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En los dos el sentimiento de miedo se encontraba a flor de piel. Estaban frente a su posible último respiro y fuera de toda esa testarudes había miedo. Un gran miedo ocultado. Porque sí, ellos tenían miedo, y como actuaban en la vida demostraba todo lo contrario, pero era así. Después de todo, solo eran niños. Niños caprichosos, pero al fin y al cabo niños.

De repente una idea completamente estúpida llegó a su cabeza. Las fosas nasales de aquel dragón recién de asomabam y el frasco de agua que colgaba de su pequeño cinturón tocó sus labios, y como si el agua estubiera asquerosa, —que de hecho no era así—, la escupió en dirección al dragón. Dicho líquido solo mojo unos centímetros del rostro del dragón, por lo que no había servido de nada.

Lo cuál era realmente predecible; pero podía defenderse con que en su mente salían las cosas a su favor.

De todas formas, viviría con el orgullo de que lo había intentado.

Justo cuando el dragón comenzaba a parecer más visible en su campo de visión, apareció el padre de Hipo, chocando contra aquél "mounstro" apartandolo de ellos, y en su proceso rodando por el suelo. Rápidamente el hombre volvió a tomar compostura y la Pesadilla Monstruosa gruño en su dirección, haciendo que hilos de saliva espesa golpearan el suelo.

En su segundo intento quiso arrojar una llamarada de lava, pero al parecer ya se había quedado, inquietantemente, vacío, por lo que solo un poco de aquél líquido rojo fuerte cayó al piso, y al notarlo el pobre dragón se encogió en su lugar.

Estaba indefenso, estaba en peligro y por primera vez se sentía vulnerable. Al menos eso notaba la rubia.

━Ya no tienes.━murmuró el de barba, contrayendo su gesto demostrándole que, contradictoriamente contra la lógica de la vida, él había ganado.

Como si de un simple vikingo se tratara, comenzó a molerlo a golpes, puño tras puño, golpe tras golpe, así sucesivamente. Lyra iba a ser completamente sincera consigo misma, y en ese momento deseaba todo menos que Estoico ganará, tampoco que muriera, pero ella se entendía.

Un sentimiento amargo se dispersaba por su pecho al ver de reojo como reaccionaba la criatura tras los violentos maltratos; y le dolía, también le molestaba, después de todo, era una vida y ellos —en general y para todas las especies— no tenían el mínimo derecho de darse la oportunidad de como sería o terminaría el ciclo de vida de un ser viviente. Le dolía que el mundo fuera así, y le molestaba que ella no pudiera hacer nada. Y si alguien tenía la culpa de todo aquello, lo odiaria sin siquiera tener que conocer su nombre. Quizás Odin, quizás Thor, o quizás eran ellos el problema... No lo sabía. Pero si algo tenía en claro era que si algo no le agradaba tenía que cambiarlo, sin importar lo que sucediera en su camino.

De todos modos, Lyra aún era una niña demasiado pequeña y no podría hacer tanto al respecto por ahora. O quizás eso le hacían creer. Siempre hay un quizás.

Su mano tomo la de Hipo en un intento de contener las ganas de hacer algo para detener el sufrimiento de aquella criatura. Pero Hipo no lo tomó así, él pensó que tenía miedo, por lo que repartió caricias sobre la suave piel de Laufeyson.

El agarre se sentía cálido. El chico la observó, su rostro estaba lleno de seriedad y eso era extraño en ella.

━¿Por qué tanta seriedad?━cuestionó y hasta las palabras sonaban irreales para sus oídos. Pues, casi murieron, y aún no se encontraban totalmente a salvó. Lyra ojeo en su dirección.

━Siento simpatía.━las palabras salieron sin que lo pensará, y quién la escuchará no creería que se tratara de una simple niña de siete años. Pero eso era ella. Una niña con más humanidad que cualquier adulto que se encontrará cerca. Esa era Lyra Laufeyson.━Me da cosita, pobrecito, o pobrecita.
━murmuró mientras que sus ojos se aguaban un poco y su labio inferior temblaba levemente.

FOREVER ─── httydDonde viven las historias. Descúbrelo ahora