Érase una vez

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Siempre supe que Iruru no era igual que las otras chicas, (y no estoy hablando de sus enormes pechos...)

Desde el comienzo... Percibí algo en ella.
Ese algo intangible: Algo que me decía que involucrarme con ella se volvería un problema...

En aquel debate entre mi cabeza y mi corazón, fue mi mente la que terminó perdiendo el juicio: me dí cuenta que había caído en aquel misterioso encanto que siempre me asaltó con sus dudas...

Y fue entonces cuando la respuesta llegó a mí:

"Soy una dragona, Taketo."

Aquella pequeña frase... La respuesta que buscaba, y también la causa de todos mis problemas.

Ahora las cartas estaban sobre la mesa y no había marcha atrás...
¡Quiero saber toda la verdad sobre ella!:

--Cuéntame tu historia, Iruru...

°°°

Ella abrazó la almohada del sofá, escudando su rostro detrás mientras me miraba con detenimiento sacudiendo levemente su cola.

Viéndome en silencio, podía sentir su mente batallando, pensando en lo que estaba a punto de decir para lograr satisfacer mi curiosidad...

Sus ojos rosas se mantenían fijos en los míos, emanando una sensación de suplicio... Como si estuviera a punto de desnudar su alma a causa de mi petición:

°°°

Érase una vez existieron los dragones...

Y antes de ellos, los dioses...
La divinidad. El nivel más alto. El poder absoluto.

Y antes de los dioses, la nada...
El vacío. Oscuridad. Soledad que se extendía hasta dónde pudieras imaginar.

Los dioses inventaron la luz:
Aquel éter radiante envolvía cálidamente todo lo que alcanzase...

Los dioses estaban felices:
Ahora podían frenar el dominio lúgubre de aquello que no existe.

Sin embargo, la luz existía para iluminar...

Por ello...
Un oasis azul fue el primero en emerger para recibir aquella sagrada bendición:
Lo llamaron "Tierra"...
Ya que en él plantarían su esperanza.

Los dioses habían vencido el vacío y la oscuridad...
Pero la soledad aún los perseguía.

Su orgullo les hizo tardar...
Pero finalmente se dieron cuenta:
Su creación. El oasis estaba incompleto...

Y entonces los dragones existieron.
Unas criaturas salvajes y hermosas.

Tan ambiciosas y talentosas:
Un claro reflejo de sus dueños...

Los dioses estaban orgullosos.
Con su mayor logro habían vencido la eterna soledad.
Los dragones estaban agradecidos.
Y el vasto mundo ahora estaba poblado.

...

Fue un hermoso relato... ¿No?.

Pero esa no es la historia que querías escuchar... ¿Verdad?.

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