II

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 "No me odies Por favor." 

CAPITULO EDITADO Y ACTUALIZADO. 

Recuerdan que Shura y Aioros estaban en una misión encargada por el patriarca Shion, Shura estaba en compañía de Aioros, el ambiente se sentía pesado. El caballero de Sagitario que siempre en la mayoría de ocasiones sonreía ahora estaba bastante serio y concentrado tanto que ni siquiera dirigía la mirada hacía atrás, poniendo muy incómodo a el español.

Hasta el momento que el distraído Aioros iba volver a caer como siempre el azabache gracias a sus reflejos logró sostenerlo a tiempo, cosa que Aioros por fin con esa peculiar sonrisa le respondió con un gracias. Dando un poco de aire a el ambiente que minutos antes se cargaban ambos.

Cuando habían terminado su ronda por Rodorio sin rastro del niño decidieron ir a buscar a los tres compañeros que estaban en Jamir para ver si entre los cinco tenían mejor suerte, descolgaron su Pandora Box de su espalda y se la pusieron. Ya que con esta resistían el frío o al menos los protegía del frío, con su armadura puesta decidieron emprender camino y de nuevo volvieron a el incómodo silencio, el ambiente pesado, lo único que ambos le importaba era encontrar al niño discípulo de Mu.

En el tiempo que llevaban buscando no había un solo rastro o pista del niño, pero si encontraron marcas de pisadas en la nieve y ellos felices de haber encontrado algo, un indicio de una persona por esas zonas como valientes caballeros de Athena siguieron el rastro, que para su sorpresa los llevó a un acantilado en donde las huellas desaparecieron, Aioros sin previó avisó, salió corriendo y saltó al acantilado.

Shura no se lo pensó y corrió a alcanzarlo, tomándolo del brazo, cosa que le hizo muy feliz y con mucha fuerza que ni el mismo ojo avellana sabía de donde la sacó, subió al rubio a la superficie de nuevo. Ya arriba con la rabia y miedo afuera le reprendió diciendo.

—¿Quién te crees?, Sé que tu armadura tiene alas, pero no son utilizables, así que por favor no te lances a acantilados. Se muy bien que cuando tenías catorce años te arroje a uno por romper el puente, pero me arrepiento mucho de eso, yo solo hice lo que en su momento considere correcto y ahora me arrepiento como no tienes idea. —El azabache comenzó a llorar, no sabía porque de la nada lo había dicho así de la nada.

—Shura, no guardo rencor por ti, todo lo contrario desde que volví a la vida quise hablar contigo y retomar la amistad que antes teníamos. Yo quiero estar siempre a tu lado; cuando tenga la edad suficiente voy a atar tu vida a la mía, y no voy a aceptar un no por respuesta. —El rubio sonrió y el azabache corrió a abrazarlo, el que siempre carga una cinta roja amarrada a su cabeza le correspondió el abrazo con una gran sonrisa, con fuerza le alzó entre sus brazos y el de mirada avellana abrazó la cabeza del rubio aun con lágrimas en sus ojos.

Cuando ya la situación estaba mas calmada el capricorniano volvió a pisar tierra y se fijó que habían mas pisadas a la vuelta del acantilado, ya con un peso menos y con un nuevo ambiente siguieron con su misión. 

Ambos dieron unos cuantos pasos, hasta que a la distancia  reconocieron una cabellera rubia conocida que parecía una carpa con tanto abrigo, seguro era Milo que buscaba a Camus como la mayoría de veces.

Ambos frente al pensamiento soltaron la carcajada y corrieron para alcanzar al otro rubio que estaba a la distancia, dándole un buen susto a efectivamente Milo de Escorpio que se había escapado del santuario solo para ir tras el pelirrojo, para exigirle una explicación por su traición y por no haber hablado con el apenas regresó de la muerte, ni siquiera le saludo al pasar por su templo esa mañana. Cosa que le molestaba mucho al de ojos azules, pero a los otros dos le daba mucha risa.

Decidieron continuar con la búsqueda del niño, hasta que encontraron en el centro de Jamir, los tres vieron una torre que se veía demasiado cerca, pero realmente no era mas que un espejismo. La torre estaba mucho mas lejos de lo que realmente aparentaba en la lejanía, el de melena azabache y el que suele amarrarse el cabello con una cinta roja iban de lo mas tranquilos, tomados de la mano y de vez en cuando se lanzaban una que otra sonrisa. Por mientras la bicho carpa rubia, aun con tanta ropa seguía teniendo frío.

A unos metros de ellos se encontraron con una cabellera rubia mejor peinada y arreglada que la de Milo y otra que claramente representaba vejez prematura, comentario pensado por Shura.

—¿Aphro, Death ya tan rápido se perdieron? —Les gritó el español, al italiano y al sueco.

Estos respondieron con una sonrisa, se acercaron a los tres caballeros, bueno a los dos caballeros y la bicho carpa rubia, que apenas fue vista por el cangrejo del santuario fue sorprendido con la estruendosa risa del peli blanco, el rubio del fingido cansancio que tenia no le respondió, sólo le miro mal y con una sonrisa le enseñó su aguja Antares a modo de amenaza, causando la risa de todos, excepto la del amenazado por la aguja escarlata. Los cinco caballeros de oro siguieron su camino, hasta que se encontraban cada vez mas cerca de esa gigante torre, pero se seguía viendo lejana.

Hasta que a lo lejos observaron una melena roja en la nieve y el rubio hecho carpa salió corriendo a su encuentro, ya que el pelirrojo seguía caminando sin importarle nada, el Escorpión mientras mas corría mas resbalaba, hasta el punto de que salió rodando y al final si atrapó al pelirrojo pero este había quedado encima del pobre Acuario.

Los presentes soltaron la carcajada, fuerte y estruendosa, pero decidieron callarse al escuchar dos guturales gruñidos y salieron corriendo a ayudarles encontrándolos frente a la puerta de la torre de Jamir, donde arriba en una pequeña ventana se observaba algo de luz, tenue pero hay estaba.

Un nuevo Santuario. -TERMINADA-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora