Capitulo 10

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La celda es fría y atemorizante

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La celda es fría y atemorizante. Hay estás por todos lados, además de goteras.

Tiene miedo, mucho miedo.

Su futuro es incierto ahora que se ha revelado su verdadera identidad, como temía, el Reino de los Shin también piensa que es el traidor y lo han tachado sin dudar.

Se siente tan solo.

¿Que razón había para seguir peleando?.

Quiere llorar y también luchar.

—Príncipe Lee—susurran.

Tal vez su destino era morir junto a su reino.

—Haneul.

Ya no había nada por el cual pelear.

—Lee donghae.

—¿Si?.

Kyuhyun se encuentra al otro lado de la celda, vigila que nadie note su presencia. Entre sus manos suenan las llaves de las celdas.

—Fue difícil conseguirlas, es una suerte que kibum sea tan bueno abriendo cerraduras.—explica.—Date prisa y vete del reino, Príncipe. La corte imperial junto a los reinos del Sur y Oeste vienen para acá, se les ha informado que te han capturado y vienen hacia acá.

—Mejor así, nadie cree en mi.

—Pero...

—¿Por qué me ayudas? Todos dicen que asesine a mis padres.

—Eso no es verdad.

—¿Por qué estás tan seguro de que no lo hice?.

Kyuhyun endurece su expresión, jala los barrotes creando un sonido seco que lo sorprende.

—Porque te conozco, has viajado con nosotros y ya eres parte de nuestro grupo sin importar que diga siwon. He notado tu desesperación y frustración por no poder salvar tu pueblo.

—Nadie aparte de ti cree en mí.

—Los demás piensan lo mismo que yo.

Una chispa de esperanza nace en su interior.

Tal vez, solo tal vez aún existía la llama de la justicia en su interior. Tal vez debería luchar por su reino, tal vez debería limpiar su nombre y tal vez debería demostrar a kyuhyun que no está poniendo su fe en vano en él.

—¡Dense prisa, los guardias ya vienen!—Grita kibum desde la entrada a las celdas.

—¡Vamos Príncipe!

Kyuhyun abre la celda y le quita los grilletes de sus manos y pies, la circulación fluye por sus extremidades nuevamente. Es un gran alivio para su cuerpo a nada de colapsar.

—Hyukjae te está esperando afuera con su caballo listo, partirán de inmediato.—Le explica su amigo kibum.

Más que sorprenderle, le causa una terrible ternura en el corazón, lo hace sentir cálido y tímido en ambas partes. El hombre es tan bueno con él y tan varonil, que lo hace sentir vergüenza de la formidable añoranza qué siente por él. Se siente tan culpable y enfermo por anhelar estar entre sus delgados pero fuertes brazos, es demasiado enfermo para dos hombres y aún más para un Príncipe y un valiente guerrero de su calaña.

Doncella Lee | EUNHAEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora