I Love You Anyway

Capítulo 5: Vaya primer día.

Tails caminaba por los pasillos de la escuela con los ánimos por el subsuelo.

Necesitaba un respiro después de lo ocurrido en los baños, pero ni siquiera tenía idea de a dónde iba o qué hacer.

Estaba arrepentido de haberse separado de Shadow. Quién sabe qué podría pasarle si ese pajarraco y su compañero andaban por ahí todavía.

Pensó en buscar a Amy o Sonic, pero lo descartó de inmediato. No estaba de humor para responder a preguntas incómodas sobre porqué estaba empapado de pies a cabeza.

No deseaba preocuparlos.

Tal vez... Encontrar un lugar en el que podría llamar a su madre para explicarle la situación y que viniera a recogerlo era su mejor opción ahora mismo.

Sí, eso haría.

—¿Miles?

El vulpino detuvo su andar, maldiciéndose internamente a él mismo y a Amy, quien se encontraba frente a él junto a Sticks.

—¡Miles, ahí estás!— Saludó la erizo acercándose, lista para darle un abrazo, pero se detuvo —¿Miles? ¿Qué te pasó?— Cuestionó preocupada.

Obviamente, estaba refiriéndose al uniforme mojado.

—Sí... Te ves terrible.— Añadió Sticks.

—Ah... Es una historia graciosa.— Tails intentó sonreír y pretender que todo estaba bien, pero su rostro solo formó una mueca —V-Verás yo... Resbalé en el baño.

—Oh, Miles... Ven, ven aquí.— Llamó la erizo para que se acercara y le mostró el bolso deportivo que colgaba de su hombro —Sticks y yo nos dirigíamos hacia el camerino. Acompáñanos, ahí podrás secarte un poco antes de tu próxima clase.

El zorrito suspiró resignado y se dejó arrastrar por su amiga hasta el lugar.

Durante el recorrido, todos a su alrededor se le quedaban mirando, cosa que lo hacía sentirse bastante frustrado consigo mismo.

Nada le estaba saliendo bien hoy.

Finalmente llegaron al camerino. Amy entró y Sticks estaba por seguirla, pero Tails la detuvo.

—Espera.— Dijo, deteniéndose en la entrada.

—¿Qué pasa?— Cuestionó la tejón.

—No puedo entrar.— Señaló el cartel —Es el camerino de mujeres.

—Ah, no te preocupes por eso. Venimos aquí desde inicios del año, a esta hora siempre está vacío.— Intentó tranquilizarlo, pero no funcionó porque el vulpino no se movió —Relájate, de todos modos, con la falda pasarás desapercibido.

—Sticks, no puedo entrar ahí.— Insistió, pero la castaña se posicionó detrás de él repentinamente y comenzó a empujarlo dentro —¡Sticks, no!

—¡Solo entra ya!

—¿Tails?— Ambos dejaron de forcejear al oír una tercera voz que no era de Amy.

En ese momento, el zorro deseó que el mundo se lo tragara. Maldita sea, ¿por qué aquí? ¿por qué ahora? ¿por qué él?

—Sooonic...— Saludó con evidente nerviosismo —Hola.

—¿Por qué estás tan mojada?— Cuestionó el erizo acercándose, poniendo al vulpino bastante nervioso.

—Y-Yo...

—Eso no es de tu incumbencia.— Interrumpió Sticks observando al cobalto con recelo, ignorando olímpicamente sus llamados y empujando al zorro dentro del camerino.