Después de que el Reino de Jeolla es traicionado por el reino aliado del oeste, Lee donghae se ve obligado a esconderse entre las fronteras del bosque. Pero, que pasaría sin por azares del destino se cruzan en su camino cinco guerreros fuertes y val...
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Han tenido que detenerse en el primer río que han encontrado, se encuentran muertos de sed y bañados en sudor. La, y la noche parecía un glaciar, tan helado como el invierno.
Era un tormento.
—Busquemos un lugar para dormir. Ya no tenemos las tiendas de acampar, dormir sobre pasto y lodo directo no será buena idea.
—Nos encontramos a horas de llegar al reino de los Shin, Leeteuk. No podremos descansar en otra posada, hasta mañana al atardecer que lleguemos.
—Caminemos un poco más, busquemos una cueva que nos proteja de la noche.
Tienen cuidado de no caer o resbalar, ramas y raíces sueltas se encuentran adornando el pasto de la montaña que divide los reinos Lee y Shin.
—Dame la mano, Lee, hay un hoyo.
Hyukjae lo sostiene con firmeza, guiándolo por la vereda.
El lugar se encontraba repleto de trampas para osos y arces, si no tenías cuidado podrías terminar atrapado en alguna de ellas y ser tomado como rehén.
—¡Cuidado!
Su pie entra dentro en un pequeño hoyo, imaginaba que era la madriguera de algún conejo o roedor parecido.
—Déjame ayudarte.—El pelinegro tiene cuidado a la hora de jalarlo y sacar su pie.—¿Te encuentras bien Haneul?.
—Lo estoy, continuemos.
—¡Oigan, encontré una cabaña!—grita kyuhyun emocionado.—Pidamos posada.
Todos corren en dirección a la cabaña, era como un manantial en medio del desierto. Después de perder sus pertenencias y agotarse la comida, eso era un milagro del cielo.
—¡Aleluya!
—Rápido, toquen y pidan posada.
—¿Quién lo hará?.
Los cinco hombres se envuelven en una batalla— de piedra papel o tijeras—, para decidir quién será la persona que pediría posada. Kyuhyun sale perdedor y se termina viendo obligado a tocar la puerta del lugar.
Una mujer entrada la juventud les recibe con confusión. Kyuhyun habla con rapidez, dejando a todos más confundidos. Es hasta que Leeteuk toma el mando y explica su situación que la mujer les deja pasar. Adentro, se topan con una pareja de ancianos y un chico, ambos jóvenes hijos de la anciana pareja
Son invitados a la mesa, algo que agradecen enormemente
—Coman todo lo que deseen, jóvenes viajeros.—la anciana les ofrece más pan y sopa.—Deben estar hambrientos después de tan duro viaje.
—Les agradecemos mucho sus atenciones, señora—agradece siwon.
—¿Que tan lejos estamos de llegar al reino de los Shin, señora?—pregunta Leeteuk con un trozo de pan en su boca—Llevamos días en camino al reino.
