Más Allá Del Infinito

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Ambos adolescentes corrían por las calles con la esperanza de no llegar tan tarde a su trabajo en Dope Sketch.

–Voy a matar a Miya cuando lo veo– soltó Reki –¿Tanto le costaba avisar que Cherry pasaría por él?

–¿Por qué habíamos dejado nuestros skates en la tienda?– le preguntó Langa con apenas aire.

–Les quería hacer unas mejoras, pero no pude acabar.

Frenó frente al parque de skateboard para tomar aire. Su novio lo imitó y cruzaron miradas,

Ambos no pudieron evitar dejar escapar un sonrojo. Apenas llevaban un mes saliendo y aún no procesaban del todo la situación; y realmente no eran los únicos, a pesar de que la pandilla de siempre los habían tratado seguido como pareja a manera de burla, el hecho de que ahora enserio lo sean los confundía demasiado. Pero estaban muy felices por los dos.

Pasaron unos minutos.

–Ok, esto ya se volvió incómodo– dejó Reki escapar una risa incómoda.

–Sí, eso creo– se rascó la nuca –¿Deberíamos besarnos?

Su sonrojo incrementó –No lo sé, quiero decir, estamos en público ¿Y si alguien nos ve?

El mayor asintió algo decepcionado y bajó la mirada.

Reki soltó un pesado suspiro y se acercó para tomar su mano.

–Si quieres, cuando lleguemos a la tienda, podemos ir al taller y tú sabes... besarnos y abrazarnos y esas cosas–se rascó la mejilla derecha.

–¿Es una promesa?

–Pero claro– le tendió el puño.

El peli celeste correspondió, pero antes de poder chocarlos lo desvió hacia el pecho del menor.

–Me gustas mucho– le susurró.

–Tú me gustas más– respondió con una tímida sonrisa.

Buscó responder, pero el sonido de una patineta chocando contra el piso captó su atención. Ambos desviaron la mirada.

Quedaron sorprendidos al encontrarse con un joven de cabellos morados que aparentaba su misma edad. Tenía una habilidad bastante avanzada.

Reki forzó la mirada y se acercó.

–¿Uh?– lo miró Langa –Reki, vamos a llegar tarde.

Pero fue ignorado; el pelirrojo se acercaba cada vez más hacia aquel chico con una notoria mirada de confusión. Y claro que una mirada tan intensa pondría alerta a cualquiera, por lo que el chico paró y se puso frente a él.

–¿Tatsu?– preguntó de repente.

–Emm si ¿Te conozco?– arqueó el chico una ceja –Espera– lo miró de pies a cabeza –Yo esos pelos despeinados los conozco– sonrió –¿¡Reki!?

–¡Sí eres tú!– se emocionó –Dios, viejo ¿Cómo has estado? Tanto tiempo sin verte– lo abrazó.

–Ni que lo digas– correspondió el abrazo –Acabo de regresar de Estados Unidos, mis padres se divorciaron y vine con mi mamá– explicó.

–Lamento escucharlo.

–Nah, era lo mejor– se echó aire con la mano –Oye, hay un chico raro viéndonos allá– señaló a Langa.

–Oh, cierto ¡Langa, ven!– lo llamó.

El peli celeste se acercó con una notoria mueca.

–Él es Langa, mi...

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