Capitulo 12

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El choque de espadas se ha detenido de manera brutal, tal parece que el campo de guerra ha llegado a su fin

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El choque de espadas se ha detenido de manera brutal, tal parece que el campo de guerra ha llegado a su fin. Lo que quiere decir que hay un ganador, si quiere recuperar su reino tendrá que pelear contra ese ganador. Pero, la herida de su pecho cada vez lo atonta más y más, la sangre no deja de escurrir, parece un río eterno. La vista se le nubla y su respiración se vuelve violenta.

La puerta es golpeada con brusquedad, seguramente el ganador desea entrar para terminar con él y coronarse como rey de tres naciones prósperas y muy ricas.

—¡No puedo... Yo...

Le duele hablar, el pecho le queda con cada respiración.

Se siente morir.

—¡Donghae!

Tal vez son sus delirios de la muerte próxima o simplemente el ángel de la muerte por fin había llegado, cualquiera de de esas, le daba una esperanza de dejar de sufrir.

Le dolía pensar que no pudo salvar a su reino, a sus padres o siquiera a sus amigos que hizo en el camino. Hyukjae... Oh, su querido Hyukjae. ¿Se enteraría de su muerte? Sería feliz con aquella chica bonita con la que se toparon en su aventura.

—Oye, no cierres los ojos. Y deja de querer emparejarme con la hija de esos campesinos.

Su pecho siendo presionado por un trapo, mientras los curanderos del rey shindong llamo su atención. Seguía en el mismo lugar, pero ahora era rodeado por al menos cien personas, sumando a las que se encontraban fuera del salón.

¿Acaso eran ellos?.

¿Hyukjae y sus amigos habían venido por él?.

Hyukjae acariciaba su cabeza con tanto amor, que por un momento se creyó indigno de semejante adoración, ¿Era posible que alguien lo mirara de esa forma?. Se sentía alabado, bendecido, aquella mirada de ojos negros lo hacía sentir acariciado con delicadeza y devoción.

Raro.

—Ganaste

—¿Eh?.

—Más te vale no morirte ahora, o todo tu esfuerzo se habrá ido al caño.

Hyukjae sonríe como pocas veces lo ha visto hacerlo.

Si se encontrará por completo sano, muy seguramente se encontraría sonrojado y tímido a más poder, por ello ahora se deja disfrutar cuánto puede de aquella delicia.

—Quiero dormir.

—Ya lo harás después de celebrar tu victoria, por ahora mantente despierto imbécil.

—Hieres mi corazón, me insultas de esta manera Hyukjae, ¿No ves que me estoy muriendo?.

—Entonces no mueras y demuestrame que no eres un imbécil.

—Hablame con delicadeza, ¿No ves que soy una doncella?.

El médico le aplica un ungüento que disminuye en gran medida el dolor de su pecho, ya no le duele respirar como momentos antes. El hablar ya no es un infierno, sino el ver los luceros anhelantes de Hyukjae.

Doncella Lee | EUNHAEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora