Nuevos Amigos

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–Ah– soltó el peli morado.

Apenas se separaron, el primero en percatarse de la situación fue Langa, quien no dudó en lanzarle una mirada asesina instantánea. Esta acción alertó a Reki y lo hizo voltear.

Quedó helado al encontrarse con la mirada inexpresiva de Tatsu.

–Emm ¿Te invito a cenar?– formó una sonrisa nerviosa.

La pareja quedó sorprendida cuando el tercero aceptó la invitación, aunque se veía bastante incómodo.

Lo llevaron hacia Sia La Luce, donde se encontraron a Miya, Joe y Cherry. Los adultos parecían estar discutiendo, cosa que preocupó un poco a Tatsu, pero para los demás ya era algo completamente normal.

El peli morado tragó saliva.

–¿Este lugar no es muy caro?– preguntó.

–No te preocupes, el dueño invita– respondió Reki con aún un poco de miedo.

–¡Ja! Ya quisieran– soltó Miya –Por cierto ¿Quién es él?

–Un amigo de Reki– dijo Langa –Iré a interrumpir la pelea de esos dos, tengo hambre– se paró y fue a la cocina.

–¿Aún?– soltó Tatsu.

Reki carraspeó.

–Supongo que nos viste– murmuró.

–¿Hablas del beso?– arqueó una ceja.

Asintió avergonzado.

–Bueno, debo admitir que sí me sorprendió un poco– confesó –Aunque eso también explicó varios comportamientos extraños ¿Cuánto tiempo llevan saliendo?

–¿No te molesta?

–Oye, solo me sorprendió ¿Ok? Creo que aún sigo en shock– miró sus manos –Compréndeme, eras mi mejor amigo y nunca lo sospeché. Y entonces volver y de repente encontrarte con alguien nuevo me hizo sentir algo celoso– sonrió un poco –Solíamos ser los dos contra el mundo y verte ser tan cercano con Langa me hizo pensar que no éramos tan amigos o cercanos como yo creía. Ahora me siento aliviado, solo no estabas enamorado de mí– rio –No te preocupes, Reki. No le voy a decir a nadie si no quieres.

–¡Dios, que alivio!– se dejó caer sobre la mesa –Pensé que me dejarías de hablar.

–Ahí ya me ofendiste. Viejo, ya te lo dije, fui a una escuela de puros hombres; no eres la primera persona gay que conozco, ni han sido los primeros chicos que veo besándose– se cruzó de brazos.

–De hecho soy bisexual– corrigió.

–Lo que sea, eres mi amigo no importa que– tomó su mano en forma de consuelo.

El menor sonrió.

El peli celeste apareció de nuevo, y no le agradó mucho ver las manos de los menores unidas.

Tatsu se separó.

–Todo tuyo– rio.

–¿No te hizo nada?– le preguntó a Reki

–Nos apoya– respondió –Oh, por cierto, Miya...

–Slime, si me vuelves a preguntar si aún me gustas, te voy a golpear.

–¡No iba a preguntar eso!

–¿Entonces qué pasó?

–¿Aún te sientes atraído por mí?

El menor tomó un tenedor y se lo encajó en la mano.

–¿Pero que mierda, Miya?– chilló.

–Te lo advertí– gruñó –Y la respuesta sigue siendo sí.

–Pues no parece– hizo un puchero.

–¿Son un grupo de amigos homosexuales?– le preguntó Tatsu a Langa.

–En nuestra defensa, fue un accidente– respondió.

Los siguientes minutos fueron de pura charla y aunque al principio Tatsu tuvo problemas para integrarse, al final todos parecían haberse agradado.

–Aquí está la comida– la sirvió Joe –Chico nuevo, la casa invita– le dio un ligero golpe en el hombro a Tatsu.

–¡Genial!– dijo Reki.

–Solo a él, no a ti– le revolvió los cabellos.

–¿Ahora por qué discutían?– preguntó Miya.

–Seguimos con la luna de miel.

–Se casaron hace un mes, ya deberían rendirse con eso.

–Hasta crees que Kaoru me lo perdonaría.

–No es mi culpa que no lleguemos a un acuerdo– apareció el pelirrosa con las bebidas –Es solo que Kojiro no logra entender lo que quiero.

–¡Dijiste que tu luna de miel soñada era en el espacio!– gritó –Ni siquiera si te hubieras casado con Ainosuke hubieras podido hacer eso.

–¿Por qué no van a París?– preguntó Langa –Podrían ir a la torre eiffel.

–Cliché– se cruzó de brazos.

–¿El Louvre?

–Ni siquiera podríamos terminar de recorrerlo.

–¿Las catacumbas?

–¡Eso es un cementerio!

–Propuse Italia, pero tampoco le pareció.

–¿Por qué no viajan por toda Europa?– sugirió Tatsu –Mi madre es agente de viajes, podría darles un buen plan de viajes y un precio accesible– comió un bocado de pasta alfredo –Esto está delicioso– dijo con la boca llena.

Kaoru pegó su abanico a la barbilla.

–Este chico me agrada, ustedes dos deberían aprenderle algo– miró a los adolescentes –Por cierto, anoten sus horarios, no tomaré en cuenta citas o fiestas, así que no se molesten en ponerlos– les acercó una libreta.

–¿Para qué?– lo miró Reki.

–No te importa, solo escribe– ordenó.

–Por favor– agregó Joe.

Los menores accedieron confundidos; cuando la libreta llegó a Tatsu intentó hojearla, pero Kaoru se la arrebató.

–No seas metiche.

–Solo curioso– sonrió el peli morado.

Al terminar, se despidieron. Antes de irse, Tatsu se quedó para ayudar a limpiar a Joe. Él y Cherry lo acompañaron a la estación; mientras que Langa, Miya y Reki se fueron juntos.

–¿Te quedas a dormir hoy?– preguntó Reki al pelinegro.

–No quiero escucharlos besarse, además sería ver a tu hermana.

–Langa no va a quedarse, desde que empezamos a salir, mamá le prohíbe quedarse después de las once.

El mayor asintió –Solo acompaño a Reki a casa.

Se detuvieron frente al lugar.

El pelirrojo tocó y fueron recibidos por Koyomi.

Los tres quedaron helados al verla,

El Límite del InfinitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora