"La frialdad en persona."
Cuando el bicho carpa rubio resbaló, cayó sobre el pelirrojo, sus compañeros soltaron la carcajada, y el guardián de la octava casa se decidió alejarse del francés, observando así que la puerta de la torre de Jamir estaba frente a sus ojos, con alegría gritó.
—¡La encontré, la encontré! Yo la encon...
—De hecho no, nosotros cuatro ya habíamos visto la puerta antes que tu, Milo.
—¡Que! Pero no es justo, yo estaba encima de la hielera andante.
—Es Camus, no hielera.
—Tu te callas, que por tu culpa tengo frío, además de que me escapé del santuario y ahora mismo debo parecer una bola de ropa por el frío que pese a todos los abrigos que tengo sigo teniendo frío y ahora que lo pienso nunca debí venir, solo lo hice por que quería hablar contigo pero ahora me arrepiento. Camus.
—No te vallas entre mas seamos, mejor buscaremos. Bien Shura usa tu Excalibur para romper esa puerta. —El mencionado le miro mal y se disponía a hacerlo, cuando Milo se le interpuso y empujó la puerta, estaba abierta, el hecho dejó a todos los presentes muy sorprendidos.
—El Escorpión si puede pensar, que lindo —Bromeó el cangrejo dorado.
—Y tu como conseguiste esa viperina lengua, cangrejo con vejez avanzada.
—No es por tener canas, es muy normal en mi país ver gente albina, además a ti que te importa mi cabello.
—Me importa mucho, por que así puedo burlarme de ti Death Mask.
—Ya basta los dos, Milo si encuentras a Kiki y lo traes en menos de media hora, voy a hablar todo el camino de regreso contigo.
Con lo dicho por el pelirrojo, la carpa rubia se adentró a la torre, en lo primero que se fijó es que había mas de quinientas escaleras por las que tenía que subir, cosa que le desanimaba un montón pero aun así no iba a desfallecer, iba a hablar con Camus y arreglarían las cosas.
Milo se había dado cuenta de sus sentimientos en la batalla de las doce casas, pero sucedió el incidente de su muerte por su discípulo, allí supo cuanta falta le hacía; cuando volvió a la vida por veinticuatro horas esperaba que no pasarán por su templo, pero gracias a la rabia y su orgullo luchó hasta con el mismo Saga, además termino practicando la exclamación de Athena, cosa que casi destruye el santuario por completo. Desde ese entonces gusta de su propio compañero de armas, gusta, No; ama a la frialdad en persona, estaba jodido muy jodido.
Cuando pensaba, se fijó en que no llegaba ni a la mitad, así que con dedicación subió corriendo lo mas rápido que sus piernas soportaban llegando a la mitad, le faltaba una mitad nada mas, se preguntó como Mu y kiki subían, pero después recordó que ellos se teletransportan.
Se regaño a si mismo, solo tenia media hora para lograr su cometido y seguramente tenía menos de esa hora, así que emprendió su subida otra vez a toda máquina, gastando todas sus fuerzas en el proceso, llegando después de mucho esfuerzo hasta la cima de la torre, encontrando al niño durmiendo en el piso con una manta y almohada, ¿Qué acaso no tenía frío?- se pregunto Milo-.
El caballero de escorpio Intento llegar a el pero el cansancio humano no lo dejo y cayó directo al piso, aun así eso no lo detuvo quería ver feliz a su amigo Mu, además tenia que hablar con Camus, así que se arrastró hasta el niño, le tomó entre sus brazos y con toda la fuerza del mundo lo tomó entre sus brazos.
Se dirigió a la ventana y saltó por la ventana con el niño en brazos, la nieve le serviría de soporte si llegaba a salir lastimado; Camus al ver la rubia cabellera caer no dudo un segundo en tomarlo entre sus brazos con el niño en brazos.
Poco después Milo entregó el niño a Shura y este ultimo cargo al pequeño entre sus brazos; cuando el niño estuvo a salvo cargó a Milo en su espalda, sosteniendo su cuerpo con dulzura. El pelirrojo se sentía culpable por haber obligado a el rubio a hacer lo que el tenía que hacer, por ese motivo le dijo a sus compañeros que utilizaría su velocidad para correr hasta el santuario.
Ya que tenían a un Milo muy cansado y gracias a ese valeroso acto llenó de amor, -por que si el de cabello rojizo sabía que ese acto era amor- al pelirrojo, los demás le dijeron que no iba ningún problema con eso, con la respuesta recibida Camus comenzó a correr a la velocidad de la luz.
Mientras el francés corría a la velocidad de la luz pensó en Milo, el recuerdo de ese hombre tan orgulloso, imponente y valiente se presentó ante el, en la guerra de Hades, el pelirrojo en aquellos tiempo no tenia una respuesta para ese repentino interés que tuvo y tenia por el caballero de escorpio, tantos años viéndolo como un compañero mas, tantos años dudando de sus sentimientos para que al final se hicieran mas fuertes, convirtiéndose de ese modo en amor. Se había dado cuenta de la importancia que tenía el Escorpión dorado en su vida.
Al cabo de unos largos minutos, llegó al santuario, y sin importarle nada subió las escaleras hasta su habitación en el templo de Acuario a toda velocidad, recostando a su bichito en su propia cama, al bajarlo de su espalda lo encontró inconsciente, con sumo cuidado le quitó todo el montón de prendas que traía encima, dejándolo solo en ropa interior, el pelirrojo supuso que después de durar horas con todo ese mundo de ropa encima tendría calor, mientras el rubio dormía, él que tenía sus uñas pintadas de rojo le comenzó a hablar.
—Milo, gracias a tu acto de hoy, por fin pude reconocer tu amor y realmente siento mucho no haberte saludado antes cuando pasé por tu templo, pero me pongo muy nervioso, esos nervios me afectan por que siempre eh sabido ocultar mis sentimientos y. Ya no puedo más, lo siento Milo. —Sin esperar nada de tiempo, el caballero de acuario besó en los labios al contrario con mucha dulzura y paciencia.
Después de un par de segundos, la sorpresa lo invadió, su beso estaba siendo correspondido, y no solo eso, también fue encerrado en un abrazó por lo que pareció ser toda una vida, ambos continuaron su beso, al menos así fue hasta que ambos se quedaron sin aire. Un segundo beso se llevó a acabo, pero esta vez iniciado por el rubio, que al terminarlo le dedicó una sonrisa al contrario, quien con la voz débil y cansada le habló.
—Camus, no cambies yo me enamoré del Camus frío e indiferente que de la nada le enseñó a esos niños en Siberia, lo que me gusta de ti es el verdadero valor que existe en tu corazón, como ya dije eso fue lo que realmente me cautivó, no cambies por favor eres la frialdad en persona, no un adolescente enamorado y ciego de amor.
Esas dulces palabras removieron el frío corazón del pelirrojo, enseñándole que hasta la persona mas bromista, podía ser sería también y sobre todo si se trataba de su amor por alguien.
—Por cierto, a partir de hoy eres mi novio, te besaría de nuevo pero no siento ni mi respirar y creo que me vendría bien dormir un poco, ya luego te besare hasta gastarse. —Le comunicó el rubio al pelirrojo que con mucho seriedad le dedicó una sonrisa cálida, pero pequeña.
Se dirigió a su salón principal salió de su templo y se sentó a las fueras de esta a recordar lo que había pasado minutos antes, cuando el pequeño Kiki y los demás pasaron por su mente, se preguntó.
¿Los habré olvidado?. ¿Algo malo les habrá pasado?.
No lo sabía, estaba debatiendo en su mente, si debía bajar a buscarlos o esperar que pasaran por su templo, no lo sabía y se quedó un buen rato allí debatiéndolo en su mente, además de estar cuidando del sueño de su ahora novio, Milo de Escorpio.
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Un nuevo Santuario. -TERMINADA-
Storie d'amoreDespués de la última guerra santa, Saori kido mas conocida como Atena trae de vuelta a sus caballeros dorados, un dragón marino compartido y patriarca para poner en orden al santuario de las 12 casas. Quédate conmigo y descubre como 20 personitas c...