Reki seguía lamentándose en su cuarto. Si había alguien en específico que no quería que se enterara de su vergonzosa compra, esa era definitivamente Koyomi. Sin embargo, eso no lo detuvo de hojear un poco las páginas.
No pudo evitar sonrojarse cuando se encontró con los paneles subidos de tono y se sintió aún más avergonzado al darse cuenta de que sí podían llegar a ser excitantes. La sola idea de tener a Langa bajo él lo volvía loco, pero a pesar de que varias de las imágenes estaban demasiado detalladas para su gusto, aún tenía muchas dudas.
Pensó muy seriamente en preguntarle a alguien de confianza, aunque eso solo lo hacía sentirse más nervioso.
Todos estos pensamientos se vieron interrumpidos cuando escucho un grito de mujer. Su madre había salido con su abuela y hermanas, así que no podían ser ninguna de ellas. Por su parte, su padre aún se encontraba trabajando, entonces era el único hombre protegiendo la casa.
Se paró de golpe y fue corriendo hacia la habitación de la mayor de sus hermanas menores.
–Koyomi ¿Estás bien?– gritó.
–¡Vete de aquí!– contestó la chica desde el baño.
–¿Por qué gritaste? ¿Te lastimaste? Voy a pasar– intentó abrir.
–¡Ni se te ocurra!– lo bloqueó –Estoy desnuda.
–De acuerdo, entonces ¿Necesitas algo? ¿Toallas?
–Reki, solo vete– chilló.
–Está bien– murmuró.
Pero solo se sentó en la cama, esperando a que saliera.
–Te dije que te fueras– gruñó la chica envuelta en una bata.
–¿Enserio creíste que lo haría después de escucharte gritar así?– volteó a verla, quedó en un pequeño estado shock –Tu cabello– señaló.
Parecía que el tinte pelirrojo de la chica había caído y ahora solo se veía su cabello castaño un poco manchado de rojo.
–Síí– gruñó la menor –Aprendí mi lección, no vuelvo a ir a una peluquería barata– se sentó frente a su tocador –¿Puede irte por favor?
Su reflejo delataban sus ojos ligeramente hinchados por el llanto. Incluso el ánimo de la chica se veía más decaído que hace unos minutos.
–Koyo, no estás bien desde hace varios días– se acercó a ella.
–Reki, solo vete– gruñó.
–No– contestó –Esto no puede seguir así. Te pintas el cabello como yo, robas y mutilas mi ropa ¿Qué es lo que quieres?– la encaró.
–¡Vete de mi cuarto!– gritó.
–¡QUE NO!– golpeó la cama.
Lágrimas empezaron a resbalar sobre las mejillas de la menor.
–¿Esto es por Miya?– le preguntó.
–¿Qué tanto sabes sobre eso?
–Lo necesario– metió las manos a sus bolsillos.
–¿Mamá te lo dijo?
–Él mismo, de hecho.
La chica abrió los ojos y tensó sus puños.
–¿Ahora lo presume?
–¡Claro que no! Koyo, él te adora. Está sufriendo esto tanto como tú– posó una mano sobre su hombro.
–¿¡CÓMO YO!?– lo apartó –Yo fui la humillada ¡Se fue corriendo dejándome sola! ¿Tienes idea de cómo me sentí?
–Entiendo que tal vez...
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El Límite del Infinito
FanfictionDespués de que Reki y Langa empiezan a salir, se dan cuenta de que un noviazgo involucra varias cosas además de una atracción mutua. A lo largo de la historia conocerán aspectos como los celos, sexualidad, adoración y sobretodo como el amor es la...