Capítulo 9: Encuentro en la cafetería.

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—Gracias.

El vulpino recibió la bandeja que se le fue entregada y comenzó a caminar tímidamente entre las mesas de la cafetería buscando un lugar vacío.

Su tercer día de clases había dado inicio. Esa mañana, Tails se había quedado dormido, por lo que, para evitar llegar tarde a la escuela, se saltó el desayuno.

Él, Amy y Sticks conversaban sobre su ausencia durante el día anterior en el receso, o al menos eso hacían, hasta que un gruñido proveniente del estómago de Prower interrumpió su conversación.

—¿Qué fue eso?— Cuestionó la erizo.

—Lo siento, fue mi estómago.— Respondió Tails algo avergonzado.

—¿No desayunaste esta mañana?

—...No.

—Podrías ir a la cafetería, ahí ofrecen desayuno gratis.— Sugirió.

—No, no, estoy bien. Alguien necesitará ese desayuno más que yo.— Insistió, tratando de volver al tema inicial de conversación, pero los rugidos de su estómago no lo estaban ayudando.

—No está bien saltarse las comidas, Tails.— La pelirosa se cruzó de brazos con severidad.

Aquella discusión continuó unos minutos más, hasta que Tails finalmente accedió.

Así es como llegamos a la situación actual.

El zorro no podía encontrar un lugar donde sentarse sin que las personas a su alrededor le miraran raro. Iba a rendirse cuando de pronto, en una mesa apartada, se encontró con Sonic.

Comenzó a caminar en su dirección con la idea de sentarse con él, sin embargo, cuando estuvo a punto de gritar su nombre para llamar su atención, identificó a un segundo sujeto sentado con él.

Se trataba de un equidna de púas rojas. Ambos parecían divertirse con su plática, por lo que Tails prefirió buscar otro lugar. No deseaba interrumpir.

—¡Hey, Tails!

Sin embargo, Sonic ya lo había visto. El ambarino detuvo su andar y volteó otra vez, dándose cuenta de que el erizo estaba haciendo un ademán, señal de que se acercara.

No podía negarse, ¿verdad?

—Hola, Sonic.— Saludó, aproximándose hasta llegar con ambos erizos.

—Hola, Tails. Ven, siéntate con nosotros.

—Permiso...— El menor tomó asiento y comenzó a desayunar sin hacer contacto visual con el equidna, quien lo estaba examinando con la mirada de una forma bastante... extraña. Daba algo de miedo.

Un silencio incómodo los invadió, sin embargo, este sería interrumpido por el rojizo.

—Sonic, nunca mencionaste que tenías una novia.

Lo dicho por el equidna tomó desprevenido tanto a Sonic como a Tails. El primero se atragantó con su comida y el segundo ni siquiera pudo procesar aquel comentario, teniendo que reaccionar al instante para ayudar al cobalto golpeando su espalda para evitar un accidente.

—Oh, no, no, no.— Habló Sonic una vez había recuperado la compostura —Te confundes, Knux. Solo es una amiga. Tails, te presento a Knuckles. Knux, ella es Tails.

—Hola.— Saludó tímidamente el vulpino.

—Oooh.— Rió el mayor —De acuerdo, comencemos de nuevo. ¡Hola, solo una amiga de Sonic! Soy Knuckles, mejor amigo de Sonic.

—Eh, un placer.— El zorro le sonrió, algo anonadado aún... El chico parecía ser alguien agradable, nada parecido a lo que Tails había pensado en un comienzo.

Sonic, por otro lado, se golpeó la cara y desvió la mirada, avergonzado de la actitud de su mejor amigo.

—En fin... Cuéntame Tails.— Trató de cambiar el rumbo de la conversación —¿Cómo te ha ido? No te han vuelto a molestar, ¿O sí?

—Descuida Sonic, he estado bien.

—Eso es bueno.

Silencio otra vez.

Había cierta tensión en el ambiente y Knuckles, o no se había dado cuenta todavía, o simplemente prefirió ignorarlo y se unió a la conversación de todas formas.

—¿De qué hablan, chicos?

—Ya no importa.— Dijo Sonic restándole importancia —Cambiando de tema, Knux, ¿irás a la práctica de fútbol hoy?

—Viejo, sabes que no me la perdería.

—¿Práctica de fútbol?— Cuestionó Tails llevándose la primera cucharada de yogurt con cereales a la boca.

—Oh, sí. Somos parte del club de fútbol.— Explicó Knuckles.

—Hay prácticas los lunes, miércoles y viernes después de clases. También jugamos los fines de semana en casa de Knux.

—Sonic es un gran capitán.— Mencionó el equidna rodeando al cobalto con un brazo —¡Y yo soy el mejor portero! Hacemos un gran equipo.

—Vaya... Sí que les gusta el fútbol.— Mencionó Tails con diversión.

—No conozco ningún chico que no disfrute de un buen partido de fútbol.

Tails sonrió forzosamente tras lo dicho por el equidna. Si tan solo supiera que tenía uno de esos chicos en frente ahora mismo.

—¿No te gustaría asistir a una de las prácticas?— Preguntó Sonic.

—¿A-A mí?

—¡Por supuesto! ¿Qué dices?

—De hecho... Me encantaría.— Tras decir aquello, Tails recordó repentinamente a Amy y una idea cruzó por su cabeza —Ahora que lo pienso... ¿No les molesta si llevo a unas amigas? Sé de alguien a quien le gustaría mucho conocerte, Sonic.

—¿En serio? ¡Eso es genial! ¿No es así, Sonic?— Cuestionó el equidna hacia su amigo, dándole algunos golpes con el codo.

—Entre más público mejor... Supongo.— Tails notó la incomodidad de Sonic tras su petición, sin embargo, no alcanzó a cuestionar nada ya que el cobalto retomó la palabra —Bueno, debemos apresurarnos o llegaremos tarde a nuestra siguiente clase... Ugh, tengo química ahora.— Recordó con fastidio —No soporto a ese profesor cabeza de huevo. ¿Qué hay de ustedes?

—Vaya, creí que era el único...— El vulpino se detuvo al darse cuenta de su error —La única que pensaba así sobre él.

—Sus clases son muy aburridas.— Aportó Knuckles —Yo tengo clase de Literatura con la profesora Vanilla.

—¿Y tú, Tails?

—Uh, ahora que lo mencionas, no lo sé...— El vulpino comenzó a buscar el horario en su mochila.

—¿Aún no te sabes el calendario? Oh, no te juzgo, yo tampoco me lo sé aún.

—Ella es nueva, Knux. Tu solo eres olvidadizo.— Se burló Sonic.

—Me ofendería, pero es cierto.

—Matemáticas, con el profesor Chuck.— Leyó Tails.

—Oh, te va a agradar él.— Fue lo último que el cobalto alcanzó a decir antes de que sonara el timbre que indicaba el inicio de clases —Bueno, nos vemos más tarde, Tails.— Se despidió mientras se levantaba de su sitio junto a Knucks —No me busques hoy, habrá un partido entre el equipo Dark y los Babylon Rogues. ¡No pienso perdérmelo por nada del mundo!

—¡Adiós! Un placer conocerte, solo una amiga de Sonic.— Se despidió Knuckles.

—Ya deja de llamarla así.— Lo reprendió Sonic.

El vulpino se despidió con un ademán mientras reía, levantándose de su sitio también.

Al final, haber ido a la cafetería no había sido tan mala idea... Tendría en cuenta frecuentar más el lugar.

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