Capitulo II

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La parada del bus no era muy cómoda, así que la dejé hace varias horas y llevo dando vueltas todo este tiempo, esperando ver a la gente entrar al instituto y así pasar desapercibida entre las masas de personas de mi edad.

No he dormido demasiado, el miedo, el frío, las pesadillas, los sueños y la oscuridad han estado acechando toda la noche. Siempre he tenido problemas para dormir, y hoy no iba a ser la excepción. Me he levantado empapada en sudor frío, después de revivir pesadillas acerca del lugar que Papa llamaba casa pero que yo llamo infierno.

Aún así tengo que admitir que he tenido sueños preciosos, sueños claros, sueños llenos de vida, de comodidad, llenos de libertad. Sueños que me gustaria que fueran reales.
En ellos era una chica normal de mi edad, que no tenía que preocuparse en donde dormir, en que comer, en quien fiarse... Una chica con amigos y amigas, un amor, una familia real y bonita. De solo pensarlo mis ojos se llenan de lágrimas. Por qué los celos me comen por dentro cuando veo por fin a las chicas entrando al instituto. La envidia me mata poco a poco. Estoy tan harta y tan enferma de ser yo, quiero ser cualquier otra persona...

El timbre de que empiezan las clases me saca completamente de mis pensamientos y me veo rodeada de gente que va de aquí para allá. Me noto tan apartada, que no voy a encajar, no voy a dar el pego aquí metida. Miro desconcertada a todo el mundo.

- ¿Que coño hago aquí? - me susurro una y otra vez.

El rugido de mi estómago me da valentía como para parar a una chica pelirroja de ojos azules, que lleva unos cascos y está totalmente en su mundo. No se gira hacia mi hasta que la llamo un par de veces.

- ¡Ey! ¡Ey!

La chica se quita los cascos y me mira esperando una respuesta, se ve un poco enfadada por que haya interrumpido la canción que escuchaba.

- ¿El comedor? Es que-...

- Al entrar a la izquierda - me interrumpe

- Ah... ¡gracias! - le dedico una sonrisa de incomodidad.

La pelirroja me mira un rato y luego asiente y rueda los ojos. ¿He dicho algo malo?

La gente ya ha comenzado a entrar, así que me dispongo a hacer lo mismo e ir a la izquierda como me han indicado.

El sitio es grande, lleno de gente, muchas mesas, pero no lo que busco. Comida. Giro sobre mis zapatos hasta encontrar lo que quiero.

¡Bingo!

¿En serio puedo coger lo que quiera?
Me cogeré un poco de frutos secos, bueno bastantes por que los necesitare después, dos puñados, uno para ahora y otro para luego... Agua, dos botellas grandecitas y también quiero probar el zumo...
Una chica tose a mi lado, me giro y esta me mira mal. Le sonrió y ella empieza a cuchichear con sus amigas

- ¿Vas a comerte todo eso?

Mierda... tendría que haber cogido menos para no levantar sospechas.

- Oh no... Le estoy llevando también comida a mi amiga

El grupo me sigue mirando con confusión y asco, cogen lo que quieren y se van a una mesa ya abarrotada.
Sigo cogiendo comida, me pongo alguna en la bandeja y otra en los bolsillos.
¿Es obligatorio comer en el comedor? No tengo donde sentarme... mierda... mierda...

Siempre he querido ir a un instituto pero no parece tan genial como creía que era. Por ahí Papa tenia razón, el exterior es peligroso, "no debéis salir"... Me vuelve a doler la cabeza, y avanzó tambaleándome por el comedor buscando una mesa libre.

Miro por todas partes hasta que...

- Oh mierda... Me ha visto, me ha visto

Eddie Munson sobre una mesa, haciendo caras extrañas, imitando al demonio. Me saca la lengua, abre los ojos y se pone dos dedos entre su pelo simulando tener cuernos. Se ríe un poco, sabe que lo he visto, sabe que me ha visto.

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