Capítulo 25: Solo fue una broma... ¿No?

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—¡Estoy en casa!— Avisó felizmente el zorrito al entrar en su hogar, corriendo a buscar a sus padres, quienes se encontraban en el comedor. Su madre estaba lavando los platos y su padre bebiendo un té mientras leía el periódico —¡Mamá, papá! No creerán todo lo que me pasó hoy.

—Bienvenido, hijo.— Saludó su madre, cerrando la llave del agua y prestándole total atención al menor —¿Cómo te fue?

—¡Me divertí mucho! Con Sonic pasamos a comprar helado y después fuimos a un parque de diversiones, ¡él ganó esto para mí! ¿No es lindo?— Exclamó, mostrando el peluche de erizo.

—Sí, es muy lindo.

—Después de eso nos subimos a varios juegos, ¡la montaña rusa es de lo más sensacional! Sonic levantaba los brazos así: — El zorrito imitó a su amigo —¡Y gritaba cosas como “Puedo volar”! ¡Es tan ocurrente!— Rió —¡Oh! También comimos chilidogs, ahora entiendo porqué le gustan tanto. ¡También nos subimos a la rueda! Se veía toda la ciudad, ¡fue increíble!

—Me alegra tanto que te hayas divertido.

Tails continuó hablando sin parar sobre lo bien que se lo había pasado, rememorando otros momentos graciosos y abrazando ese erizo de peluche que su mejor amigo había ganado para él.

Sus padres lo escuchaban con atención, no pasando por alto esos ojitos desbordando brillo y emoción cada vez que se refería a su amigo.

—Él es tan divertido.— Concluyó, con una sonrisa en su rostro.

—Si no te conociera, diría que te gusta Sonic.— Mencionó su madre a modo de broma.

Sin saber que aquella “pequeña broma” repercutiría tanto en su hijo.

—¿A qué te refieres?— El doble cola frunció el ceño ante lo dicho por su madre.

—Pues, siempre estás hablando de él. Tus ojitos sonríen al mencionarlo.

Tails quedó completamente paralizado. Él... ¿Siempre estaba hablando de Sonic? ¿Sus ojos sonreían?

—Oh, Rose, no digas tonterías.— Rió Amadeus —Miles solo está feliz de tener un mejor amigo. Me alegro mucho por ti, hijo.

—Sí... Se nota que te hace feliz.— Su madre se secó las manos con una toalla y se aproximó hasta su cachorro —¿Quieres comer algo?

—Uh... No, gracias. Comí unos chilidogs con Sonic...

Y ahí estaba otra vez.

—Está bien, corazón. Ve a descansar, mañana tienes clases, ¿no?

—Sí, creo que eso haré.— Habló en voz baja y algo distraído, yéndose rápidamente por las escaleras —¡Buenas noches ma, buenas noches pa!

—¡Buenas noches!— Exclamaron ambos a la vez.

Al llegar a su habitación, lo primero que el vulpino hizo fue comenzar a buscar su pijama y preparar todo para ir a dormir mientras pensaba en todo lo que había ocurrido.

“Si no te conociera, diría que te gusta Sonic”

“Siempre estás hablando de él”

“Tus ojitos sonríen al mencionarlo”

“Miles solo está feliz de tener un mejor amigo”

“Se nota que te hace feliz”

—Sonic...

Tails se acostó sobre su cama mirando el techo mientras abrazaba con fuerza aquel peluche que Sonic había ganado para él.

—Otra vez estoy pensando en ti.

Sin quererlo, comenzó a rememorar todos los momentos que había vivido junto al erizo.

Cuando se conocieron en aquel pasillo, esa vez que jugaron con la harina en la clase de cocina, la feria de ciencias, la vez que se pasaron toda una tarde jugando fútbol...

Y, sobre todo, ese día que visitó su casa.

Todo se volvió tan confuso desde entonces, porque fue a partir de ese momento en el que ambos comenzaron a compartir momentos mucho más íntimos.

Por favor, caminaron bajo un mismo paraguas, durmió junto a él, comieron juntos, compartieron parte de sus vidas, sus pasados... Se había mostrado siendo tal y como era.

Sin mencionar que, poco después, vivió momentos inolvidables en la pijamada, como esa pequeña ronda de veo, veo en el parque.

Y ahora, habían tenido una cita. Ellos dos, solos.

—Maldición.

Tails se dio la vuelta, sintiendo sus latidos acelerarse. Definitivamente algo había cambiado entre ellos desde hace tiempo, ¿cómo no se había percatado antes?

La verdad, no estaba seguro si se trataba de algo bueno o algo malo... Le era difícil ponerlo en palabras, pero comenzó a sentir una admiración y un cariño especial hacia él... Diferente al cariño que le tenía a otros de sus amigos como Amy, Shadow o Zooey.

Sonic era capaz de hacer que se perdiera en sus pensamientos, que su pequeño corazón latiera con fuerza, que se trabara al hablar. Por Chaos, ese erizo realmente lo traía hecho un lío.

¿Qué era todo esto que Sonic provocaba en él? No lo sabía, pero algo que sí sabía era que quería más días como hoy.

—¿Y si estoy enamorado de Sonic?

Tails observó el peluche, aterrado ante esa posibilidad.

Nunca antes había amado a alguien. Fácilmente podría estarlo confundiendo con cualquier otra cosa, después de todo, jamás había convivido con otras personas.

Pero, si lo era... ¿Qué debía hacer? ¿Decírselo? ¿Guardárselo? ¿Esperar señales de que él sienta lo mismo?

En realidad, pensar en la posibilidad de que él sienta lo mismo también le aterraba, porque aún estaba su pequeña mentira de por medio.

¿Qué pasaría si Sonic sí sintiese lo mismo, pero se llegara a enterar que realmente es un chico? ¿Lo odiaría? ¿Se alejaría?

Esto era un problema. Realmente le aterraba la idea de que Sonic lo abandonase por su mentira, pero no podría ocultárselo para siempre.

Porque si se tratara solo de sus sentimientos, estaría dispuesto a llevárselos a la tumba con tal de no perder su amistad... Pero ¿esto? Esto se salió de control desde hace mucho tiempo.

—Sonic... Si fuera un chico, ¿estarías enamorado de mí?

El zorro giró una vez más. «¿Pero qué estoy diciendo?» pensó, cerrando sus ojos tratando de conciliar el sueño.

Esa noche, incluso en sus sueños hizo aparición el erizo.

I Love You AnywayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora