12 | Trofeo

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— No se que rayos tienes en la cabeza como para  aceptar ser parte de esto —me dijo Ferit serio mientras me ponía un chaleco antibalas.

Puse los ojos en blanco mientras él, terminaba de ponerme el chaleco. Solté un suspiro. ¿Nerviosa? Si porque era una nueva experiencia y no sabía con quien me iba a encontrar. Simplemente solo me dijeron un nombre: Amir Budak.

— No quiero que crean que soy niña mimada —dije refiriéndome a Eiren.

— ¡Kev!—gritó Ferit y en menos de un segundo se apareció un chico vestido de negro—. No le despegues ni un ojo.

— ¿Todo listo?—preguntó Hamza entrando a la habitación con un maletín.

— Si —dije antes de que Ferit pudiese decir otra cosa.

— Solo le vas a entregar este maletín a Amir, si hace o dice algo más...me lo informas —dijo para dejarnos solos mientras Kev me esperaba.

Ferit tomó mi rostro entre sus manos para besarme y pegar nuestras frentes mientras nuestras respiraciones se mezclaban. Me perdí en sus ojos por unos minutos hasta que me hizo reaccionar.

— Se que mis ojos son hermosos pero tienes que irte amor —besó mi frente y asentí—. Kev que te maten a ti y no a ella, ¿entendido?

— ¡Ferit! —le reproche y él rio.

Salí con el maletín detrás de Kev, el cual me subió en la parte trasera de una camioneta. Sentía curiosidad por saber que le iba a entregar al tal Amir, por lo que, decidí abrir el maletín sin que Kev se diera cuenta para sorprenderme.

Luego de un buen rato, la camioneta se detuvo en un puerto donde habían muchos contenedores. Me sentía en una película de acción donde la chica entrega la mercancía y se arma un tiroteo pero...esa idea no me gustaría que pasara.

Kev me ayudó a bajar para encontrarme con alguien de espaldas fumando un cigarrillo. Había un carro detrás y dos guardias. Respiré profundo para acercarme a él.

— ¿Señor Budak?—pregunté para que él se diera vuelta y votara el cigarrillo.

Se acercó a pasos lentos para darme cuenta de lo atractivo que era. Tenía algunos treinta y pico de años, tez clara, ojos mieles, pelo parado y castaño, sus labios eran en forma de corazón. Me mostró una sonrisa mientras me miraba maliciosamente de los pies a la cabeza.

— ¿Puedo saber quien es la muñequita?—preguntó y tragué fuerte.

— Alessia —le contesté mirándole y le extendí el maletín— Hamza, te envío esto.

— Me encanta tu nombre —dijo cerrando los ojos para soltar una sonrisa—. Estaba harto de verle la cara a Eiren pero le consiguieron una sustituta demasiada guapa.

— Toma el maletín —lo tomó para dárselo a uno de sus guardias —. Hasta luego.

— Espero volver a verte, muñequita.

Kev me acompañó hasta la camioneta para llevarme a la casa de Hamza. Allí, entré con una sonrisa y un aire de superioridad porque Eiren estaba ahí, esperándome junto a ellos.

— ¿Estás bien?—preguntó Ferit abriéndome la boca, revisándome los ojos provocando que riera.

— Estoy bien —contesté y Hamza aclaró su garganta.

— Rapunzel se ha ganado un premio —dijo sarcásticamente.

— ¿Budak dijo algo?—preguntó Hamza.

— Si —me miraron los tres—. Estaba harto de ver a Eiren.

— Te felicito —le regale una sonrisa y el miró a Ferit—. No has sufrido en vano.

Fruncí el ceño. ¿Que quiso decir?

Luego de eso, Ferit y yo nos fuimos a casa. Allí me entré a duchar rápidamente porque tenía que hablar seriamente con Ferit por lo que había visto. Recordé y mis ojos se llenaron de lágrimas al salir del baño envuelta en una toalla.

— Hueles ri...—se calló al ver mis lágrimas—. ¿Porque lloras amor?

Decidí decirle lo que pensaba.

— ¿Por eso decidiste irte de mi vida?—le grité rompiendo en llanto—. ¿Por una maldita droga Ferit?

— Alessia, no vas a...

— ¡Si nunca lo entenderé! Así como no entiendo como haces eso y vienes me secuestras como si fuera un trofeo que ganaste —le grité.

— Nunca vas a entender porque nunca han querido matar a tu familia, ¿o si?

— Ferit...

— No quiero hablar más del tema —me gritó—. ¿okay?

— Okay —le grité para encerrarme en otro cuarto.

CautivaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora