No voy a negar que tuve muchos momentos y oportunidades para hablar de vos. Reconozco que fui muy egoísta cuando opté por rechazar cada opción y guardarme todo para mi, una vez más como acto natural. Nunca pensé que escribir esto fuese un verdadero desafío, ya que conllevó a revivir todos estos sentimientos, los cuales fueron completamente oprimidos, una vez que decidí guardarlos. Revivirlos, tendría como resultado una liberación más, pero para llegar a tal resultado es sumamente necesario transitar una serie de planteos que llevan a sus respectivas consecuencias. En este caso, el hecho de desprenderme de vos me llevaría a varios momentos reflexivos que hasta en su punto más extremo, terminaría en un descarrilado llanto - el cual conociéndome veo muy probable.
Mientras creo esta pequeña introducción, escucho música de manera aleatoria y me detengo para destacar que en este preciso momento está reproduciéndose Yellow, de Coldplay, una de las canciones más importantes y significativas de mi existencia. No solamente por la majestuosidad de su letra, sino por el sentimiento de nostalgia y tristeza que se apodera de mi cada vez que la escucho. Ambos estadíos tienen su historia, la cual voy a entrelazar a continuación con dicha armonía mencionada, la cual te dediqué sin que lo supieras.
Soy muy realista y consciente al decir que pase el tiempo que pase, las heridas pueden sanar pero nunca cicatrizar del todo. La marca existe y predomina y así pasen cinco o veinte años, una vez que las mismas son curadas, lo único que nos queda en la memoria son los recuerdos, quienes nos acompañan hasta el último de nuestros suspiros. Al ser rememorados, estos desprenden de forma automática un pequeño brote de nostalgia, y quizás eso muy en el fondo aún duela, lo que nos da a entender que a pesar de todo el tiempo que pueda transcurrir, la herida puede dejar de sangrar pero nunca cerrarse para siempre.
En este caso particular siempre estuvo ahí (fresca y punzante), ya que jamás tuve la voluntad de querer curarla puesto que estaba mucho más centrado en mi luto. Nunca quise, porque eso implicaba ponerte un fin a vos y a todo lo que conlleva tu dulce persona y avanzar, lo que me producía un miedo pertinente al futuro desconocido, sin darme cuenta de que esta herida aún continuaba sangrando implícitamente.
Para llegar a la etapa de la curación, primero hay que atravesar otras sumamente importantes, a las cuales se les debe respetar dicho orden asignado:
1.) El impacto
2.) La negación
3.) El cuestionamiento
4.) La reflexión
5.) La aceptación
6.) La liberaciónMientras escribo, a su vez reflexiono y determino que aún me encuentro entre las primeras dos partes de esta historia, hostigándome a mi mismo con tal hecho y lo más triste de todo es que siento que cuando se trata de vos, me vuelvo débil y nuevamente caigo en un pozo del cual no puedo salir, ya que el hecho de dejarte ir, me aterra porque no me imagino un mundo sin tu presencia, lo cual es irónico porque lamentablemente estamos en planos difrentes.
Primera etapa - El impacto:
Aún recuerdo esa fecha, esa triste madrugada en la que una vez más, sentí en carne propia como mi alma se desvanecía entre las penumbras. Un veinte de septiembre, presencié como toda mi familia se desmoronaba, sufriendo un cataclismo desconsolado debido a una pérdida muy grande y que hasta el día de la fecha sufrimos: Mi abuelo.
"Mira las estrellas, mira como brillan para ti"
Parte de la letra que se repite en varias ocasiones, la cual, al escucharla, me recuerda a esa noche en la que vos subías al cielo y veías como toda una constelación brillaba para vos, mientras todos te pedíamos de rodillas que te quedaras.
Segunda etapa - La negación:
Es muy obvio que como producto de nuestra afección a alguien, cuando esta ya no está con nosotros, negamos la triste realidad de las cosas al no querer aceptar lo que lastimosamente es y creo que está destinado a llegar tarde o temprano.