Caminé por el lugar un momento, llevaba una ombliguera, ser la número cuatro no era sencillo, pero qué más da, cuando miré por un momento, ahí estaba Sanzu, drogándose como una costumbre.
Estúpidos sentimientos de por medio que hacían más que irrumpir mis pensamientos.
— Dame un poco – le quité la pastilla que iba a tragarse para hacerlo yo.
— Era mío.
— Era – no dijo nada y sólo me abracé a él, comenzando a alucinar – Sanzu...
— ¿Sí?
— Te quiero – sentí que se tensó, y ese sentimiento dolía.
¿Cuánto tiempo llevaba enamorada de Sanzu? Diez años, no, son casi trece, y seguía junto a él, ahora podía apreciar sus marcas libremente, ahora sonreía más, era más él.
Las acaricie un poco, sólo podía mirar aquello, en este jodido mundo de mierda, me quedaban sólo tres personas, dos de ellas están conmigo. Y le besé, como hacía tiempo no lo hacía, pero como era obvio, no correspondió, y me dejé caer en su pecho, haciéndome la dormida, y pronto escuché unas burlas, eran los Haitani, lo habían visto todo.
— ¿Por qué no la correspondes? Ella te ama, desde que la conozco sólo te ha mirado a ti – la voz de Ran junto a un suspiro aburrido de su hermano escuché.
— Cállate – y la molestia en la voz de Sanzu.
Lo sabía, Sanzu nunca me miraría de la misma manera que yo lo miro..., era inútil.
Cuando desperté, estaba en una habitación diferente, la reconocía, venía aquí siempre, aunque durmiera en la mía, me giré para ver a los cabellos ahora blancos de Mikey, ha estado sufriendo sólo, y he tratado de acompañarlo en lo mejor que he podido.
He cargado con esa oscuridad, me he encargado de ayudarlo en muchos problemas, aún era temprano, pero su rostro me lo decía todo, empezaría a tener una pesadilla.
— Mikey, es hora, Mikey – lo moví un poco, estas veces eran las únicas en las que podía verlo de verdad – iré hacer algo, ¿quieres tus huevos estrellados?
— Con dorayakis.
— Eso es postre, pero te lo traeré, descansa un poco más.
— Bien – lo abracé un poco para ir a la cocina a prepararle el desayuno.
— Despertaste – miré atrás de mi a Sanzu, se veía serio.
— Si, ¿comerás? – el sólo negó y asentí, miré a Takeomi llegar – y tú, ¿comerás?
— Lo haré yo mismo – fruncí mi ceño mirándolos a todos, apagué la estufa, tomando los alimentos poniéndolos en una bandeja.
— ¡Muéranse de hambre! – miré a una de las sirvientas – no prepares nada hasta nuevo aviso, te avisaré para la hora del almuerzo.
— Si señorita.
— Puedes retirarte – la vi irse y miré a los demás – si van a comer cocinen, ella y yo no estamos de chacharas de ustedes que comen cuando se les da la gana, si van a comer será a una hora.
Me fui de ahí para ir con Mikey, aún seguía en la cama, asiqué me acerque y lo dejé, ayudándolo a comer, cada vez estaba más débil, había perdido masa muscular, asique le puse muchas vitaminas y proteínas.
— Estaba rico – asentí y le di sus dorayakis – eres la mejor.
— Lose – reí un poco y lo ayude con lo demás.
Los chicos se habían pasado molestos, pero tenía razón, asique Mikey les dejó en claro eso, el único que comió fue Takeomi, y Koko que aceptó mi comida, a los demás les gruñía el estómago.
Era difícil, cada vez nos hacíamos más peligrosos, y yo, aunque no me guste y me resulte incómodo, me hice cargo de algunos negocios, golpee a varios de ahí porque querían violar a menores, asiqué las dejé ir y las reemplacé por otras, así estaba mejor.
Hasta que el día había llegado, miré a Takemichi, el antes rubio, era ahora negro, lo vi relacionarse con un muchacho, era Kazutora, y lo dejó en el viejo boliche.
— ¿Takemichi Hanagaki? – lo miré por un momento apuntándolo con una pistola – has cambiado mucho.
— ¿He? Tu eres... - su rostro seguía sin reconocerme, asiqué marqué a Mikey.
— Takemicchi.
— ¿Mikey-kun? – se puso a llorar, que tipo más raro.
— Kai, ya sabes que hacer, Takemicchi, lamento hacerlo, espero y los chicos no se enojen, no hagas enojar a mi Kai.
— Mikey-kun, yo quería..., entregarte mi invitación para la boda.
— Kai.
— Si, Mikey – me cortó la llamada – fue estúpido de parte venir por él, yo seguiría a Mikey a donde el fuera, pero ahora ya no hay arreglo, héroe llorón.
— Kai..., ¿cómo está él?
— Destruido, todos lo estamos, para evitar este futuro, debimos haber nacido en otra familia, viviendo en otra situación, conociendo a otras personas, pero es imposible, este es tu ultimo día, Takemichi.
Dos tiros, lo suficientemente exactos para detenerlo, me lamentaba por la chica con la que iba a casarse, disparé en sus manos tal como Mikey lo quiso.
Su pulso iba desapareciendo, y la culpa y frustración aparecían en sus ojos.
— Mikey, siempre esperó a tu regreso, te da las gracias por todo lo que hiciste.
Ese día, volví a llorar, ¿por qué? No lose, sólo pasaba, Mikey perdió esperanza y empezó a ponerse serio, asiqué lo supe, era hora de expandir territorio.
Fui al cementerio, visité a mi hermano, sería la última en mucho tiempo que venga a verlo, miré a Emma, estaba triste, todos sus amigos estaban tristes, y enojados, asique no debía hacer nada más, mi regalo había sido dado.
Volví a la mansión, hubiera querido que Emma viviera como se lo merece, pero, se le veía feliz en aquel lugar, en ese mundo, me había encargado de proteger esa sonrisa.
Mikey se esforzó en ver las sonrisas de todos.
Sanzu fue el primero en aparecer en mi vista, quería hacerlo, de esto determinaría mi futuro.
— Sanzu, ¿podemos hablar?
— ¿Qué sucede? – lo jalé hacia otro lugar más apartado.
— Sanzu, ¿tú me vez como mujer?
— ¿Qué? – su mirada lo era todo, su ahora rosa cabellera lo hacía resaltar, haciéndolo ver más guapo.
— Sanzu, sé que lo sabes, sabes que estoy enamorada de ti, desde hace más de doce años, eso nunca ha cambiado, tu, ¿sientes algo parecido? – su mirada de sorpresa y desconcierto lo era todo.
— Kai..., yo..., no creo poder corresponder, sabes... - no dejé que terminará, asiqué choque mis labios con los suyos.
— Entiendo – era todo, asiqué fui a la habitación de Mikey.

ESTÁS LEYENDO
Dark Look - Sanzu Haruchiyo
FanfictionLe parecían marcas bonitas, nunca se cansaría de verla y apreciarlas, pero, a su dueño le incomodaba bastante. Lo había conocido de una forma peculiar, llegó a ser cercana a él, pero, ¿qué era ese sentimiento? no lo sabía. Siempre quería estar a su...