Capítulo 43

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Valentina.

Remy y yo no nos demoramos mucho tiempo más en volver, cuando entramos al comedor sonrío al ver como todos hablan entre ellos y sus miradas no tardan en volver hacia a nosotros con una sonrisa para proceder a sentarnos en nuestros respectivos lugares, Xander me mira con cierta intriga, arqueo una ceja cuando se inclina ligeramente hacia mi oído.

—Gracias—

Mis cejas se arquean con cierta sorpresa y mi mirada no puede evitar desviarse hacia Yesika, quién se pone un poco roja mientras le da un trago a la copa de agua que tiene cerca, sonrío un poco más y niego divertida antes de volver a mirar a Xander, murmurando por lo bajo.

—Me debes una grande—

—Lo sé— responde— en serio, solnischko. Gracias—

—Te toca enseñarle la defensa personal— afirmo, asiente— pero dejémoslo para después, tengo hambre—

—¡Finalmente! Que me estoy muriendo de hambre— exclama Yerik, nos reímos.

—Remy, tu marido es un tragón— digo.

—Eso no es cierto—

Arqueo una ceja en burla.

—Claro que sí— respondo— creo que comienzo a verte un par de rollitos...—

—Amor, la mocosa me está molestando—

—Yerik, tienes que admitir que eres un tragón— responde mi guardaespaldas, su esposo lo mira con falsa ofensa que nos saca una risa— Valentina, deja de molestar a Yerik y a sus rollitos, por que son lindos para mí—

—¿Me estas diciendo gordo, Remy Messina?—

—Sí—

Nos carcajeamos mientras que Yerik abre la boca en busca de buscar un buen argumento para refutar, pero antes de siquiera intentarlo, Remy le pasa un plato con la cena para que se calle.

—Come, cariño. Que necesitas alimentar esos rollitos—

—¡Remy!—

Sin dejar de reírnos, Elisa y las demás empleadas de la casa comienzan a servir la cena mientras que Yerik no deja de quejarse porque su esposo lo ha llamado gordo. El resto de la cena pasa entre risas y viejas anécdotas de nuestras vidas antes de llegar al punto en que estábamos ahora, discretamente le paso pequeños pedazos de comida Kosti que se encuentra cerca de mis pies.

Perro glotón.

Claramente Remy, no pierde el tiempo en ponerme en vergüenza como el padre que ha sido los últimos dieciséis años, bebo un trago de vino para ocultar el sonrojo que comienza a subir por mis mejillas cuando comienza a hablar acerca de mi primera aventura con una mujer.

—Juro que me dió un susto cuando vi salir a esa chica de su habitación...— ruedo los ojos, sonrío— pero, casi me da un infarto cuando vi salir a una segunda chica de la habitación, idéntica a la primera...—

Ante la anécdota, rápidamente todas las miradas van hacia mí y sonrío un poco, tomando un trago más profundo del vino mientras fulmino con la mirada a Remy, quien habla con Yerik felizmente, Xander es el primero en sacar la burla.

—Así que, bruja...—

—Di algo, y te mato, Novikov— digo, se ríe— no te rías cabron...— ladeo mi cabeza— a no ser, que quieras recordar lo que sucedió en aquel pasillo de la universidad, en ese minúsculo cuarto de mantenimiento hace siete años...—

La sonrisa de Xander se esfuma al comprender a cual momento me refiero y río, cuando se coloca un poco pálido mientras traga saliva duramente, carraspea tomando del vino también, sonrío con maldad cuando me fulmina con la mirada con un claro mensaje.

El amor del ZarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora