Capitulo 24

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Y ahí estaba de nuevo: solo con un vaso de alcohol, frente a la ventana en medio de la noche y en silencio, pensando en Potter; la diferencia ahora es que: tenía alcohol, no era un adolescente y definitivamente no estaba suspirando por el Gryffindor, estaba reflexionando.

[Flashback]

La última vez que había estado en esa casa fue en el intento de presentarse con sus suegros, estaba de la mano con un James de 17 años que creía le pediría matrimonio en cualquier momento. Pero ahora estaba ahí, años más tarde por petición de Potter.

Tocó la puerta y pronto escuchó unos pasos apresurados que se dirigían a abrirle la puerta, por si acaso, llevaba una blusa hasta los hombros, tan solo para recordarle que ya no era un adolescente que lo perdonaría con una caja de chocolates y una noche de pasión, sino un hombre adulto, con hijas y viudo.

La puerta se abrió, dejando ver a un adulto totalmente feliz pero intentando parecer neutral; pasó a la residencia Potter y examinó la casa con detalle, la pintura seguía siendo la misma pero el sillón era distinto, las fotos sobre la chimenea y en las paredes ya no eran de los padres de James y el mismo de infante, sino de un niño igual al alfa y de él con sus amigos.

Por un momento se detuvo a ver con detenimiento una foto del hijo del hombre y era una ridiculez el parecido entre la criatura y el auror, ¿cómo carajos sus genes eran tan fuertes como para que Ely y el adolescente fueran iguales a su progenitor?.

–Lo se, se parece a mí– interrumpió la voz del animago desde un costado, quizás había notado su confusión al ver la foto.

–¿Tan solo "se parece"? eres tú con los ojos de Evans– incluso tenía gafas.

–Jajaja, es lo que más me decían cuando Harry estaba pequeño–

–Fue buena idea irme de Londres, Ely también es igual a ti y ella si tiene ojos avellana– comentó con algo de ironía, notando como el aroma del contrario se espesaba un poco.

–No me mires así, nadie me habría creído que era hija de Regulus–

–¿El hermano de Pads?– preguntó mientras veía al omega fisgonear entre sus botellas de alcohol.

–Sip, el plan original era casarnos y tener un felices por siempre pero... bueno... ya sabes lo que ocurrió– esta vez fue el aroma del de piel aperlada el que se espesó, tomando entre sus finas manos, una botella de Ron de Grosella.

El chico había fallecido en un viaje a Roma que hizo con sus padres en las vacaciones de invierno, se había ido triunfante y había vuelto en un ataúd, el día del funeral, su mejor amigo ni siquiera había tenido la fuerza para salir de la cama o dejar de llorar, lo recordaba tan vividamente porque él había sido el encargado de cuidarlo, cualquier aroma que no fuera el suyo le causaba molestar.

–Igor llegó durante esa época, llegó con un enorme ramo de flores a la puerta de mi casa y tomé la mejor decisión de mi vida: lo dejé entrar a mi casa y tomamos el té mientras platicábamos de banalidades– aunque su aroma se había hecho dulce por un momento, se había vuelto a hacer espeso, así que no le sorprendería al moreno si el contrario volteaba con los ojos vidriosos.

Severus sirvió un poco de Ron y buscó algún aroma peculiar, sería difícil engañar al olfato de un pocionista profesional y no tenía la intención de hacerlo, lo había invitado para disculparse con él y... quizás buscar un pequeño rayo de esperanza pero el tan solo hecho de que apareciera frente a su puerta, luciendo orgullosamente una vieja marca, anulaba cualquier esperanza.

El contrario volteó y preguntó –En fin, ¿de qué querías hablar?– cómo si nada.

–Quería disculparme por todo–

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