lo cual agradecí infinitamente, pero antes de que llegásemos al nuestro edificio el silencio fue interrumpido, pero no por nuestra parte.

Besos de una TraiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora