Capítulo VII - Complejos e Inseguridades

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Quizás el título que le da vida a esta parte de la historia es un tanto crudo, puesto que es un cliché que por lo general es preferible evadir antes que profundizar, y créanme que lo sé por experiencia propia. Si bien, ya tenía un esquema más o menos idealizado sobre lo que iba a objetar y argumentar, hace unos días llevé a cabo el acto impulsivo de tirar todo a la basura y recomenzar otra vez.

Me considero alguien un tanto cambiante que odia y escapa de la monotonía, por lo que no es una casualidad, encontrarme a estas horas de la madrugada, finalizando otra etapa, luego de un tiempo indefinido y pausante al que decidí apodar "epifánico".

Creo que ya es hora de aceptar que los términos "complejos" e "inseguridades", no son nada más, ni nada menos que la toxicidad a la que me refiero cuando me describo a diario. Pensé que el abordaje de este capítulo iba a ser sobre un factor puntual, pero reflexionando e interiorizando, llegué a la triste conclusión de que solo es una raíz que se expande y se enlaza a diversos martirios secundarios pero a la vez complementarios, para vulnerabilizar mi autopercepción y mi autoconcepto.
Resulta muy contradictorio que anteriormente me haya atrevido y detenido a explicar seriamente sobre las magnitudes del dolor y en como se suele usar esto a favor, para lastimar y lastimarnos, demostrando cuán tóxicos podemos llegar a ser antes de emprender las diversas rutas para llegar a la aceptación y culminar con la sanación, remarcando como uno suele ser más largo que el otro, concientizando sobre el extremo que es necesario evadir, cuando muy en el fondo sé, de qué lado me encuentro.
Si, me adelanté a pasos agigantados, omitiendo paréntesis sumamente importantes y necesarios, así que sin más preámbulos, bienvenidos al peor enemigo de mi existencia pasajera en este mundo: Yo mismo.

Si dibujamos una línea del tiempo para ubicar cada hecho que desencadenó esta distorsionada imagen de mi, remontaríamos a mis primeros pasos en la etapa primaria, donde todo tuvo un inicio. Quizás suene un poco nostálgico admitir que extraño la infancia. Aquella época predominada por la inocencia y la pureza, donde todo comenzaba a marchitarse en base al crecimiento adolescente. Es curioso como uno al nacer y adentrarse en los primeros años de la preescolaridad, se contempla íntegro en toda su escencia, viviendo y disfrutando juegos como la "pilladita" o las escondidas.
Es un hecho inevitable crecer, madurar y toparse con la realidad de que la vida, consiste en la persistente búsqueda de la armonía, en diversos lugares o en diversas personas que nos garanticen sensaciones coloridas. La felicidad con la que nacemos, puede marchitarse u obnubilarse en algún juego, en algún insulto o puede que en alguna situación detonante que lleve a crear este éxtasis de distensión emocional.

Si la memoria no me traiciona, admito que me gustaba mucho el fútbol, aunque no lo practicaba, supongo que, porque no era muy buen jugador, pero muy en el fondo sé, que si me quedo con esta argumentación, otra vez, estaría evadiendo la realidad, de que el odio que le tuve a este deporte, inició con comentarios que recibí y que años más tarde se profundizaron, o porque era el "mejor" aspirante para atajar, ya que era elegido por ser gordo y porque ocupaba más espacio en el arco.

Recuerdo como si fuese ayer, el preciso momento donde me observaba frente al espejo y por primera vez, notaba unos pequeños pliegues que se habían formado en la línea media axilar, debido a mi contextura física y mi peso. Me sentía tan fuera de lugar y sumamente incómodo conmigo mismo, ya que no me gustaba lo que veía.
Con el pasar de los días y los meses, estos rollitos fueron mutando implícitamente, en comentarios como "estás más cachetón" o "dejá de comer que vas a engordar", manifestándose también en las actividades cuyo principal requisito era la velocidad, ya que para muchos, mi gordura jugaba bastante en contra.

¿Algún día dejará de molestarme el hecho de saber que aún existen personas que cargan con un nivel estúpido de superioridad y que se creen omnipotentes por criticar o lanzar comentarios innecesarios sobre la figura de uno?

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