Capítulo 26: Golpe de realidad (Parte 1)

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Martes.

Esa mañana, Tails no asistió al desayuno. Tampoco quiso juntarse con los chicos en el receso, simplemente porque Sonic estaría presente.

La conversación que tuvo consigo mismo la noche anterior había tenido una conclusión difusa y para nada alentadora.

No sabía exactamente cómo sentirse y solo estaba posponiendo lo que ya sabía que debía hacer desde hace tiempo, por lo que concluyó en que evitar al erizo para prepararse mentalmente era lo mejor.

—¡Tails!

El zorro se congeló en su lugar al oír su voz. Realmente fue estúpido tratar de evitarlo un día martes, cuando estaba claro que se verían, tenían clase de cocina juntos, después de todo.

Sonic corrió hasta él y cuando llegó a su lado, el zorro mostró una sonrisa.

—Hola, Sonic...

—Chica, he estado buscándote por todos lados. ¡Oh! Tengo algo para ti.— El cobalto buscó algo dentro de sus bolsillos y se lo mostró: se trataba de una bolsita con dulces de menta —¡Ta-dá! Hoy pasé temprano a la tienda y me acordé que la otra vez mencionaste que te gustaban los dulces de menta, así que te compré un paquete.

—Ah... Sonic, no debiste molestarte.— Murmuró el menor, recibiendo el pequeño presente.

—En fin, ¿por qué no fuiste a desayunar con nosotros hoy?

—Uh, yo...

—Ven, puedes contarme en el camino, vamos tarde a clases.— El azulado rodeó al joven Prower con un brazo, acercando sus cuerpos y comenzaron a caminar hacia su salón.

—No fue por nada en particular...

—¡Vaya! Pero miren a quiénes tenemos aquí.

Tails no pudo evitar que el pelaje de sus colas se esponjara del miedo al reconocer esa voz.

Jacob.

Desde lo ocurrido con Zooey y Shadow, realmente creyó que no lo volvería a ver. Que estúpido de su parte.

—Él otra vez...— Masculló, comenzando a bajar su cabeza al ver que se aproximaba.

—Ignóralo y sigue caminando.— Susurró Sonic, apegando más su cuerpo contra el de Tails, buscando protegerle.

El vulpino asintió ante lo dicho por el cobalto con el corazón en la garganta. Sonic parecía estar igual de nervioso, ya que su agarre era fuerte y temblaba un poco.

Ambos sintieron un gran alivio en cuanto lograron pasar de largo, cosa que los hizo bajar la guardia.

Gran error.

De pronto, Tails no pudo continuar caminando en cuanto sintió una mano agarrando con fuerza una de sus colas.

—Ups.— El pajarraco jaló bruscamente del pelaje del vulpino.

—¡Ah!— El pequeño zorro cayó sobre el suelo, dejando caer la bolsita con dulces de menta también.

El rojizo estaba por hacer su próximo movimiento, pero fue detenido por el cobalto, quien se posicionó en medio de los dos.

—Atrévete a ponerle un solo dedo encima.— Desafió. Jacob sonrió victorioso al haber cumplido con su objetivo de provocar al capitán —¡Anda! ¡Atrévete y te las verás conmigo!— Exclamó, enfurecido.

Ante aquel grito, varias personas que por allí pasaban comenzaron a detenerse a ver la escena.

Sin esperar una respuesta, el azulado se abalanzó contra él y comenzó a golpearlo en el rostro.

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