Capítulo I - Heaven (Parte I)

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En ciertas ocasiones, las canciones suelen cobrar vida y transformarse en personas, un recuerdo nostálgico y específico, quizás de alguna tarde con amigos por ejemplo, o simplemente se vuelven el punto de partida para responder a muchos cuestionamientos flotantes que por alguna extraña razón siempre permanecieron ahí, el interior de uno. En este caso, esta metafórica armonía me mostró y enseñó que el cielo, a veces puede ser una persona.

Quizás se preguntarán, por qué dicha melodía permaneció un tiempo en mi cabeza y es que en base a mis experiencias, me urge profundizar con mi mayor esfuerzo lo que significa para mi este primer paso, ya que la música es un componente fundamental en mi existencia. La misma representa perfectamente lo que siento y lo que a su vez me inspira, para abrir mi corazón y filosofar un poco sobre la vida. Como método de climax, es muy común en mi, escuchar determinadas canciones mientras plasmo mis sentimientos a la hora de escribir y esta, ocupa el segundo lugar en dicha lista, dejándoles como tarea adivinar cuál es la que ocupa el primer puesto.

"Heaven", un término inglés que traduciéndolo al español, significa "Cielo".

No solamente es el título de una de las tantas creaciones artísticas por uno de mis tantos intérpretes favoritos quien en este caso es Troye Sivan, sino que la canción enunciada une esta historia, y en especial su letra, es un lema ejemplar que describe todo lo que mi subconsciente, con el transcurso de los años, pasó de negar y omitir, a definir y aceptar, pese a lo costoso que pudo ser y el tiempo invertido que esto requirió.

Miedo, negación, opresión, cuestionamientos frecuentes, incertidumbre, búsqueda intermitente de respuestas como a su vez ansiedad por encontrarlas, desesperación por un rumbo mucho más fácil y menos traumático, lamentos, mentiras y así sucesivamente una serie de estadíos y emociones unidas que dieron inicio a un eterna lucha en mi interior.

Julio del 2016:

Siéndoles un tanto honesto, mi bisexualidad siempre estuvo implícita desde el momento en que vine a este mundo. Nunca me percaté de ello hasta que fui puesto a prueba por la vida y el destino mismo. Ambos me dieron un simple contexto, múltiples escenarios y personajes con los cuales relacionarme, para determinarme dos tipos de opciones: La negación o la aceptación.

Era de esperarse aquél predecible acto de disimular el pánico que me generaba que alguien supiera de esto, por lo que me resultaba más fácil y accesible, omitir todo lo que sentía a pesar de que muy en el fondo quizás, existía un instinto oculto que provocó que mis sentientos fluyeran para ver de otra forma esta etapa, y adentrarme así a los cuestionamentos, los cuales no vinieron solos. Estoy seguro de que las cosas se dan en cierto orden, y tarde o temprano obtenemos las respuestas a lo que en un principio suelen ser las mayores incógnitas que nos generan dolores de cabeza pertinentes.

¿Por qué negué rotundamente algo que en el fondo se sintió mágico?

Si se supone que le puse un fin, ¿Por qué lo cuestiono?

¿Qué es lo que realmente busco?

Muchas personas podría haber llamado esto una "confusión momentánea", un argumento muy cómun sobre todo el público adulto, quienes generalmente tienen que adaptarse constantemente al público juvenil y sé que a veces, es un tanto dificultoso.
Pero déjenme decirles a todos que nunca fue así. Pensar que estaba desorientado era un hecho que jamás se me habría pasado por la cabeza, ya que no somos conscientes de que todos nacemos perdidos o azorados. La aventura emprendida que embarcamos al crecer, interiorizar e ir descubriendo cosas que quizás siempre estuvieron presentes, pero que nunca logramos notar y por ende, se necesitó un pie para detectarlo, es la gran paradoja de descubrirnos a nosotros mismos. Es ubicarnos en un mapa y saber qué es lo que quiere nuestro verdadero yo, y ese es el único significado de la orientación, aquello que nos hace visualizar un camino, otorgándonos una meta que le da sentido a nuestra vida. Por lo que confío en que esto fue lo que verdaderamente pasó conmigo, no quise aceptar la verdad por los factores implícitos con los que esta vino acompañada.

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