octavo |Fire|

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Según sor Kya no solo había estado inconsciente diez minutos, yo no tenía pulso, se autoconvenció de que no había revisado bien, eso era más fácil que buscarle sentido a todo.

Para mi también era más fácil simplemente aceptarlo que intentar entender lo que había pasado con el demonio... había dicho que me vería al despertar pero llevaba tres horas despierta en mi habitación "Descansando" como Sor Kya había pedido que hiciera y el no apareció en ningún momento.

-Debes estar escuchándome ¿No es así? -Pregunte con inseguridad-

Ciertamente ahora estaba pensando que todo había sido una alucinación, eso tenía un poco más de sentido, solo me preguntaba porque mi mente había decidido alucinar con algo así... ¿Aceptar sustituir a satán? Si eso fuera posible a diario seguramente estaría clasificado como pecado.

Suspiré una vez me di cuenta de que tal vez nadie iba a responder a mi llamado solo que tal vez me apresure demasiado a ello. Un gritó agudo se escucho por encima de la silenciosa noche y me hizo reaccionar porque eso no era normal e incluso yo sabía que cuando desperté el incendio estaba casi controlado y luego todos fueron a descansar por lo cual no tenía sentido que alguien estuviera gritando en plena madrugada o en alguna hora en realidad.

Corrí a pies descalzos a través de los pasillos intentando descifrar de donde había venido el ruido, tal vez también lo había imaginado, no era tan inusual si pensaba que todo se había desencadenado desde el incendio.

Pero otro gritó se escuchó y esta vez no pude decir que era mi imaginación.

Corrí por el pasillo hacia el jardín tratando de imaginar que tipo de cosa haría gritar a una persona así aunque ciertamente no quería ni imaginarlo, yo no era la persona más valiente de todas.

Cuando llegué al jardín me di cuenta de que no era la única que lo había escuchado, había un pequeño grupo de personas formando un circulo e iluminando con linternas, me acerque poco a poco con cuidado.

-¡Lo juro! No estoy mintiendo para nada -Al terminar de acercarme vi a Yiun con la cara llena de lagrimas- ¡Era un demonio y estaba justo ahí! -Dijo señalándome y aunque el resto de personas parecía no prestarle atención yo si lo hacia-

-Vamos a llevarte a tu habitación, estás alterada por lo del incendio como la mayoría -Dijo Sor Kya tomando a Yiun del brazo y llevándosela, tras de ellas se fueron los demás-

-Alterada como la mayoría -Dijo una voz en mi oído- Que bueno entonces que no eres como la mayoría ¿No es así Nara? -Dijo apareciendo frente a mi finalmente-

-Jimin -Dije con alivio, me sonrió-

-¿Me extrañaste? -Suspire-

-No exactamente, solo quería la prueba de que no estoy enloqueciendo...

-Lo sé, por eso estás aquí, tenía que encontrar una forma de traerte hasta aquí así que... -Abrí los ojos sorprendida-

-¿Tu hiciste eso? -Dije señalando el camino por el que la gente había desaparecido, el asintió- ¿Por qué? ¡Eso está mal! -El suspiró cruzado de brazos-

-Esa chica lo merece, no juego con inocentes dulzura, deberías saberlo... los pecadores deben obtener su castigo.

-¡Pero en el día del juicio final! ¿Cómo es que tienes tan libre albedrio?

-Ah, tienes tanto que aprender ¿Deberíamos caminar a algún lugar alejado? Si te ven hablando sola seguro van a creer que también te has vuelto loca y otra vez vas a estar internada pero en un manicomio.

-Pero no estoy hablando sola, estoy hablando con... Espera, evitare hacer el ridículo, explícame esa parte.

-Solo tu puedes verme... no vine aquí con mi cuerpo terrenal, eso haría las cosas más difíciles.

-¿Por qué? -Pregunte curiosa, no podía creer que la primera vez que tenía curiosidad entre todo esto tuviera que ver con el-

-Porqué no tengo un gran control sobre mi cuerpo humano, larga historia, ahora ¿Algún lugar privado? -Suspire y señale el camino abierto hacia el bosque- 

-Sígueme -

En realidad no podía creer que lo estuviera llevando conmigo, pero ¿Tenía otra opción? Aún habían cosas que seguramente tendría que entender y mejor era hablar lejos del internado... De hecho me resultaba raro que el pudiera haber entrado.

-¿Los demonios pueden entrar en sitios religiosos como si nada? -Pregunte mirándolo sobre mi hombro, se encogió de hombros con una sonrisa-

-No somos tan enemigos de dios como los humanos creen -Asentí, eso tenía sentido- Así que... ¿Por qué decidirías convertirte en monja? No te juzgo -Aclaró- Solo quiero saber porque de tantas cosas en el mundo fue esa la que elegiste -Suspire, tal vez si no lo miraba podía fingir que no me importaba lo que iba a decir-

-No fue una elección como tal, simplemente no tenía todas esas opciones de las que hablas.

-¿Entonces realmente no te gusta esto?

-No es que no me gusté... En realidad está bien, quería redimirme y pensé que no había mejor manera que entregar mi vida al señor.

-¿Es por eso que aceptaste tan fácilmente? -Dijo caminando a mi lado, asentí- ¿Crees que es una especie de castigo? Porque no lo es en absoluto -Le di una sonrisa de labios cerrados-

-Tienes razón, no es un castigo, hay cosas peores que tener que reinar en el infierno ¿No? -El suspiró- Y tendría que dejar de decir que es malo cuando era tu aspiración, no es justo que yo desprecié lo que tu deseabas.

-Bueno no te pido que adores la idea pues en realidad entiendo tu posición... Solo puedes verlo de otra manera, vas a hacer tu parte buena castigando a las personas malas.

-Y es por eso que siempre he pensado que el infierno solamente es malo para las personas que hacen el mal ¿No es así? No tengo miedo si eso te preocupa, creo que estoy dispuesta a cualquier cosa, pero de nuevo siento que aún tienes muchas cosas que explicarme y estoy abierta a aprender cualquier cosa que quieras enseñar.

Porque por supuesto no podía ser tan fácil como simplemente decir que voy a aceptar el cargo, debían haber protocolos y procedimientos lo que me hizo recordar.

-¿Tienes idea de por qué yo? De nuevo, no me estoy quejando solo quiero saber si hay algo especial en mi.

-Bueno no soy muy conocedor de eso a parte de saber que eres descendiente de Lilith... Aunque eso no es razón suficiente supongo -Murmuró lo último-

La verdad tampoco creía que fuera tan simple como eso porque entonces las otras dos chicas también debían ser descendientes de alguien de acuerdo a su cargo pero no iba a preguntar por ellas, no aún.

Entonces guíe al demonio a mi lugar secreto sin importar que se sintiera un poco peligroso, nuevamente no tenía opción, tenía que confiar en un ser que estaba haciéndome romper todos mi códigos y que seguramente iba a terminar conduciéndome a cometer varios pecados.

La leyenda del sol |Maknae line|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora