Cruzando límites

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Nuestras voces estaban gastadas y nuestros ojos secos por recordar y haber compartido nuestras pérdidas.

Iruru y yo habíamos llegado a nuestro límite emocional: exhaustos de sentir aquel huracán de emociones que nuestros pasados traían consigo...

Por mutuo acuerdo, simplemente nos quedamos un rato mirando el piso de madera... Teníamos miedo de soltar el llanto nuevamente al saber que ninguno de los dos sabría que decir para consolar al otro.

Ninguno lo dijo... Pero estábamos cansados de sentirnos miserables en secreto al pensar en el ayer.

...

No importaba, pues las palabras estaban de más en aquella habitación...

Inesperadamente Iruru tomó la iniciativa: buscó mi regazo y envolvió mi torso con sus manos en un cálido abrazo.

Me estrujaba suavemente, talvez intentando impedir que me fuese lejos y temblando se refugió en mi pecho cómo si fuese un gorrión herido.

-- Cielos... -- Dijo finalmente Iruru casi en un murmullo sin dejar de abrazarme. -- Y pensar que pasamos por todo eso y todavía no somos adultos...

-- ¿Crecer es un asco, no?...-- Respondí, acariciando su cabello para complacerla. -- Ahora entiendo por qué tú no quieres...

-- Realmente es un asco. La infancia es genial... -- Confirmó ella. -- Pero... creo que madurar también es maravilloso.

-- ¿Madurar?...

-- Sí... No quiero ser una niña por siempre, Take.

-- ¿Por qué?...-- Pregunté. -- ¿Acaso deseas algo que envejecer te concederá?.

-- Sí. Justo ahora...

"Quiero crecer junto a ti..."

Mi corazón dió un vuelvo oyendo aquella tímida respuesta: Aquellas palabras eran todo lo que había deseado escuchar...

La tensión en mi rostro dibujo una enorme sonrisa en mis labios y volteé a ver a Iruru aferrándose a mi con ternura...

En aquel pequeño momento de felicidad, su abrazo se hizo más intenso y volteó a verme para contemplar mi expresión detenidamente:

Estaba feliz de oír su respuesta y no podía ocultarlo:

-- ¿Incluso si soy un amargado?...

-- Especialmente si eres un amargado...-- Ambos evadíamos nuestra mirada con nuestras mentes alternando entre la vergüenza y la felicidad. -- Me encanta provocarte, Taketo.

-- Cierto... Eres un fastidio, Iruru. -- Dije riéndome un poco, dejando de acariciar su cabello y en cambio imitando su abrazo.

-- Soy un fastidio ¿Eh?...-- Dijo ligeramente ofendida, aunque sin señales de querer despegarse de mi pecho... -- ¿Eso es lo que crees de mí?.

-- No hay otra forma en que un amargado como yo pueda describir una chica como tú, tan hermosa y tan radiante como el Sol... -- Dije resuelto a confesar aquel pensamiento.

-- Quiero ser la causa de tus dolores de cabeza...-- Expresó Iruru dejándome un poco confundido.

--Creo que eso ya lo conseguiste...-- Me reí un poco.

-- ...Y también quién sane las heridas de tu corazón, Take.

Sin saber como responder, el silencio se adueño de la habitación y el ambiente se volvió más sugestivo entre ella y yo...

La forma en que me miras.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora