Capítulo 13

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Xander

Acomodo mi cabeza de modo en que pueda encontrar una mejor posición sobre mis brazos que se encuentran en el escritorio de mi estudio, suspiro con pereza mientras los recuerdos de esa noche me persiguen incluso en sueños.

—Voy a moverme— susurro— necesito que me des cobertura, si puedo acercarme al líder y lo asesino, todo terminará—

—A tu señal— me responde— ten cuidado, Xander—

Dos segundos de distracción.

—¡XANDER!—

Reacciono tarde, para cuando quiero darme cuenta. Dos disparos han resonado a mi espalda y un cuerpo cae el asfalto, me giro rápidamente para llevarme la peor imagen de mi vida.

El cuerpo de mi padre se llena de sangre de todos lados, siento como algo se desliza de mis dedos. Miro como mis manos están manchadas de su sangre también y mi arma ha desaparecido.

—¡Papá!—

Intento acercarme hasta donde se encuentra, pero con cada paso que doy se aleja más extiendo una mano dispuesto a alcanzarlo pero no logro nada, se aleja cada vez más que ya no puedo verlo.

Mis ojos se llenan de lágrimas mientras le suplico que vuelva conmigo, que no me deje solo.

—¡Papá, por favor! ¡Por favor, vuelve!—

Caigo de rodillas, las lágrimas se deslizan por mis mejillas y siento impotencia al saber que pude hacer algo mejor por él y no lo hice.

Es mi culpa.

De no haberme descuidado, él estaría conmigo y con Valentina.

Disfrutando de sus últimos momentos con nosotros.

Sus hijos.

—¡PAPÁ!—

Niego desesperadamente, llevando mis manos a mi cabeza.

—Lo siento, papá. Lo siento mucho, te he fallado—

Entonces

Una luz ilumina todo el lugar.

Abro los ojos de golpe para cerrarlos de nuevo al sentir como la luz entra de golpe a mi estudio, gruño con molestia y cambio de posición mi cabeza para dormir un poco más escucho un par de pasos pero los ignoro mientras un aroma conocido llega a mis fosas nasales.

—Dio mio, este lugar es un asco—

Gruño al escuchar la voz de Valentina, genial. Ahora mi mente me tortura con su voz también, después de pedirle que se fuera y me dejara solo para lidiar con la mierda de mi dolor.

Si, eres un ser muy brillante, Xander Novikov.

Cállate, subconsciente metiche. Que nadie te invitó.

Escucho cómo sus pasos crujen debajo de las botellas de alcohol rotas en todo el piso, abro de nuevo los ojos solamente para encontrar con una figura enfrente de mí, levanto la mirada para encontrarme con ese negro familiar.

—¿Solnischko?— inquiero con voz rasposa, entonces comienzo a reírme como estúpido— ¡Solnischko!— exclamo con felicidad— ¿Vienes a unirte a la fiesta de los miserables de mierda?—

Levanto mi cabeza para recostarme en mi silla antes de fijar nuevamente mi mirada en la suya, sigo riendome como un imbécil al ver su ceño ligeramente fruncido.

—¿Cuánto has bebido?—

Me encojo de hombros, sin saber realmente la respuesta.

—No lo sé...— digo— perdí la cuenta después de la...— me río— ya ni sé contar los números, así que no lo sé—

El amor del ZarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora