19 | Garantía

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Ferit Erkan.

— Señor no hay hombres de Amir Budak y mucho menos rastros de la señorita Alessia — me informó y le di un puñetazo a la mesa.

— Gracias Kev —se fue.

Todo esto estaba bastante raro. ¿Acaso Alessia no ha salido de su casa?, ¿tan traumada la dejé para que no saliera? Tome una cazadora para visitar a mi padre y hacerle algunas preguntas que rondan en mi cabeza.

Le dije a Kev que no me acompañara porque iba para la casa de mi padre. Estacione el auto y entre inmediatamente sin permiso de nadie para llegar a su despacho.

La puerta estaba semi abierta por lo que pude ver a Eiren y a mi padre conversar.

— La deuda con Amir Budak, está saldada señor —le dijo Eiren. Vi como mi padre asintió.

— ¿Qué hiciste?—le preguntó papá y decidí intervenir entrando a la oficina.

— Buenos días —dije mirándolos y Eiren se levantó rápidamente.

— Los dejó solos —dijo Eiren mirando a mi padre.

— En un momento seguimos con lo que estábamos hablando — ella le asintió y se acercó para tirarme un beso, hice una mueca —. ¿Qué necesitas hijo?

— Necesito que mandes a investigar a Budak y que porque no he sabido de Alessia —dije serio mientras lo miraba.

— ¿Puedes olvidarla? Además, ya la deuda con Budak está saldada no tienes de que preocuparte — dijo calmado—. Olvídate de Alessia.

— Nadie se olvida de lo que le hace feliz —le dije saliendo para que Eiren entrara.

Me quedé en la puerta escuchando todo.

— Ahora si, cuéntame, ¿Cómo saldaste la deuda?, ¿te acostaste con él o que?—preguntó papá divertido.

— Le di a alguien en garantía —respondió Eiren —. Alguien le interesaba desde que la conoció.

— ¿De quien estabas hablando?—preguntó papá y saqué mi pistola para cargarla.

— Alessia Yildirim.

Al escuchar su nombre, la rabia se apoderó de mi y entré al despacho apuntándole con la pistola en la cabeza de Eiren. Levantó los manos asustada.

— Repite lo que acabas de decir maldita desquiciada —le grité apuntándole.

— Ferit baja el arma — me pidió papá y yo seguía mirando a Eiren con odio.

— Mírale el lado positivo —sonrió—. Te quite un peso de encima porque ella solo te hacía sufrir, andabas detrás de ella como un perro faldero mientras que yo hago todo para que me notes.

— ¿Ves lo que provocas?—le grité a papá y respiré profundo.

— Alessia no iba a regresar contigo Ferit —me dijo Eiren y me acerqué a ella para tomar su pistola —. ¿Que haces? Dame mi pistola.

— Ferit...—lo interrumpí.

— Nada de Ferit, papá —le grité y metí la pistola de Eiren en mi bolsillo trasero.

— ¿Qué vas hacer?—preguntó papá y le regale una hipócrita sonrisa.

— Lo que hace todo hombre que ama de verdad —miré a Eiren —. Voy a buscar a Alessia, cueste lo que me cueste, porque la amo y ustedes dos nunca van a entenderlo.

CautivaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora