No, Sanzu salió de ahí, miré a Mikey, el sólo me dejó irme, asiqué lo seguí, cuando llegué estaba con sus drogas, asiqué debía prepararme y poner en su lugar a mis inexistentes ovarios.
— Sanzu.
— Vete.
— No, no quiero, vas hablar, ¿qué carajos fue eso?
— Nada, ¡no es de tu interés!
— Fue de mi interés cuando no quisiste apoyar mi idea.
— ¡Y cómo quieres que te apoye! ¡no soporté verte casarte con otro! ¡no soportaría verte casarte nuevamente!
— ¿Y por qué ahora? ¿¡por qué no antes!? ¡estoy enamorada de ti! ¡siempre lo he estado! Pero tu eres un idiota que no sabe lo que quiere y algún día debía desistir de este amor que te tengo.
— ¡PORQUE SOY EGOISTA! ¡Te quiero sólo para mí! ¡pero no quiero que estés conmigo porque no te merezco! ¿no lo entiendes? ¡eres demasiado buena! – se acercó a mí a grandes pasos tomando mi cabeza con algo de fuerza entre sus manos.
— ¡PUES ACTÚA COMO UN HOMBRE Y DA LA CARA! – me solté de él.
— ¡Tengo miedo de hacerte daño!
— ¡Me estas haciendo daño con todo esto imbécil!
Pero, todo volvió a descontrolarse, yo lanzándole cosas mientras le gritaba lo cobarde que era y el diciéndome que deje de romper cosas además de caprichosa e infantil, infantil su abuela.
Hasta que me arrinconó, y aunque quisiera zafarme de su agarré, un aliento llegó a mi mejilla, haciendo que girara mi cabeza para verlo, ambos en aquella posición, nuestros cuerpos pegados, a pocos centímetros.
Sus ojos mostraban duda, y yo no sabía que más hacer, tal vez me vaya después de esto; junte sus labios con los míos, pero a comparación de las anteriores veces, esta vez, me correspondió, aquel dolor de satisfacción en mi pecho se instaló, lo quería más a mí, me sentía como una estúpida adolescente, se sentía bien.
El beso se fue intensificando, empezando a saborear cada una de nuestras bocas, siendo ahora que me encontraba aferrada a sus caderas, sintiendo su hombría cada vez crecer un poco más en mi trasero.
Nuestras manos empezando a recorrer distintos caminos por nuestros cuerpos, sentí que se movía, para luego dejarme con suavidad en la cama y el subirse sobre mi sin separarnos del beso.
Pronto, empezaba a necesitar más, miré un poco sus ojos, se habían oscurecido, era suficiente saber que igual desea lo mismo que yo, me senté frente a él para mirarlo y besarlo nuevamente, y empezar a zafar su corbata.
Cada prenda era sacada con suavidad, cada caricia en la piel desnuda del contrario era una nueva sensación, era una nueva experiencia.
Quedando sobre mí, solo con nuestra ropa de la parte inferior, comenzando a lamer y chupar mi cuello, bajando hacía mis pechos, tomándose su tiempo en cada uno de ellos.
Mis suspiros no se hicieron esperar, siendo cada vez más difícil de detenerlos, pero no podía dejárselo sólo a él, no, no podía hacerlo.
Lo puse sobre mí, mientras mi cabello caía hacia delante, y yo bajar hacia sus labios, besando sus cicatrices, lamer su cuello, y disfrutar cada parte de él, mientras me sentaba en su ya notoria erección, y empezaba hacer fricción en esta, ocasionando que pequeños jadeos salgan de su boca.
No faltó mucho para deshacernos de las ultimas prendas, ambos mirándonos fijamente, para luego entrar en mí, sintiéndolo desplazarse en mi interior, y yo acercándolo más a mí con mis piernas rodeando su cintura.
Siendo embestidas, suaves, pero yo, yo quería más, lo deseaba a él, lo necesitaba a él.
— Más, Sanzu... - sus ojos volvieron a oscurecerse.
Sintiendo entrar y salir de mi interior con más rapidez, el choque de nuestros cuerpos, y el sonido de nuestras bocas, además de mis gemidos que empezaban a elevarse, un airé caliente rodeándonos, sonidos obscenos.
La presión de ambos, disfrutándolo de distintas maneras, para, sobre todo, nunca dejar de mirarlo, porque para mí, era eso, estaba haciéndolo con el hombre que amo, entregándole por completo lo que soy, sin miedo, sin tapujos, mirando nuestras cicatrices, dándoles cariño a estas.
Sintiendo aquel punto dulce acercarse rápidamente, haciéndome arquear, al mismo tiempo que el caía sobre mí, ambos agitados, con la mente nublada, sintiendo nuestros cuerpos demasiado cerca, para luego mirarme y besarme, aferrándose a mí.
Abrazarlo hasta caer dormida, sentir que esto es verdad, guardándolo en mi corazón, guardando en mi mente, tentándome a cada parte de él, a su esencia, a él en general.
Apenas empezaban a salir algunos rayos de sol, me levanté, y lo miré, tentándome a besar sus labios, a todo de él.
Prepararme para un nuevo día, no se sentía como algo que me haya dejado satisfecha, al contrario, sentía que no habíamos aclarado nada, llevé el desayuno a Mikey, apenas entré, lo desperté con cuidado.
— Kai...
— Mikey.
— ¿Estás bien? – me aferré a su pecho, comenzando a llorar – golpearé a Sanzu.
— No es eso, sólo que yo...
— Fue demasiado para ti, ven, acuéstate – entré sobre las sábanas aferrándome a él, a mi lugar seguro.
— Fue muy bueno conmigo, pero no hablamos, no hubo más palabras.
— Entiendo, duerme un poco.
Volver a caer en mi pozo de sueños, donde sólo yo veía lo que había, pero no por mucho, pronto despertaba por un ruido, necesitaba aclarar mi mente, y si Sanzu no lo hacía, espero que mi ida si lo haga.
Apenas me dirigí al salón, Sanzu estaba en el suelo, Mikey tenía algunas salpicaduras de sangre, quería meterme, de verdad lo quería, pero ese maldito impulse no llegaba.
— No juegues con ella.
— Mikey...
— Kai no se merece que jueguen con su corazón, ella te ama, ¿sabes cuántos años viene haciéndolo? Lo hace desde que te conoce, ¿has pensado si quiera como se siente ella después de eso? Ella vino llorando, las mujeres son complicadas, las acciones no lo son todo, a veces necesita que se las digamos.
— No quiero dañarla.
— La acabas de destruir, ¿qué harás luego de que ella quiera hablar de lo sucedido?
— No sucedió nada, sólo fue un encuentro..., casual.
— Si a casual te refieres con hacerla enamorarse más de ti, estas equivocado, no la verás hasta que sepas que es lo que quieres de ella.
— ¿Qué? ¡no puedes hacer eso! No es un objeto, ella lo dijo, no es de nadie.
— Tal vez no tuya, tal vez no sea de mi en cuerpo, pero lo es en alma.
— Mikey...
Asiqué era eso, volví de nuevo, empezando a prepararme, me miré al espejo, aun tenía algo de mi apariencia de niña, y seguía usando ropa ancha, que estupidez.

ESTÁS LEYENDO
Dark Look - Sanzu Haruchiyo
FanfictionLe parecían marcas bonitas, nunca se cansaría de verla y apreciarlas, pero, a su dueño le incomodaba bastante. Lo había conocido de una forma peculiar, llegó a ser cercana a él, pero, ¿qué era ese sentimiento? no lo sabía. Siempre quería estar a su...