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Ha pasado tanto tiempo, que cuando quise ver, me encontraba escondida en una tienda de ropa, la miré a la distancia, seguía teniendo ese brillo en sus ojos, asiqué le tomé una fotografía, su rostro seguía algo triste, tomé mis cosas y salí de ahí.

Cuando llegué, tardé un poco, Mikey estaba con Koko, asiqué me senté y le extendí mi celular.

— La miré de casualidad, la está cuidando bien, creo que puedes estar más tranquilo.

— Ya veo – asentí y volví a mi trabajo, yo era la mano derecha de Koko, y la dama de la Kanto, además de que me resultaba extrañamente fácil encontrar información – pronto será la pelea, prepárense.

— Mikey, quiero hacerme cargo de unos tipos, por favor.

— ¿Es personal? – asentí – sólo que no afecte a la pandilla.

— Fueron ellos – el sólo me miró y asintió.

— Bien, Sanzu te ayudará.

Me puse en contacto con Sanzu, él estaba más que de acuerdo, asiqué la batalla llegó, y me pidió hacerme cargo de la líder primero, acaté la orden.

— No puedo creer que la Kanto tenga a una mujer como ejecutiva.

— Y yo no puedo creer que la líder de Brahman sea una mujer – los que estaban cerca se tensaron – Senju Akashi.

— ¿Cómo sabes de mí?

— Yo lo sé todo.

Pelear con ella me resultaba algo complejo, pero luego me vi rodeada de varios chicos, ¿qué estaba pasando? Muchas imágenes a mi cabeza pasaron como un rayo, haciéndome estremecer, asique era eso, son ellos...

— Nosotros te conocemos – los miré fijamente, cada rostro, cada facción, cada mano.

— Son ustedes, he esperado este momento por mucho tiempo, ¿qué les parece si jugamos? Yo corro, ustedes me alcanzan y luego los mato, sencillo, ¿verdad?

Si..., muy sencillo, frente a mí, la sangre se derramaba, me volvía a mostrar yo misma, volvía a darles su merecido, volvía mi alma a estar en paz...

Me había perdido de mucho, demasiado, y ahora, me veía empapada en sangre, cuando volví, miré el cuerpo de alguien en el piso, era Senju, Brahman había perdido, todo había cambiado.

— ¿Qué sucedió? – frente a mí, Mikey me miraba fijamente – la Kanto, ¿ganó?

— Kai, ¿dónde estabas? – miré atrás de mí como un gran charco de sangre se expandía.

— Resolviendo cuentas pendientes – el no dijo nada y me pidió que me vaya, sólo seguí ordenes, y Sanzu me llevó – Sanzu..., ¿qué sucedió?

— La Kanto ganó, pero Senju murió...

No dije nada más, lo sabía a la perfección, luego me enteraría lo sucedido, cuando llegamos, me llevó a una habitación, ahí estaban la mayoría de mis cosas, asique me guio al baño, y me metió a la bañera, se fue dándome espacio.

Y lo hice, la sangre y el malestar se iban al fin con el agua, me sentía más liberada, más yo, más destruida, más tranquila, más fuerte.

Cuando estuve lista, me envolví en una toalla, y salí, había un conjunto de ropa grande ahí, una ropa excelente para un día frío y para descansar, pero hoy no, hoy había mucho que hacer, asiqué me puse algo más, casual.

Cuando salí, ya habían llegado, Mikey se veía diferente, lo sabía, asique mientras chocamos miradas lo supe, no había vuelta atrás.

— Te vez mejor.

— Supongo, serán días muy largos, asiqué prepararé un par de cosas.

— ¿No deberías descansar? – miré a Koko por un momento para sonreírle.

— He descansado por dos años Koko, me siento mucho mejor.

— Nunca entenderé a las mujeres.

Había pasado tiempo desde aquello, y sólo quería pensar en cómo se sentirá una aguja perforar varias veces una piel, miraba a los chicos, Sanzu se había drogado para soportarlo, los Haitani estaban acostumbrados, Mochizuki igual, Koko andaba molesto, se había rapado una parte de cabeza, a Mikey parecía no dolerle, aunque no sabía si hacerlo o no, Mikey no dejó que me lo hiciera, era ridículo, Kakucho no estaba de acuerdo a que lleve los pendientes de Hanafuda que fueron de Izana.

— Me haré el tatuaje, quieras o no – caminé hacia la chica – dónde no se vea, a menos que use un bikini.

— De acuerdo.

Me miró por un momento, en el cuello, no, en el pecho tampoco, en mis brazos peor, mis piernas las tenía descubierta asiqué no, asiqué lo hizo en mi abdomen, era raro, era cercano a mí vientre bajo, a lado de la cicatriz, como un recordatorio más, la miré un momento, había tocado un punto sensible sin hablarlo, y me abrazó, necesitaba a otra mujer en mi vida.

— Gracias.

— Te comprendo – me mostró una similar, asique también había pasado por eso.

Apenas salí la miré fijamente, y volví a sonreír, tomé el cabello de Mikey meneándolo.

— Compraré un par de cosas, quiero hacer algo, hay que cambiar tu peinado.

— En un tiempo más.

— Como gustes.

Aunque aún seguíamos peleando de vez en cuando, nunca me separé de ver a los chicos, siempre iba a verlos, Emma estaba más alegre, los demás también, asiqué era hora de ponerme al corriente.

Me encerré con Koko por varios días, las conexiones que tenía se abrirían pronto frente a nosotros.

Pasaron años desde aquello.

— ¿Recuerdas a Izana?

— Si..., ¿quieres que te corte el cabello como él?

— Si... - asentí, y mandé a que compren un par de cosas.

— Será un gran cambio, estarás bien.

Cuando llegó, trataba de focalizar en mi mente como era Izana, asique separé unos mechones y comencé afeitar, para luego cortar su cabello, luego pinté su cabello, y lo lavé. Su rostro había cambiado sin duda alguna, se veía diferente, asiqué, dejé que se mirara.

— Tu cabello ha crecido de igual manera – me miré por un momento.

— Esa es la idea, ahora debo lucir bien, Koko ha comprado varios vestidos.

— Si.

— ¿Por qué todos menos tu usa algo así? Siempre usamos ropa formal, aburre.

— Ustedes la usan porque quieren.

— Buen punto.

— Quiero pedirte un favor.

— Claro.

— Quiero que te encargues de alguien.

— ¿De quién?

— Takemichi Hanagaki – asentí, no pensaba cuestionarlo – el vendrá solo, es cuestión de tiempo.

— ¿Cuándo?

— En un par de años más.

No dije nada y sólo acepté, pero, ¿por qué justo en esa fecha? No lo entendía.

Dark Look - Sanzu HaruchiyoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora