Decimo |Fire|

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Creo que empecé a perder un poco de mi autocontrol desde lo de channing, si no era eso entonces no podía explicar cómo había terminado pensando qué tal vez si podía confiarle a alguien lo peor que he hecho en la vida, aquello que me lleva persiguiendo años.

-Quiero decirte algo -Dije sin poder controlarlo, él me miró con ojos atentos-

-Puedes hacerlo, aunque no lo creas soy un demonio muy confiable.

-No creo que seas de poco fiar Jimin, inexplicablemente confío en ti más de lo que he confiado en nadie nunca por ello voy a decirte esto que es algo que no le he dicho a nadie, no he sido capaz de repetirlo.

-¿Tiene que ver esto con la culpa qué hay en tus ojos desde que te vi?

No se porque eso sonaba tan sentimental pero me hacía sentir fatal, si bien había estado tratando de sobrellevarlo con el paso de los años la culpa nunca se había ido por completo aunque pensaba que sabía disimularlo y él que apenas me conocía podía verlo, lo que me decía que no estaba haciendo muy bien mi trabajo.

Así que simplemente empecé a contarle cómo fue que la culpa empezó a perseguirme y como sentí que debía redimirme.

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Tenía doce cuando nos habíamos mudado a una nueva casa, más grande y más bonita. Éramos mis padres, mi hermana Zoey y yo.

Al principio estuve tan contenta por tener mi propia habitación, estaba a punto de entrar en la etapa de la adolescencia y parecía ser un gran momento para empezar a dormir en mi propio cuarto sin Zoey.

Creí que era genial hasta que no lo fue.

Las pesadillas me atormentaban continuamente, en ellas mis familia pedía auxilio mientras yo no podía hacer nada, cada noche morían de una forma diferente.

Mi madre creyó que yo solo estaba siendo caprichosa, mi padre le sugirió que viéramos a un psicólogo, mi madre le respondió que el único que podía ayudarme era dios, dijo que yo era psicótica, aunque era algo que ella solía decir normalmente.

Hablaba sola y tenía amigos imaginarios y aunque no era muy común habían muchos otros niños que vivieron lo mismo ¿Por que eso significaba que estaba enferma? Mi madre decía que lo mejor era mantener una sana distancia.

Yo no era tonta, entendía las segundas intenciones en sus palabras, nunca pensé que mi madre no me quisiera, simplemente pensé que estaba concentrando su atención en Zoey porque ella era más pequeña y la necesitaba más que yo.

Hasta que realmente supe que ella no podía tener ningún cariño por mí luego de sugerir lo que sugirió.

Mi madre quería abandonarme, quería que mi padre, Zoey y ella se fueran lejos y simplemente dejarme... Empecé a cuestionarme cuál de las dos tenía problemas mentales.

Mi padre amaba a mi madre incondicionalmente y quise creer que también me amaba si quiera la mitad de lo que amaba a mi madre, al menos eso demostró al discrepar con la idea y sugerir enviarme a un internado, odie la idea y que curioso que después de todo terminara en uno por voluntad propia.

Esa noche no pude dormir o si quiera comer, la rabia y el rencor hacia mis propios padres no me permitía tragar y cada vez crecía más y más pero no había nada que una niña como yo pudiera hacer.

Cuando escuche las pisadas en el pasillo cerré los ojos y fingí dormir pero un sentimiento extraño me atacó cuando la puerta de mi habitación se abrió.

No sé cómo pero supe de inmediato que era mi madre, tal vez fue por sus pasos ligeros o por la vibra malvada. No sabía si preocuparme o no, de hecho ni siquiera pasaba por mi cabeza que mi madre hiciera lo que hizo.

Un segundo estaba respirando profundamente para fingir mejor mi nivel de sueño y al siguiente tenía las manos de mi madre al rededor de mi cuello presionando con fuerza.

Comencé a patalear e incluso a rasgar sus brazos, pero su mirada -La de una verdadera psicótica- Me decía que no había nada que yo pudiera hacer y tenía razón, tenía problemas nutricionales al ser más delgada que las niñas promedio de mi edad y era bajita y débil, no podía hacer nada contra ella.

Tuve esperanza por un momento, por aquel pequeño momento en que la puerta de mi habitación se abrió de nuevo y en medio de mi tortura vi a mi padre mirando con impresión la escena. Lo escuche susurrar el nombre de mi madre pero todo lo que ella dijo fue "Solo déjame encargarme de ello" Entonces el no hizo nada y creo que eso fue precisamente lo que destruyó todo o tal vez fue su patético llanto mientras veía como su esposa estrangulaba a su hija mayor hasta la muerte.

A veces las personas solo conocen las malas acciones, o tal vez solo era mi madre al rededor mío, desquitando todo su odio y rabia para ser mejor con los demás, tal vez solo era mi padre siendo un cobarde cegado por el amor tóxico y temerario.

Supe que no quería amar nunca a nadie de esa manera, no quería que amar me impidiera diferenciar el bien del mal ni tampoco que estar con una persona consistiera hacer cosas malas para su satisfacción.

Mi madre no podía tener todo lo que quería y malditamente iba a descubrirlo.

Fue casi diabólica la manera en que empezó a gritar y se alejó de mí, soplaba sus palmas y gritaba con dolor, mi padre acudió a ella de inmediato mientras yo recuperaba el aire, aunque ni siquiera tuve tiempo para eso.

Las llamas empezaron en mi cama, justo a mi alrededor, casi parecía que todo tuviera combustible porque el fuego se expandía con una facilidad impresionante y yo inexplicablemente no tenía miedo mientras veía a mis padres intentando abrir la puerta.

Gritaban y lloraban abrazándose entre ellos, ya ni siquiera me sorprendía que no se hubieran acercado a mí aunque con un pensamiento lógico las llamas deberían haberme consumido antes de que el fuego se expandiera hacia la mitad de la habitación.

Entonces solo me quede ahí sentada en mi habitación sin ser afectada mientras los cuerpos de mis padres se calcinaban.

El fuego no cesó cuando escuche el llanto y fue entonces cuando verdaderamente tuve miedo, pase por encima de ellos y abrí la puerta sin problemas y corrí hasta la habitación de Zoey quien lloraba sin cesar, el fuego empezó a expandirse tras de mí cuando tomé a la bebé entre mis brazos y corrí escaleras abajo hasta abandonar la casa.

Desde afuera podía ver todo arder, los vecinos empezaron a salir de sus casas y podía escuchar el sonido de las sirenas, alguien me preguntó si me encontraba bien, estaba casi segura de que era la señora Shin que tenía un perro labrador, asentí lentamente y sin girarme a verla dije "Lo estoy ahora"

Nunca sentí culpa por lo que ocurrió en la habitación, menos ahora que había crecido, la única razón por la que sentía culpa era por Zoey... A ambas nos llevaron al orfanato, nadie en nuestra familia aceptó hacerse cargo de nosotras, de cualquier forma no lo esperaba para nada.

Las trabajadoras sociales intentaban con todas sus fuerzas que nos llevaran a ambas, era casi como si pensaran que con el incendio teníamos suficiente, pero todos sabemos la verdad y normalmente quieren a niños pequeños como Zoey, de hecho a muchos les gustaba Zoey pero no podían con el cargo de una casi adolescente como yo, nadie quiere a un humano quejándose por toda la casa de su existencia y descubriéndose a sí mismo.

Entonces tuve que tomar una decisión, no lo pensé mucho en realidad, me quite mi cadena de oro y se la puse a Zoey, bese su frente y escape, que irónico lo fácil que fue.

Vine directo al internado en medio de llanto para rogarle a la hermana Kya que me dejara quedarme cosa que no fue tan difícil.

Todos los días me levantaba por Zoey, lo intentaba por ella asegurando que mi sacrificio valdría su vida, todas las noches escuchaba los gritos de mis padres y veía la mirada psicótica de mi madre mientras sentía sus manos al rededor de mi cuello.

Todos los días intentaba vivir pero todas las noches moría de nuevo.

La leyenda del sol |Maknae line|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora