20. Post-intoxicación

176 13 0
                                    

Después de que las chicas se fueran, con Ramón logramos dormir un poco, antes de que volviera a vomitar. Pero después de eso no volvió a pasar, por lo que logramos dormir un poco.

—Buenos días, Dorian —Ramón sigue pegado a mí, sus brazos abrazándome por la cadera impidiendo que me separe de él. —¿Cómo te sientes?

—Estaría mucho mejor si me soltaras —me muevo un poco para soltarme de su agarre.

—Lo siento —me suelta, pero no se aleja de mí, y seguimos en cucharita.

—Gracias —me muevo para quedar viéndolo.

Nos quedamos un rato viéndonos sin decir nada. Hay momentos en la vida cuando eso es necesario. Pasar tiempo con tu mejor amigo -porque sí, Ramón es mi mejor amigo- y disfrutar de la compañía del otro. Son esos los momentos que te hacen darte cuenta de lo que tienes y de poder apreciarlo, además de que el simple hecho de ya sentir a la otra persona te demuestra de que no estás solo y de que tienes alguien en quien apoyarte y puede confiar.

Claro, también tengo a las chicas y a Isa, pero ella está en España y con las chicas es distinto. Cuando conocí a Ramón supe enseguida que se volvería alguien importante para mí, y honestamente, aunque nos conozcamos hace muy poco siento como si lo conociera de toda la vida.

Aún no estoy lista para perdonarlo, eso va a pasar el día en que pueda ser honesto conmigo, pero no voy a mentirme a mí misma y decir que Ramón no me importa, porque sí lo hace, Ramón es muy importante para mí.

A lo mejor no son ni bueno los sentimientos que desarrollé por él en tan poco tiempo, pero así como hay quienes creen en el amor a primera vista, yo creo en la amistad en el primer trago, porque así fue como nos conocimos con Ramón.

—Gracias por quedarte— lo miro a los ojos, realmente agradecida con que se quedara para cuidarme, pero ahora tengo que demostrar que aún sigo enojada con él—. Pero creo que ya te puedes ir.

Ramón me mira fijamente, con esa mirada dolida con la que me ha mirado varias veces últimamente, y luego me da un gentil beso en la frente.

—Me iré, solo si me prometes que ya estás mejor.

—No he vuelto a vomitar en varias horas. Creo que ya estoy mejor.

—Muy bien, entonces te voy a dejar, pero si te pasa algo de nuevo no dudes en avisarme —Ramón sale de la cama y justo entran las chicas a la habitación.

—¿Interrumpimos algo? —Marina nos mira con interés.

—¡Agg, no! Ramón ya se iba.

Él se viste rápidamente y luego me guiña un ojo antes de salir de la habitación. Las chicas esperan hasta que cierra la puerta para acercarse a mí y mirarme con esa cara que me dice que creen que me acosté con él.

¡Uigh, no!

Lo quiero mucho, pero no de esa forma.

—Marina, deja de mirarme así, no pasó nada.

—Yo no he dicho nada —se encoge de hombros.

—Pero sí que querías decirlo —me doy vueltas en la cama para quedar mirando a la pared y no a ellas.

—¡Claro que sí! Anoche te pregunta si te acordabas de lo que hicieron no sé dónde, hoy entramos y están durmiendo juntos, además no me puedes negar que tiene una química increíble.

Solo unas pocas personas saben lo que pasó esa noche, cuando fuimos a la farmacia y me hice la prueba de embarazo, y honestamente no es algo que quiero que todo el mundo se entere, pero confió en las chicas y se que no le contarían a nadie, además mi mayor miedo era que se enterara La Realeza, pero ya lo saben, así que no hay caso en ocultárselo a las chicas.

Besos de una TraiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora