VII

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Shiryu de dragón, el caballero más tranquilo y espiritual de los caballeros de Athena.

Tenía un enorme dolor en su pecho, si tan sólo él no hubiera tenido un deseo egoísta de formar una familia con Shun Rei, aquel ser tan alocado, alegre y divertido no estaría muerto en vida.

Shiryu había ayudado en la guerra contra el caballero de Ofuico y lograron destruir la espada que ataba a la inconsciencia a Seiya, a Shiryu le costó su vista de nuevo pero logró salvar a su querido Seiya o eso creyó.

Esa mañana fue a verle a su habitación en la misión Kido y con la venda en sus ojos, guiado por sus sentimientos fue hasta la silla de ruedas de Seiya y usando sus manos comenzó a tocar su cuerpo inmóvil, con delicadeza y al llegar a su mano izquierda, sintió una calidez que nunca creyó volver a sentir.

Con ambas manos, sobre la izquierda de el Pegaso y sobre sus rodillas besó con delicadeza cada uno de sus dedos mientras que de sus ojos a modo de lágrimas salía sangre.

Saori o mejor conocida como Athena buscaba a Shiryu y encontró la puerta de la habitación de Seiya, abierta, al entrar sus ojos no dudó en soltar lágrimas silenciosas y salió silenciosamente de esa habitación y fue rápidamente al jardín de la mansión kido.

—¡Zeus! Padre, por favor hice de todo para hacer feliz a mis caballeros dorados, pero los de bronce, Shiryu y Seiya, están infelices y no puedo simplemente quedarme de brazos cruzados. —Hablo Saori hacía el cielo.

—Athenea, hija mía, tus deseos serán cumplidos, después de lo que haz hecho tu y tus caballeros se los merecen. Ve a la habitación del Pegaso y verás la magia del amor hacer de las suyas...

Saori terriblemente emocionada de escuchar a su padre y de ver que su deseo se hizo realidad, corrió a la habitación de Seiya y se encontró a un shiryu con su mano izquierda entrelazada con la mano izquierda de Seiya y con la venda en su mano, observando la con sus ojos esta vez totalmente sanos.

Observó a Saori y después a Seiya, el Pegaso no parecía despertar y Shiryu volvió a tomar sus manos y llorar en silencio.

—Shiryu, Saori que pasa, que sucede... —El dragón no dudo en abrazar al Pegaso, esa calidez que sintió al tomar su mano fue totalmente indescriptible, ahora lo sentía en todo su cuerpo.

—La espada de Hades estaba en tu pecho de forma etérea y tenías tres días de vida, pero logramos destruir esa espada en el siglo pasado y llevamos dos días después de ese suceso a que despertaras y al parecer, por fin estas con nosotros.

—¿Shiryu, y Shunrei?

—Ella no es lo que deseo, deseo estar y seguir luchando a tu lado, te quiero siempre en mi vida, Seiya de Pegaso.

—Shiryu, te nombró fiel, protector y cuidador de Seiya de Pegaso.

—Con gusto, cumpliré esa misión...

—Yo me se cuidar solo, Saori.

—Athena tiene razón, Seiya, no estás en condición de cuidarte solo... —El Pegaso sólo sintió de mala gana y Saori se fue de la habitación del Pegaso.

Ya a solas Seiya le dirigido la palabra a Shiryu.

—Shiryu, porque decidiste cuidar a alguien como yo... puedes volver con Shunrei y tener una familia.

—Mi alma y corazón, son las de un verdadero guerrero, además Shunrei la quiero como una hermana, ahora que entiendo que mi lugar es contigo...

—¿Shiryu, realmente estás aquí o esto es una ilusión de los campos Elíseos?...

—Estoy realmente aquí, el que debería preguntar eso soy yo...

—Shiryu, no siento mis piernas, no recuerdo nada de lo sucedido...

—Tranquilo, todo está bien ahora, ya escuchaste a Saori yo te cuidaré y estaré para ti siempre ...

—Estás haciendo esto obligado, tú estás enamorado de Shunrei, por eso odias tanto a Death Mask

—Nadie me esta obligando y sí, es verdad odiaba a Death Mask, pero debemos perdonar si queremos dar ejemplo y tú me mostraste que yo no quería una vida tranquila, yo nací para ser un guerrero y eso lo puedo lograr a tu lado.

—Es decir estás conmigo por lástima, porque no quieres morir como un cobarde, no porque sientas algo por mí, seamos honestos solo sentimos lealtad, compañerismo o apego al otro no amor.

—Claro que no, yo nunca me había sentido tan cómodo con alguien, tú me das ese espíritu aventurero y me sacas de mi soledad, llegaste a mi vida de forma natural y esa naturalidad es lo que amo de ti...

—Shiryu, yo no se que es realmente lo que siento, pero se que amistad no es y admiración tampoco. Shiryu quieres ser algo así como mi novio, serías algo así como el primero y el último, te quiero siempre a mi lado, aunque todavía no tengo una respuesta a la magnitud de mis sentimientos por ti. 

—Seremos más que algo grande, gracias por aceptar esto...

—No, gracias a ti, fuiste tú quien me dio seguridad y no me hizo dudar, por eso me gustas, además, todo surgió tan natural que me encanta...

Un abrazo bastó para que ambos dijeran todo y nada.

Shiryu cargó a Seiya hasta la cama de este último y se acostó con él, en donde la tranquilidad y seguridad que se daban mutuamente durmieron juntos por primera vez, de muchas otras.

Un nuevo Santuario. -TERMINADA-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora